Legisladores republicanos utilizaron cerca de 25,000 dólares de los contribuyentes para apoyar al golpe de Estado en Honduras.
Un análisis de los informes de viajes de los congresistas muestra que cuatro legisladores de extrema derecha—Connie Mack (Florida), Brian P. Bilbray (California), Dana Rohrabacher (California), Ileana Ros-Lehtinen (Florida)—utilizaron el dinero para viajar, junto con su personal del partido, a Honduras durante los meses críticos tras el derrocamiento del presidente democráticamente electo Manuel Zelaya. Esos viajes fueron hechos por los golpistas y sus partidarios para crear una falsa sensación de legitimidad con respecto a sus tácticas de criminalización de la resistencia civil y el cierre de medios de comunicación en el país.
El 28 de junio de 2009 Zelaya fue forzado a dejar su cargo y exiliado a Costa Rica, en un golpe de Estado orquestado por la oligarquía de ese país. Roberto Micheletti, el entonces líder del Congreso Hondureño, fue designado para ser el nuevo presidente del gobierno de facto creado tras el golpe. La mayoría de los países alrededor del mundo condenaron el golpe, y al día siguiente el Presidente de los EEUU dijo a los reporteros que: “Creemos que el golpe no fue legal y que el Presidente Zelaya continúa siendo el presidente de Honduras, el presidente elegido democráticamente ahí.”
Menos de un mes después, luego de que el gobierno golpista de facto había aprobado un decreto que prohibía las libertades básicas como el derecho a la protesta y al debido proceso, los legisladores Bilbray y Mack viajaron a Tegucigalpa, Honduras el 25 de julio para mostrarle apoyo al régimen de Micheletti. Durante la expedición financiada por los contribuyentes, autonombrada como “viaje de delegación del Congreso”, los dos legisladores se reunieron con Micheletti, con empresarios y con legisladores participantes en el golpe. Mack, quien encabezó el viaje y quien antes de llegar a Honduras ya había mostrado su apoyo al gobierno golpista, repitió las mentiras sobre la legalidad y constitucionalidad del golpe dichas por los golpistas que sacaron a Zelaya a punta de pistola. Luego de la visita, Bilbray difundió esas mentiras a los medios estadunidenses e instó al gobierno de Obama a que negociara con Micheletti. El costo total de ese viaje facturado a los contribuyentes fue de USD $7,684.80, según informes del Congreso.
El 5 de octubre de 2009, unas semanas después de que el gobierno utilizara a los militares para clausurar y censurar a los medios opositores, la congresista Ros-Lehtinen, una republicana de alto rango del Comité de Asuntos Exteriores del Congreso, organizó otra visita a Honduras financiada con USD $9,562.68 de los fondos públicos. Ros-Lehtinen utilizó el viaje para impulsar al régimen de facto, el cual había sufrido un golpe significativo a fines de septiembre, cuando Zelaya había conseguido regresar al país, y estuvo atrapado dentro de la Embajada de Brasil en Tegucigalpa. Durante la visita, Ros-Lehtinen denunció la decisión del gobierno de los EEUU de retirar la ayuda financiera y las visas estadunidenses al gobierno golpista, y más tarde twitteo desde Honduras que el pueblo hondureño “¡no lo quiere [a Zelaya] de vuelta!”
Días antes de que Ros-Lehtinen, llegara a Tegucigalpa, el partidario golpista y senador republicano de Carolina del Norte, Jim DeMint, tuvo una disputa pública con el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el senador por Massachusetts John Kerry, sobre los viajes a Honduras. Cuando Kerry le bloqueó a DeMint el uso de fondos públicos para su viaje de apoyo al golpe, DeMint hizo que los militares de los EEUU lo llevaran a Honduras junto con otros tres legisladores. El viaje de Ros-Lehtinen no fue parte del viaje de DeMint, de acuerdo con Bradly Goehner, director republicano de comunicaciones y director del Comité de Asuntos Exteriores del Congreso.
El último viaje financiado por los contribuyentes para apoyar a los golpistas hondureños fue después de las elecciones presidenciales de noviembre, que se celebraron en medio de un clima de “intimidación, tortura, detenciones ilegales, y en casos extremos, asesinatos.” Después de un fraude electoral documentado, el candidato del Partido Nacional y partidario del golpe, Porfirio “Pepe” Lobo, fue anunciado como el ganador, con la aprobación de los resultados electorales del Departamento de Estado. Luego de que Lobo tomara posesión, el legislador republicano Rohrabacher, quien había escrito una carta de apoyo a Micheletti, viajo al país el 31 de enero para reunirse con Lobo. “Después de que el nuevo presidente fue electo, viajo a Honduras para hacerle saber al nuevo gobierno que los republicanos lo apoyaban,” dice Tara Olivia Setmayer, vocera de Rohrbacher. El viaje costó USD $7,473.40, arrojando un total de USD $24,720.88 en viajes de apoyo al golpe de Estado en Honduras.
En comparación con el presupuesto multimillonario del gobierno federal de los EEUU, esta cantidad pudiera parecer insignificante. Sin embargo, no se puede negar que esos fondos—que pudieran constituir el sueldo anual de una persona en los EEUU —fueron utilizados para los esfuerzos republicanos de apoyar a un régimen que continúa censurando a los medios opositores, criminalizando a los disidentes, y cometiendo numerosas violaciones a los derechos humanos en Honduras.
Fuente: http://www.narconews.com/Issue67/articulo4227.html
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