Quejas por las elecciones en Cuba

Foto: ACN
Norelys Morales Aguilera.─ Gimotean a diestra y siniestra, politólogos liberales y partidos mediáticos, mercenarios al servicio de una potencia extranjera, todos, y arrastran a los engañados con las bondades de la democracia representativa, a la cual históricamente no se le pueden escamotear algunos méritos, pero que en resumidas cuentas no benefician a ese sagrado ideal del dḗmos y krátos griegos, resumido en poder para el pueblo.

La plutocracia mundial siente horror vacui ('miedo al vacío') porque la masa irredenta, hoy seducida por saberes y praxis, sería la que llevaría las riendas de las sociedades.  Muchos ciudadanos comunes se conforman con el consumismo depredador, al tiempo que miran a otro lado cuando se percatan de que “La miseria masiva es el precio que los países pobres pagan para que el seis por ciento de la población mundial pueda consumir impunemente la mitad de la riqueza que el mundo entero genera.”, según Eduardo Galeano.

Tanto miedo inducen los ricos, que parece locura que suceda. Pero el miedo es cultivado por los explotadores, aunque estén ataviados con cánticos robados al pueblo. No olvidemos, nos recuerda Galeano también, que los esclavos subían temblando a los barcos, porque creían que iban a ser comidos, y tan equivocados no estaban, al fin y al cabo el tráfico negrero fue la boca que devoró al África (...)

Lamentablemente hoy hay equivocados pensando que seremos comidos por el socialismo, con el uso de lo emocional y el engaño para inducir al miedo. Casi todos habrán leído como la agencia AP usa siempre para Cuba la expresión: “la Isla Comunista”. Claro está que no lo dicen por afecto, como no por afecto se quejan de nuestras elecciones esa agencia y los conglomerados mediáticos y contrarrevolucionarios. Otros quisieran ver peleas de perros por un puesto por intereses. No lo ven en Cuba.

Se quejan. Sí se quejan unas veces por ignorancia (las menos) y otras por engaños bien estudiados. Pero, lo que sucede es que Cuba halló un modo de sortear esa democracia de marketing y venta al por mayor de la creencia de ser dueños de elegir a sus gobernantes y poderes, mientras sus votos solo sirven a los intereses de los poderosos. El escritor mexicano Juan Villoro hace un relato esclarecedor,  bello y acucioso del asunto en: "Prohibido votar por una indígena".

¡Cómo no van a quejarse de que los cubanos puedan elegir de forma directa la democracia que se han dado!

Les parece una profanación de su cacareada democracia la elección de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular por voto directo en los municipios.

Al no poder callar que son los vecinos en los barrios quienes eligen sus representantes, que a su vez conforman las asambleas municipales del poder popular, inventan y reproducen represiones. En cambio, sucede que los electores llevan a candidatos aquellos que saben serán sus verdaderos representantes, y no los representantes de politiqueros, fortunas o abolengos. Gente de pueblo en definitiva, que no traiciona. Por eso los eligen en fraternas disputas.

Silencian la cantidad de mujeres que integran los órganos del poder popular cubano.

Un escándalo mayúsculo, quizás la mayor queja, es que Cuba tenga un solo Partido, constitucionalmente refrendado, pero ese Partido Comunista, sí comunista, no es un partido electoral, que tiene por encima los intereses nacionales.

Les asusta perder las poderosas maquinarias electorales, que derrocan dinero público y de lobistas, para dar puestos a corruptos y antidemocráticos que sustentan el poder del capital.

El poder es del pueblo: se quejan y chillan, pero las respuestas definitivas y contundentes las tienen en Cuba, no por su “pluripartidismo” sino por nuestro millonaripartidismo, como dijo Fidel. 

En Cuba cada quien vota por quien desea, pero resultará abrumador el voto unido, que nos distingue, que nos une más.

¿Quieren comprobar lo que es el rostro popular de una democracia superior?

Vea los resultados de las elecciones este 11 de marzo de 2018, cuando no tendremos físicamente a Fidel, pero su obra inmensa, de audacia suprema, nos tiende el derrotero, por todos, con todos y para el bien de todos.

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