En esos ejercicios políticos de baja catadura moral, manipulan y se dejan manipular por profesionales de medios alineados al capital, que han hecho carrera por esos rumbos como el periodista mejicano y fanático antichavista Jorge Ramos.
En una entrevista en España que se suponía dedicada al último libro de Vargas Llosa, La Fiesta del Chivo, que enfrenta dos acusaciones de plagio, sobre la vida del dictador dominicano Trujillo, Ramos desvía preguntas sobre la "dictadura cubana" y la situación en Venezuela.
De hablar contra Cuba y la “dictadura cubana” le debe doler la lengua con esa hiperactividad mediática que le resulta redituable. Lo prueba la invitación que hiciera a la “opositora” Yoani Sánchez para capacitarla en los trucos del neoliberalismo, porque ella "Es la persona que encarna más que nadie en Latinoamérica el amor a la libertad" (y al dinero ¿no?)
A continuación afirmó que cuando se cierra completamente la legalidad, él sí ve justificado un acto de "ajusticiamiento".
No hay que ser demasiado perspicaz para entenderlo y que el mensaje cale en la tierra fértil de los violentos venezolanos.
Sin embargo, las estupideces de Vargas Llosa, que reproducen a sus mentores ideológicos, en buena hora, tienen antídoto.
El 8 de enero 2014 Vargas Llosa estaba por llegar a Bolivia como parte de la estrategia de Estados Unidos para restaurar la derecha y el neoliberalismo en América Latina empleando a la intelectualidad. El vicepresidente boliviano e intelectual revolucionario, Álvaro García Linera, hizo la siguiente valoración:
"Como político, es un hombre fracasado, un dinosaurio que debería estar en un parque jurásico porque en el siglo XXI hablar de neoliberalismo es (como estar en) un parque jurásico que está en vías de extinción".
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