Manipulación de la Ley, nueva táctica de Estados Unidos

Arthur González.─ La condena de Luiz Inácio Lula da Silva, es la materialización más reciente de la nueva estrategia de Estados Unidos contra la izquierda latinoamericana, en la cual se emplea a la justicia como fórmula para quitar del camino a los líderes elegidos por el pueblo en las urnas.

Ya lo emplearon en el mismo Brasil contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff, a quien sacaron del cargo acusándola de corrupción, sin una sola prueba, a pesar de que aquellos funcionarios que fueron reclutados para la farsa, eran verdaderos corruptos, como lo es también el actual presidente de Brasil.

Con el apoyo total de la prensa derechista controlada por los partidos que responden a los intereses yanquis, las campañas mediáticas se diseñan para engañar a la población y fabricar estados de opinión que apoyen las inventadas acusaciones contra los líderes políticos que Estados Unidos no acepta.

Las primeras acciones contra Dilma fueron las manifestaciones organizadas y financiadas en su contra, para crear el caos y hacerle creer al pueblo que todo era responsabilidad de la mandataria, lo que está basado en las tácticas diseñadas por Gene Sharp, y que le fueron aplicadas exactamente a la Presidenta del Partido de los Trabajadores, entre ellas:

  • Promover acciones “no violentas” para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad, destacando denuncias de corrupción, promoción de intrigas o divulgación de falsos rumores.
  • Desarrollar intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de “totalitarismo” contra el gobierno en el poder.
  • Lucha activa por “reivindicaciones políticas y sociales”, y manipulación de los colectivos para que emprendan manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones.
  • Operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, creando un clima de “ingobernabilidad”.

A Temer, presidente impuesto que tiene los niveles de popularidad más bajos de la historia de Brasil, no lo llevan a los tribunales para juzgarlo por sus acciones de corrupción comprobadas en grabaciones telefónicas y filmaciones, además de otras pruebas de carácter legal, porque la mayoría de los Senadores responden a los partidos de derecha, en plena concordancia con los dictados de la embajada de Estados Unidos en Brasilia, donde sus diplomáticos campean libremente por oficinas y pasillos de la Cancillería y del Congreso, presionando y reclutando a diestra y siniestra.

A la ex presidenta Cristina Fernández le hacen lo mismo, con el marcado propósito de evitar su postulación para las próximas elecciones argentinas. El acoso y denuncias respecto a inventados casos de corrupción evidencian el mismo camino, poniéndose al descubierto que esa es la actual estrategia para legitimar las mentiras conformadas contra todos los que se pronuncien a favor de medidas que beneficien a los de menos recursos.

La reciente sanción contra Lula no deja la más mínima duda de que esa será la actuación en lo adelante, y llama la atención que, sin prueba alguna, solo por falsedades afirmadas por las campañas de prensa al servicio de la derecha, fueron trasladadas a la justicia como ciertas, algo que evidencia que son parte del diseño estratégico ideado por Estados Unidos.

A Lula da Silva lo condenaron en juicios casi sumarísimos, por la rapidez empleada, cuando causas muchos más graves demoran meses y hasta años en ser culminadas, todo con el fin de evitar su participación en las elecciones presidenciales, porque en la ley de Brasil una persona con condenas judiciales no puede ser elegida para cargos de esa envergadura.

A pesar de las magnificadas cruzadas mediáticas en su contra, su imagen popular no se vio afectada entre los electores, porque los trabajadores saben que todo es un invento político para cortarle el camino a la presidencia, y hoy Lula cuenta con el apoyo mayoritario de los brasileños.

De la derecha hay que aprender a ser implacable con los asalariados y peones de los yanquis. Los partidos de izquierda en Latinoamérica tienen que repensar en los más mínimos detalles sin caer en ingenuidades, para mantener el poder y enfrentar con la verdad a la prensa al servicio del imperio.

Cada mentira tiene que ser descaracterizada, hay que emplear las redes sociales para llegar a toda la población con la verdad; descubrir y denunciar el accionar de los “diplomáticos” de Estados Unidos sobre congresistas, funcionarios de alto nivel, abogados y fiscales, quienes se dejan presionar y chantajear por ellos, tal y como se les ve hacer en las reuniones de Naciones Unidas cuando desean un voto a su favor.

Prueba de que contra Lula todo fue políticamente diseñado con antelación, es la información que acaba de publicar el diario O Globo, respecto a la celda que la Policía Federal local (PF), preparó especialmente para él, en la prisión de la sureña ciudad de Curitiba.

El proceso con el dirigente del Partidos de los Trabajadores es una farsa total, diseñada desde que manifestó su interés de presentarse en las elecciones y no habrá ningún recurso legal que impida su reclusión por 12 años, como escarmiento para aquellos que intenten aponerse a los dictados de Washington en América Latina, pues como afirmó sínicamente el ex secretario de Estado Rex Tillerson, lo que está vigente es la imperial Doctrina Monroe, de que “América es solo para ellos”.

Ante los vientos del aletear del águila imperial, debemos tener presente lo que alertó José Martí, al que denominó “El Norte brutal que nos desprecia”:

“¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el Gigante de las Siete leguas!”

“Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.”

Fuente original: https://heraldocubano.wordpress.com/2018/04/07/manipulacion-de-la-ley-nueva-tactica-de-estados-unidos/

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