La región latinoamericana continúa sin reconocer al nuevo gobierno paraguayo tras la destitución de Fernando Lugo informan las agencias, mientras Estados Unidos no quiso sentar posición sobre si el juicio político al presidente paraguayo Fernando Lugo constituyó o no un golpe de Estado encubierto. Washington sólo se pronunció a favor del “debido proceso”.
Brasil y de los países del Cono Sur en lugar de pedir la intervención de la OEA –única organización donde se sigue sintiendo la influencia estadounidense–, le dieron unánimemente preponderancia a Unasur y al Mercosur.
Sin embargo, la organización afirmó que es "inaceptable lo expedito del juicio político contra el presidente constitucional y democráticamente electo", señaló la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ente autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), al destacar que el procedimiento "afecta la vigencia del Estado de derecho en Paraguay".
"Es una parodia de la justicia y un atropello al Estado de derecho remover a un presidente en 24 horas, sin garantías para defenderse", estimó a la prensa en Washington el secretario ejecutivo de la CIDH, Santiago Canton.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, afirmó este sábado que la comunidad internacional observó un "irrespeto" al debido proceso durante el procedimiento en el que se destituyó a Lugo de la presidencia paraguaya.
"Es una parodia de la justicia y un atropello al Estado de derecho remover a un presidente en 24 horas, sin garantías para defenderse", estimó a la prensa en Washington el secretario ejecutivo de la CIDH, Santiago Canton.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, afirmó este sábado que la comunidad internacional observó un "irrespeto" al debido proceso durante el procedimiento en el que se destituyó a Lugo de la presidencia paraguaya.
Argentina retiró a su embajador de Asunción y Uruguay y Brasil llamaron a consultas a sus representantes diplomáticos.
El presidente de Nicaragua Daniel Ortega anunció que su gobierno "no puede reconocer" al nuevo gobierno paraguayo porque es producto "de un plan claramente articulado entre la oligarquía, las fuerzas derechistas y las fuerzas armadas" de ese país.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, tampoco reconocerá a Federico Franco, pese a que Lugo -destituido 13 meses antes de culminar su mandato- acató el fallo de destitución.
El presidente de Venezuela Hugo Chávez y su par boliviano Evo Morales hicieron lo propio desde el viernes.
Además, el gobierno panameño puso en duda este sábado la legalidad del proceso de destitución, mientras que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo que "no se deben utilizar esos procedimientos legales para abusar en cierta forma del poder". "Deja un muy mal sabor", estimó.
Perú y Ecuador mencionaron la posibilidad de convocar una reunión extraordinaria de la Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas) la semana que viene para abordar lo ocurrido.
Cuba estimó que "este golpe se suma a la larga lista de atentados contra la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos" y aseguró que "no reconocerá autoridad alguna que no emane del sufragio legítimo".
El gobierno de México, en tanto, consideró que el proceso "no otorgó al ex presidente Lugo los espacios y tiempos para la debida defensa", mientras que el presidente peruano, Ollanta Humala, calificó la destitución "un revés al proceso democrático en la región".
Costa Rica deploró también el hecho al estimar "que muestra visos de golpe de Estado" y expresó la disposición de conceder a Lugo "o a algún miembro de su Gabinete, si tienen a bien formular una petición" de asilo.
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