Alejandra Brito Blanco .- Resulta profundamente molesto volver a escuchar lo mismo cada vez que un representante gubernamental estadounidense habla sobre Cuba. “Están en una pésima situación de derechos humanos”, suelen decir. “No se respetan las libertades de los ciudadanos”, “viven en un país inseguro, donde son reprimidos”. “encarcelan niños”, “las cárceles están llenas de presos políticos”, repiten hasta el cansancio, junto a otras sandeces sin fundamento.
No somos perfectos, nadie lo es. Sin importar cuántas pruebas se presenten, la realidad cubana siempre será manipulada, torcida, hasta convertir el país en un “infierno sobre la Tierra” ante los ojos de la opinión pública internacional.
Se trata del mismo discurso hipócrita, de doble rasero, que ha permanecido durante más de 60 años. Pongamos, por ejemplo, la última entrevista ofrecida por el Encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos a Cubanet, una de las plataformas contrarrevolucionarias en boga, financiadas por capital estadounidense. Allí trató temas tan manidos como la migración y los derechos humanos en Cuba, entre otros.
“Izquierdos” humanos en el país de la libertad
Habló, como siempre, del “deterioro” de la situación de derechos humanos en la Isla. Zúñiga-Brown, al parecer, no ve las noticias de su propio país. No sabe de la brutalidad policial que lacera la integridad física de millones. George Floyd, Breonna Taylor, Amir Locke…son demasiados los nombres de personas negras, asesinadas por quienes se suponía que deberían protegerlas, a causa del abuso de poder y el racismo sistémico. Como si arrastrar a un chofer parapléjico fuera de su auto, frente a su hijo de 3 años no fuera suficiente.
Otras minorías también son blanco de arbitrariedades. Según la propia CNN, un medio conocido por su reaccionario discurso hacia Cuba, más de 2600 latinos han perdido la vida a manos de fuerzas del orden. Un informe publicado por Unidos US refiere que entre 2014 y mayo de 2021, 15.085 personas murieron bajo custodia policial o en encuentros con agentes.
Niegan la brecha de desigualdad social, ahora ensanchada por la pandemia y la crisis económica. Los culpables siempre serán los pobres y los negros, claro, por “vagos y delincuentes”. Sí, en este siglo todavía persisten estas formas de discriminación, incluso en el aclamado “país de la libertad”.
La desigualdad racial, la violencia del extremismo blanco, las violaciones de los derechos de inmigrantes y solicitantes de asilo, así como las disparidades económicas y el cambio climático, se encontraban entre los principales ámbitos de incumplimiento de garantías fundamentales en Estados Unidos, según el Informe de Human Rights Watch.
Con esta situación interna, ¿quién tendría tiempo para mirar hacia otro lugar? El gobierno estadounidense, al parecer, no acaba de concentrarse en su propia agenda.
Politización del tema migratorio
El Encargado de Negocios también se refirió a la preocupación de su gobierno por el aumento del flujo migratorio. En sus palabras, “es importante darles a ellos, al público cubano, una manera de poder tener salidas legales, ordenadas y seguras hacia los Estados Unidos desde La Habana”. Cuánta hipocresía.
En primer lugar, ellos mismos dejaron inoperantes los servicios consulares en la capital cubana, con el pretexto de los ataques sónicos. A estas alturas, no han logrado encontrar una sola evidencia sobre las pretendidas agresiones. Además de incumplir los acuerdos migratorios suscritos con Cuba, ejercen presión a gobiernos latinoamericanos para cerrar los canales de emigración “segura y ordenada” que tanto claman defender.
Según las declaraciones de Zúñiga-Brown, tras la reapertura de los procesos consulares solo se otorgarían visas de inmigrante, no turísticas y de estadía corta. Ahí se constata la intención de asociar la emigración con un proceso definitivo, condicionado políticamente.
El entrevistado afirma querer mandar un mensaje “claro y contundente”: “serán regresados si tratan de ir de una forma que no es ordenada, segura y formal”. Resulta sumamente contradictorio, cuando el gobierno mantiene una política de incitación a la emigración ilegal, con la permanencia de la Ley de Ajuste Cubano.
Identifica como causas de las salidas masivas a la “falta de oportunidades económicas, de seguridad ciudadana y de respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales”. El mismo estribillo, de nuevo.
El impacto de más de medio siglo de persecución económica resulta notable en las diferentes esferas de desarrollo nacional. Sobre el gobierno de Estados Unidos y su bloqueo recae gran parte de la responsabilidad de las carencias internas. Ellos mismos tienen su #BareShelvesBiden, pero se hacen los de la vista gorda al apuntar el dedo hacia Cuba.
Inseguridad ciudadana, 11 de julio y Biden
Si Cuba es un país tan inseguro, como afirma el líder de la diplomacia estadounidense en Cuba, ¿Cómo él mismo puede circular por la nación sin guardaespaldas ni autos blindados? Eso es mucho más de lo que pueden decir representantes extranjeros en su propia patria.
Además del ya mencionado tema de la brutalidad policial, más de un presidente norteño ha sido asesinado. En Cuba nunca ha sucedido algo así, y la lista de atentados al Comandante en Jefe es bien extensa, con preponderancia de acciones de la CIA.
Como parte de un guion bien asumido, vuelve a la retórica de las “protestas pacíficas” del 11 de julio y la detención de “presos políticos”. Se ha demostrado hasta el cansancio que existió violencia, robo y vandalismo en los disturbios. Por tanto, de paz, nada. Además, según criterios del derecho internacional, quienes delinquieron en este contexto no puede ser considerados en esta categoría.
Otra discordancia en las declaraciones del representante estadounidense es la supuesta “posición consecuente” de la administración de Joe Biden hacia el Estado caribeño. Lo que inició con la declarada intención de retomar la política de Obama, durante la campaña presidencial, paso a sacar a Cuba de las prioridades del gobierno, en sus inicios. Luego, de manera súbita, tras los acontecimientos del julio de 2021, parecieron volver su vista nuevamente hacia la Isla.
Sin embargo, ha quedado clara la continuidad de la política hostil hacia la república antillana. El financiamiento de programas subversivos nunca se detuvo, ni las recrudecidas presiones económicas que tanto impactan en el día a día de los cubanos.
A nadie le gusta escuchar un disco rayado. Aturde, causa molestia y repulsión. Pasan los años, pero el discurso de descrédito sigue intacto, a veces con diferentes palabras, pero con una esencia inalterable. Sin van a hablar mal de nosotros, lo menos que podemos esperar es un poco de creatividad.
¿Quieren bienestar para el pueblo? Déjennos vivir en paz. Ni más ni menos.
http://razonesdecuba.cu/el-aburrido-rostro-del-discurso-de-estados-unidos-sobre-cuba/
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