La CIA insiste en promover en Cuba una Revolución de Colores

Arthur González.─ Desde 1959 la CIA trabaja por derrocar a la Revolución cubana, muchos han sido sus programas y operaciones encubiertas para lograrlo, pero todas fracasaron, incluso sus planes de asesinato y los actos terroristas.

Ahora pretenden aprovechar las nuevas tecnologías de las infocomunicaciones para influir en los jóvenes y que estos se lancen a protestar contra las penurias, como si no supieran que las leyes yanquis para incrementar la guerra económica y financiera, son las responsables.

En 1996 la RAND Corporation, del Instituto de Investigaciones para la Defensa Nacional de Estados Unidos, preparó un estudio para el Departamento de Defensa, titulado “Las telecomunicaciones cubanas, las redes de computación y sus implicaciones en la política de Estados Unidos”, para “ayudar a la apertura en Cuba y forzar el surgimiento de una sociedad civil independiente”. 

Entre sus objetivos estaban: “alentar el enlace de Cuba a Internet, utilizarla para transmitir noticias y análisis balanceados, promover el uso en universidades y otros destinatarios”.

Eso es lo que hoy ejecutan para fabricar “opositores” y desvirtuar la realidad cubana entre la población, principalmente en los jóvenes.

Acto seguido el presidente William Clinton, ordenó a la USAID iniciar un programa hacia Cuba, al que denominaron “Proyecto Cuba”.

En marzo del 2005 Roger Noriega, Subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, afirmó en una audiencia congresional: “Estados Unidos flexibilizó los requisitos de las licencias para que, por primera vez, puedan ser entregadas computadoras personales de alta velocidad, a grupos de la sociedad civil en Cuba”.

Seguidamente la USAID repartió cerca de 35 millones dólares para proyectos subversivos contra Cuba, muchos de ellos vinculados al tema de la informática y las comunicaciones.

En mayo 2008, la USAID discutió la necesidad de distribuir 45,7 millones de dólares, asignados por el Presidente George W. Bush para la subversión contra Cuba y la necesidad de introducir en la Isla celulares, equipos modernos de comunicación, computación y software.

Con eso iniciaron una carrera desenfrenada para atraer a la juventud cubana y promover a través de Internet, desórdenes sociales al estilo de las llamadas “Revoluciones de Colores”.

En 2012 la Fundación Heritage y Google Ideas efectuaron un evento, donde recomendaron al gobierno norteamericano la creación de una red Wifi remota, para posibilitar el acceso a Internet de los cubanos. El Senador Marco Rubio, participante en el mismo, aseguró: “El sistema totalitario cubano podría derrumbarse, si todos los cubanos tuvieran libre acceso a Internet, pues Cuba seguiría la misma suerte de aquellos países que pasaron la Primavera Árabe”.

El 13 de junio del 2013 el Departamento de Estado anunció varios proyectos para promover la “democracia y los derechos humanos” en Cuba, uno de ellos con el uso de herramientas digitales “para ser utilizadas de forma selectiva y segura por la población civil cubana, junto con otra iniciativa para el fomento de igualdad y defensa de las redes sociales de los cubanos de raza negra”.

El portavoz de la Casa Blanca, Jim Carney, reconoció: “El Congreso financia programas para la democracia en Cuba, con el interés de ayudar a empoderar a los cubanos a fin de que puedan acceder a más información y para fortalecer a la sociedad”.

La guerra cibernética contra Cuba tiene la aprobación de la Casa Blanca, basada en el concepto señalado en el Plan de Transición, diseñado bajo la presidencia de George W. Bush, donde se afirma:

“Llegar a la juventud cubana representa una de las oportunidades más significativas para precipitar el fin del régimen. Esta generación tiene el vínculo más débil con la Revolución, su apatía y descontento son endémicos. Continuar aislando al régimen castrista al mismo tiempo que se da apoyo a la oposición democrática y se potencia a la emergente sociedad civil”.

Este objetivo fue empleado por la CIA contra países socialistas europeos, algo que en los años 50 del siglo XX delineó Allen Dulles, su director de 1953 a 1961, cuando afirmó:

“Sembrando el caos en la Unión Soviética sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos y les obligaremos a creer en ellos. Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos, pervertiremos. Gracias a su diversificado sistema propagandístico, Estados Unidos debe imponerle su visión, estilo de vida e intereses particulares al resto del mundo”.

Esos planes persiguen el sueño de provocar una rebelión popular en Cuba, encabezada por la juventud; por eso orientan a los “disidentes” a provocar incidentes en la vía pública, como hicieron las Damas de Blanco, José Daniel Ferrer en Santiago de Cuba y recientemente el llamado Movimiento San Isidro, pero ninguno ha contado con respaldo popular.

Un memorando presidencial firmado por Donald Trump el 17 de junio 2017, orienta al secretario de Estado Rex Tillerson, “organizar un grupo de trabajo para examinar los retos tecnológicos y oportunidades para expandir el acceso a Internet en la isla”.

Carl Meacham, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, encargado de América Latina en el equipo político, elevó en el 2011 el resultado de un estudio realizado donde se afirma:

“El Departamento de Estado ha entrenado a los periodistas en varios países, para que aumenten su capacidad de diseminar rápidamente la información precisa, sobre acontecimientos y asuntos importantes. Cuba es un caso singular en el gran proyecto de la política exterior norteamericana, nuestro equipo de trabajo trabaja por incrementar las capacidades básicas de computación y alfabetización del pueblo cubano, como medio de facultar a los cubanos para llevar a cabo cambios positivos en su propia sociedad.”

Esa es la estrategia que desarrollan contra la Revolución cubana, siguiendo los principios elaborados por Gene Sharp, de conjunto con especialistas de la CIA en temas subversivos, distribuidos en cinco etapas.

1ra. Promover acciones “no violentas” para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad, entre ellas denuncias de corrupción, promoción de intrigas o divulgación de falsos rumores.

2da. Desarrollar intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de “totalitarismo” contra el gobierno en el poder.

3ra. Lucha activa por “reivindicaciones políticas y sociales”, manipulando a la población para que emprenda manifestaciones y protestas violentas contra las instituciones estatales.

4ta. Operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, para crear un clima de ingobernabilidad.

5ta. Forzar la renuncia del presidente de turno, mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente preparar el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país.

Eso es lo que aspiran con algunos “disidentes”, entre ellos los provocadores del llamado Movimiento de San Isidro, carentes de principios éticos, pero como aseguró José Martí:

“Cuando hay hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres” 

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