Norelys Morales Aguilera.─ Premonitorio, como siempre, Fidel Castro alertaba el 14 noviembre de 2008: “Muchos sueñan que, con un simple cambio de mando en la jefatura del imperio, este sería más tolerante y menos belicoso. (…) Sería sumamente ingenuo creer que las buenas intenciones de una persona inteligente podrían cambiar lo que siglos de intereses y egoísmo han creado”. Donald Trump vendría a confirmarlo con creces.
Declarar una guerra a Cuba en tiempos de supuesta paz ha sido la tónica para la administración Trump. Todo comenzó en lo que llamó un "cambio de política", y no ha sido más que volver a los peores tiempos de la confrontación de la Guerra Fría y la persecución macartista. El ataque ha sido en todos los ámbitos concebibles para rendir al pueblo cubano por hambre y desesperación, esperando un cambio de régimen.
El bloqueo se ha recrudecido con saña. Comenzaron por destartalar las embajadas que se abrieron en La Habana y Washington durante el gobierno de Barack Obama, con el consiguiente perjuicio a las relaciones interfamiliares y viajes a ambos países. Todo bajo en engaño de un supuesto ataque sónico a diplomáticos estadounidenses.
Atacar todas las fuentes de abastecimiento a la economía cubana es una constante. El turismo, que es una base de ingresos principal ha sido agredido. Amenazas y sanciones a hoteleros y turoperadores. Restricción para los cruceros, suspensión de vuelos a los aeropuertos cubanos, menos a La Habana, "para acorralar al régimen" sin considerar que el sector privado emergente es afectado, así como las visitas de cubanos a la Isla de los residentes en Estados Unidos.
Llueven las listas de entidades cubanas sancionadas por quien no tiene autoridad para hacerlo, dado que Estados Unidos con Donald Trump a la cabeza, se arroga el derecho de ser policía del mundo con infundados pretextos. Una supuesta ayuda militar de Cuba a Venezuela, dándole ese carácter a la colaboración civil de la Isla, es la mentira más repetida por los personeros de Washington.
En febrero de 2018, Estados Unidos anunció la creación de la teask force (fuerza operativa o fuerzas de tarea) contra Cuba lo que significa: regular la información, controlar para, aprovechando los avances de las nuevas tecnologías, dominar el espacio y los flujos de contenido para subvertir el orden interno en nuestro país.
No podían faltar en los pretextos calumniosos la violación a los derechos humanos del "régimen de La Habana" que justifica la asignación de fondos millonarios para construir una oposición en Cuba, que solo encuentran en elementos desclasados y sin base social.
Lo que ha llegado al colmo del cinismo y la perversión ha sido impedir, mediante sanciones, que los buques petroleros que traen combustible a la Isla arriben a puertos cubanos. Es un acto de genocidio más, que en Cuba se ha sorteado mediante la comprensión y solidaridad de la gente cubana, que se aplica al trabajo y el ahorro, sin que aparezcan los estallidos de protestas que desean estimular.
Mientras tanto, los políticos de Donald Trump atacan la colaboración médica cubana, que es ejemplo de cooperación Sur-Sur con países de escasos recursos especialmente. Han llegado al grotesco cuando acusan a Cuba de "trata de personas" y "trabajo esclavo", refiriéndose a los médicos cubanos, que voluntariamente aceptan sus misiones. Misioneros son y no instrumentos de un "régimen" como acusan calumniosamente.
Baste señalar para comprender el ensañamiento y la impotencia de Estados Unidos, que prácticamente no hay semana que los cubanos no escuchen de nuevas sanciones contra su país. Van desde multas a cualquier transacción comercial con Cuba, hasta la aplicación extraterritorial de sus leyes para lo cual han activado el título III de la Ley Helms-Burton.
Con Trump se ha desatado la cloaca mafiosa de La Florida, donde políticos corruptos y revanchistas ofrecen votos para su reelección. Las campañas mediáticas en medios y redes vociferan contra el gobierno y las instituciones cubanas. El dinero corre y la propaganda política también.
A los intereses y el egoísmo de Washington los acompañan la propaganda por todas las formas posibles. Así en días recientes, muy promocionado por la embajada USA en La Habana, y publicado en medios de la derecha, apareció un artículo de Michael Kozak, secretario adjunto interino de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EE.UU. El hombre se explaya defendiendo la democracia de América para los americanos de la doctrina Monroe.
Kozak defiende atacar a Venezuela, el golpe de estado en Bolivia y descalifica las protestas en varios países (Chile, Ecuador, Colombia, Haití) como un ataque a la democracia. Es un ejemplo paradigmático del imperio que se siente dominante del patio trasero.
Bien alertó Fidel Castro y lo hemos visto en Cuba y América Latina, Estados Unidos es el emporio de los intereses y el egoísmo, del engaño y la manipulación creado durante siglos. Nadie se llame a engaño.
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