La Florida por la elección presidencial en EE.UU. y el jelengue de la contrarrevolución

Norelys Morales Aguilera.- El Estado de Florida se ha vuelto un verdadero campo de batalla para el presidente Barack Obama y el desafiante Mitt Romney, en su carrera por llegar a la Casa Blanca, según ANSA.

De acuerdo a un sondeo de opinión dado a conocer este 15 de julio, realizado por el Tampa Bay Times, el Miami Herald y Bay News 9, Obama y Romney están igualados en el estado del sur de Estados Unidos, donde tendrá lugar la "mayor batalla electoral por la presidencia" de cara al 6 de noviembre, mientras en una victoria para los republicanos, el gobierno federal ha accedido a que Florida use una base de datos policial para cuestionar el derecho al voto de quienes sospeche no son ciudadanos de Estados Unidos.

Por su parte, Obama defendió en una entrevista con una televisora de Miami su decisión de flexibilizar aspectos puntuales de la política hacia la isla, en particular las restricciones en los viajes y envíos de remesas que había impuesto su antecesor George W. Bush. Aunque no sorprendió que condicionara la posible mejoría en las relaciones con Cuba a un cambio de postura política del gobierno de la Isla.

Sin embargo, los políticos de Florida, que viven además del negocio de la contrarrevolución, adversan a Obama las tibias medidas desde el comienzo de su mandato con el argumento de que ayuda a mantener el “régimen castrista”.

En un hecho inédito salía legalmente el primer barco en 50 años de Miami hacia La Habana con una carga de mercancía humanitaria básica, apenas un simbólico contenedor, permitida por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) y el Departamento de Comercio de Estados Unidos. Todo supuestamente legal.

Pero, la congresista extremista y con vínculos con el terrorismo miamense y el lobby judío, Ileana Ros-Lehtinen, presidenta del Comité de Relaciones Exteriores, envió una carta a la OFAC quejándose del permiso y pidiendo una investigación sobre la posible violación de la ley Helms-Burton del bloqueo a Cuba.

Mario Díaz Balart, otro de los congresistas republicanos del sur de Florida, opuesto a los viajes familiares clama por volver a las restricciones de la etapa del presidente George W. Bush.

David Rivera ha sacado sus ínfulas de activo paladín “anticastrista”, a pesar de sus oscuras actividades económicas personales, denunciadas hasta por The Miami Herald y El Nuevo Herald cuando algo cierto hay pues no se ha atrevido a desmentir a los diarios.

Rivera no consiguió frenar los viajes a la isla desde Florida, al ser de competencia federal. Se lo negó un juez, como el que ya ha paralizado otra ley estatal que trataba de prohibir contratos a empresas con negocios en Cuba. Pero ha logrado una restricción a los viajes religiosos y culturales, y la ha emprendido nada menos que con la Ley de Ajuste Cubano, que también objeta el benjamín Marco Rubio.

Aunque, Rivera logró introducir una cláusula en una ley sobre gastos de Defensa que prohíbe a las compañías que hacen negocios con Cuba —al igual que con otros países considerados por Estados Unidos patrocinadores del terrorismo, como Siria, Sudán e Irán—, tener contratos con ese departamento.

Estos y otros personajes, contando las migajas a sus mercenarios en la Isla, son beneficiarios de los fondos que EE.UU. destina solo a sus campañas mediáticas contra Cuba que superan los entregados a América Latina desde los tiempos de la llamada Alianza para el Progreso.

Y, como botón de muestra del dinero que mueve el negocio de la contrarrevolución de 2007 a 2009 los gastos de una sola organización, Directorio Democrático Cubano, radicado en Miami, incluyeron más de 913 mil dólares para viajes; 2 millones 279 mil para los sueldos y salarios (incluida la esposa del dueño); 331 mil para oficinas en Europa, América Central y América del Sur; 550 mil para los programas en el extranjero y el costo de las visitas y representaciones (República Dominicana, 200 mil 557; Argentina, 126 mil 412; México 56 mil 936 y Costa Rica 59 mil 988 dólares.

El Departamento de Estado destinó en el año 2010, 447,7 millones de dólares para “mejorar la seguridad, fortalecer las instituciones democráticas, promover la prosperidad e invertir en la gente” en América Latina. Para Cuba fue consignado el 4,48% del presupuesto de la región (20 millones de dólares), supuestamente para promover la democracia, ayudar a los presos contrarrevolucionarios y a otras supuestas víctimas.

Las operaciones de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional [USAID] y el Departamento Estado hacia en Cuba son “programas políticos” semi clandestinos, manejados de manera diferente a cualquier otro programa de desarrollo de EE.UU. en el mundo, ha dicho el ex oficial de la USAID Gerald Hyman.

Recientemente la USAID, su Oficina de Asuntos Cubanos (LAC) ha informado que hasta el 27 de julio recibirá aplicaciones para un programa denominado “Democracia Digital“: “USAID está contemplando la concesión de un máximo de dos acuerdos de cooperación por un total de hasta $ 3 millones por proyecto para un período de hasta tres años”.

En este jelengue de dinero contante y sonante, junto con la agresividad y la politiquería el Estado de La Florida será decisivo para las elecciones presidenciales en Estados Unidos como si la Isla fuera el ombligo del mundo. Casos y cosas de la política norteamericana.


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