Norelys Morales Aguilera- Recientemente el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrila, rechazó vincular el levantamiento del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba con la suerte de Alan Gross, un supuesto contratista estadounidense detenido en La Habana.
Sus declaraciones respondieron al Secretario Asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela, quien ha dicho que la permanencia en prisión de Gross impide a Washington "avanzar con cierta clase de medidas que tomaríamos hacia Cuba".
Pronunciamientos de este tipo y la incapacidad de Washington para explicar las actividades de Gross de un modo razonable hacen pensar que es el gobierno cubano quien lleva la razón en el pulseo.
En diciembre pasado Gross, fue arrestado en el aeropuerto José Martí de La Habana cuando estaba a punto de salir de Cuba, tras terminar su misión de suministrar equipamiento para conexión satelital, BANG (Broadband Global Area Network).
Alan Gross viajó a Cuba para implementar un contrato del gobierno de Estados Unidos, comprendido bajo la Sección 109 de la Ley Helms–Burton, no derogada en la administración Obama, por la cual el Presidente de Estados Unidos “está autorizado para proporcionar asistencia y ofrecer todo tipo de apoyo a individuos y organizaciones no gubernamentales independientes para unir los esfuerzos con vistas a construir una democracia en Cuba”.
A pesar de que entró en la isla con un visado de turista, Gross no estaba en Cuba para observar la migración de las aves ni para asistir a la comunidad judía, como ha trascendido dijo, que su única intención era ayudar a la comunidad judía cubana a mejorar su tecnología de comunicaciones. La aduana cubana no tuvo conocimiento de nada significativo en su equipaje, lo que apunta a que fuera la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana quien se lo hubiera hecho llegar.
Es un experto en tecnología y proveedor del Departamento de Estado cuya especialidad consiste en llevar las señales de satélite hacia lugares remotos, que les permitiría conectarse con sus mercenarios por esa vía, manteniendo la incapacidad de Cuba de conectarse a Internet mediante los cables submarinos a los que no le dan acceso, o sea, algo más que repartir computadoras y celulares.
Se encontraba en la isla como representante de una empresa independiente y consultor de desarrollo económico de Development Alternatives, Inc (DAI), con negocios con el Departamento de Estado, en virtud de un contrato de $ 8.6 millones de la USAID.
John McAuliff, director ejecutivo del Fondo para la Reconciliación y el Desarrollo de Estados Unidos, ha señalado que no sólo son ilegales las acciones de Alan Gross bajo la legislación cubana, sino que también son ilegales bajo la ley de Estados Unidos.
“La ley de Registro de Agentes Extranjeros (de E.U.) tipifica como delito cualquier agente no registrado de una potencia extranjera quien “dentro de los Estados Unidos solicita, recoge, desembolsa, o dispensa contribuciones, préstamos, dinero u otras cosas de valor a favor o en interés del principal extranjero. En los E.U. un agente extranjero como tal podría ser condenado a una pena de 5 años de cárcel y una multa de 10.000 dólares”.
Desde su detención, los periodistas han preguntado en las ruedas de prensa del Departamento de Estado sobre la misión precisa de este contratista de la DAI en Cuba. La respuesta ha sido invariablemente que Alan Gross estaba en la Isla para ayudar a "organizaciones de la sociedad civil" para comunicarse mejor a través de la tecnología.
Una vez más están pillados en trajines agresivos, con un enviado cometiendo ilegalidades tanto en Estados Unidos como en Cuba, y por ahí viene la monserga, empezando por la Secretaria Hillary Clinton que ha dejado claro que EU destinará "los recursos diplomáticos, económicos y tecnológicos necesarios para expandir estas libertades", o sea las de Estados Unidos.
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