Solo recordar su apoyo a las guarimbas y la invasión supuestamente humanista desde Cúcuta, Colombia hacia Venezuela. El apoyo a las manifestaciones contrarrevolucionarias en Nicaragua y el apoyo incondicional a lo que parecía iba a convertirse en un golpe suave en Cuba, con su estela de odio y violencia.
Violencia y odio, es la receta promovida por el Pequeño Marco.
Pero, mientras sucedían los hechos de violencia en Estados Unidos con la invasión de los seguidores de Trump al Congreso gringo, Rubio tuiteó:
"No hay nada patriótico en lo que está ocurriendo en Capitol Hill. Esta es la anarquía antiamericana al estilo del tercer mundo."
O sea, que la anarquía no es patriótica en Estados Unidos y es al estilo del tercer mundo, allí donde él y otros personajes norteamericanos la promueven, no solo en los países citados sino en Ucrania y Bielorusia, por ejemplo.
Al tiempo que oportunista y ladinamente se separa de Trump ya en retirada, reniega de su medicina para Estados Unidos, "la ejemplar democracia" donde no hay golpe de estado porque no hay embajada gringa.
Lo que viene con Rubio en el gobierno de Joe Biden, es el fariseísmo que es la piedra angular de su política de baja catadura.
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