Según el Centro Brady para la Prevención de la Violencia, en EEUU fallecen cada año casi 34 mil personas por arma de fuego. Cada día, 309 personas reciben disparos, 93 de las cuales mueren.
Repasando estos datos, resulta paradójico que el Departamento de Estado, en septiembre pasado, pidiera a su ciudadanía no viajar a Cuba por “falta de seguridad”. El argumento: unos supuestos “ataques acústicos” contra sus diplomáticos en La Habana. “Los ciudadanos estadounidenses también pueden estar expuestos a ese peligro”, decía el comunicado oficial.
Pasados varios meses, sin la menor prueba de los dichosos “ataques sónicos”, la Casa Blanca rebajaba el nivel de alarma de viajes a Cuba. Los pasaba del nivel 4 (alerta máxima) al nivel 3, también de emergencia. Ahora, recomienda “reconsiderar cualquier viaje a Cuba”, “debido a serios riesgos para la seguridad” del visitante.
En 2017 se ha triplicado el número de viajeros de EEUU a la Isla. Han sido 1,7 millones de personas, de ellas 619 mil de origen no cubano, un grupo que ha crecido el 217 % en un año.
Son cifras espectaculares, teniendo en cuenta la prohibición del turismo normal, y que solo corresponden a viajes culturales, educativos o de intercambio. Datos preocupantes, sin duda, para los halcones de ultraderecha, que no cejan en su empeño de dañar la economía cubana.
Hace unos días, en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur) Cuba era galardonada con uno de los Premios “Excelencias”, por ser “uno de los destinos más seguros del mundo”.
Una sonora bofetada al Departamento de Estado que, curiosamente, ha pasado desapercibida para la prensa española, interesada en seguir proyectando la imagen más truculenta y decadente de Cuba.
Fuente original de este blog Isla Mía adaptado por CubainformacionTv
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