Lázaro Barredo Medina.─ Tanto en Miami como en Nueva Jersey se han desarrollado las bases de la industria anticubana para fomentar las presiones, justificar las sanciones y la hostilidad hacia la Isla y así convertir en un imposible cualquier proyecto de mejoramiento de las relaciones entre ambas naciones.
La contrarrevolución ha canalizado siempre sus “intereses especiales” hacia el Congreso en las distintas etapas de la confrontación entre las clases políticas dominantes en Estados Unidos y la Revolución, hasta llegar al momento actual, en el que las figuras más visibles de apoyo (o promotores) de las controvertidas medidas de Donald Trump son los senadores Marco Rubio y Robert Menéndez, dos camajanes de la política estadounidense.
Siempre hay money detrás de lo que esta gente está haciendo. Por tal motivo, dentro de ese estercolero cabe esperar de todo y, sobre todo, ellos son paladines de la búsqueda de beneficios y poco les importan las consecuencias y el daño que provocan a los propios intereses nacionales de Estados Unidos. Su fórmula es yo primero, yo después y yo siempre. En realidad, odian a la nación cubana y son artífices de medidas canallescas que pretenden traer sufrimiento y dolor sobre la población en la Isla.
Lo risible es que ni Bob Menéndez ni Marcos Rubio nacieron en Cuba, incluso sus familias emigraron a Norteamérica en época de la dictadura de Fulgencio Batista y está más que demostrado que sus intereses en la política no persiguen nobles propósitos, sino que tratan de vivir de ella y medrar en todo lo posible.
El pedigrí de descaro de estos dos fariseos va conformando una antología dentro de la fauna contrarrevolucionaria.
El corrupto Menéndez
Robert Menéndez tiene una acusación por 12 cargos de corrupción. Es el primer senador que en los últimos 36 años es llevado a juicio por corrupción. “Este caso se trata de un político corrupto que vendió su oficina del Senado por una vida de lujos que no podía pagar y un médico codicioso que puso a ese senador en su nómina”, manifestó el fiscal Peter Koski, citado por la cadena CNN.
Desde entonces hay un dime que te diré muy grande en la justicia entre solicitudes de procesos y anulación por diversas causas, aunque siguen en pie los fundamentos que hacen irrefutables las acusaciones por los delitos de corrupción y soborno, fraude y mentir en los formularios de divulgación de la Cámara alta.
Menéndez presuntamente se benefició de vacaciones en la villa de su amigo, el oftalmólogo Salomón Melgen, en República Dominicana y en el lujoso hotel Park Hyatt Paris-Vendôme, además de comidas, partidas de golf, vuelos privados y 750 000 dólares en donaciones de campaña, a cambio de favores políticos en una serie de disputas comerciales que Melgen tuvo con las autoridades federales.
El fiscal Koski en su denuncia mencionó el papel de Menéndez en obtener visas estadounidenses para novias extranjeras, tratar de resolver una disputa de facturación de 8.9 millones de dólares con el programa Medicare y un intento de ayudar al mencionado oftalmólogo a ganar dinero con un contrato de seguridad portuaria en República Dominicana.
De acuerdo con lo publicado en algunos medios entre 2009 y 2012, el congresista patrocinó y defendió ante la comisión de Hacienda del Senado un proyecto de ley con incentivos para transformar automóviles propulsados por diésel a gas natural, pero no logró los votos necesarios para aprobarlo. Una de las empresas favorecidas con esa normativa sería la Gaseous Fuel Systems Corporation (GPS, por sus siglas en inglés), a cuyo Consejo de Administración se sumó el oftalmólogo Salomón Melgen en 2010. Varias entrevistas y documentos del Senado demuestran que un exasesor de GPS gastó 220 000 dólares en gestiones con los ayudantes de Menéndez y varios funcionarios federales para promover el proyecto de ley.
También la prensa estadounidense se hizo eco de algunos correos electrónicos del FBI en los cuales se denuncia que el senador demócrata contrató servicios de prostitutas menores de edad para tener relaciones sexuales durante viajes clandestinos a la República Dominicana.
Los correos electrónicos entre el agente federal de Miami Regino E. Chávez y una fuente identificada como Peter Williams, alegadamente establecen que el único hispano demócrata en el Senado estadounidense contrató a jóvenes de 16 años. El agente especial del FBI señaló que “hemos podido confirmar la mayor parte de la información que habían proporcionado sobre Menéndez y las prostitutas”, durante una fiesta realizada en abril de 2012 en una finca dominicana de 3 000 hectáreas llamada Casa de Campo, propiedad de Melgen. Por esa fecha, Carrie Levine, director de investigación de ciudadanos para la responsabilidad y la ética en Washington (CREW) fue advertido sobre otros hechos similares que involucraban a Menéndez.
De acuerdo con una información publicada en el periódico miamense Diario Las Américas, el Departamento de Justicia estuvo investigando la supuesta ayuda que Menéndez dio a dos banqueros ecuatorianos que se encuentran fugitivos de la justicia de ese país. Según lo publicado, la investigación federal se enfocó en parte en los nexos del senador Menéndez con William y Roberto Isaías. En la investigación se buscaba conocer si el senador se extralimitó cuando ayudó a los dos hermanos millonarios ecuatorianos a quedarse a vivir en Estados Unidos aun teniendo una causa legal por fraudes bancarios en su país de origen.
Según los trascendidos, los hermanos Isaías antes de regresar a Ecuador vivían en Miami donde eran propietarios del Republic National Bank que en la década de los años 80 del pasado siglo XX se decía que estaba envuelto en el negocio sucio de lavado de dinero de los narcotraficantes cubanos y colombianos de aquella época tan peliaguda en el sur de la Florida.
No menos complicada y contradictoria es la trayectoria de vínculos políticos con sectores de la mafia terrorista anticubana. El destacado investigador y periodista Jean Guy Allard dedicó varios artículos a la denuncia de la cofradía de Menéndez, quien fue alcalde de Union City, ciudad vecina de Nueva York, la cual administró al estilo del Far West a partir de 1986. Gracias a su gerencia mafiosa, la localidad se confirmó como paraíso del juego, del crimen organizado, de la extorsión, del fraude y de la prostitución.
Bob Menéndez fue yerno de Arnaldo Monzón Plascencia, exdirector de la Fundación Nacional Cubano-Americana y uno de los jefes de la mafia de Unión City en Nueva Jersey, ya fallecido, quien apadrinó a Menéndez desde que tenía 17 años, le enseñó el español que no dominaba, lo orientó hacia su carrera política, y financió sus campañas.
Monzón Plascencia, recordó Jean Guy Allard en Granma Internacional, financió numerosos actos de terrorismo, incluyendo la actividad de Posada Carriles en Centroamérica, fue el iniciador y financista de la operación terrorista que sacudió a La Habana en 1997 y que provocó la muerte del joven italiano Fabio DiCelmo, en un atentado realizado en el lobby del hotel Copacabana, mientras tuvo que huir de Estados Unidos acosado por problemas de narcotráfico.
También demostró tiempo después cómo esos vínculos explican la relación íntima del senador demócrata con el terrorista Luis Posada Carriles. Menéndez expresó que el resultado del juicio a Posada Carriles en El Paso era producto de su trabajo de influencia con el propio presidente Barack Obama y sus colaboradores para lograr que la administración modificara su punto de vista.
Según testigos, Posada agradeció a su “amigo personal” Bob Menéndez “por las gestiones que ha realizado” a favor de su lucha desde que falleció el entonces jefe de la mafia cubanoamericana del Norte, Monzón Plascencia, exsuegro del senador federal.
Marco Rubio no se queda atrás
En esta carrera por tener dinero a toda costa y a cualquier costo, Marco Rubio no se queda atrás. No pocas acusaciones han aparecido en los principales medios de prensa norteamericanos sobre este “ahijado” de Ileana Ros-Lethinen (loba de la misma camada), por mal uso de fondos, prevaricación y falsedades.
Una de esas denuncias descubrió que este personajillo miente para lograr sus objetivos. The Washington Post hizo pública la mentira de Rubio de presentarse en su biografía política como hijo de exiliados perseguidos por la Revolución, buscando hacer méritos dentro del sector más recalcitrante de la política estadounidense, pero quedó probado que sus familiares llegaron a Estados Unidos en 1956, antes del triunfo revolucionario. Cuando se descubrió esa falsedad, el senador se justificó diciendo que realmente él lleva a Cuba “en su imaginación” y eso es lo que importa.
Otro affaire es el silencio sobre vínculos de familiares cercanos involucrados con el narcotráfico, lo que para muchos analistas abre bien grande la puerta a delicadas conjeturas, sobre todo por determinadas visitas que el senador ha estado realizando a Colombia con el pretexto venezolano. Rubio se niega a hablar sobre el asunto, evade el tema cuando ha sido interrogado sobre este pasado, mientras que sus voceros han dicho que el tema no debe ser motivo de “escrutinio periodístico”.
El hecho es que cuando Rubio tenía 16 años, la Policía desarrolló una operación antinarcóticos para arrestar a su hermana Bárbara y su esposo, Orlando Cicilia. De acuerdo con documentos públicos revelados por una televisora de Miami años atrás, la fiscalía federal ordenó entonces la confiscación de la casa de Bárbara por ser usada para “actividades criminales”. Por lo mismo, la otra propiedad de la pareja, en North Miami Beach, también fue objeto de una orden de incautación, mientras que su cuñado terminó en la cárcel con una condena a 25 años por “conspiración para distribuir cocaína y marihuana”. Artículos periodísticos refieren que Orlando Cicilia salió en libertad por reducción de pena y figuraba en los registros como copropietario de la residencia de la madre de Rubio.
Pero hay muchas otras acusaciones contra Marco Rubio por su tren de gastos personales e irregularidades en el uso de fondos, así como la dependencia hacia algunos patrocinadores que le otorgan contribuciones políticas. Rubio ya tuvo que enfrentar cuestionamientos en el pasado a causa del uso de una tarjeta de crédito del Partido Republicano para gastos personales, cuando era el líder de la organización en la Cámara de Representantes de Florida.
Las críticas recientes de estudiantes, maestros y padres de familia enojados que le exigían medidas más firmes de control de armas tras la masacre que cobró 17 vidas en una secundaria de Florida, sacó a relucir el doble rasero de este político. The New York Times publicó recientemente que Marco Rubio habría recibido, presuntamente, 3.3 millones de dólares de la Asociación Nacional del Rifle (ANR), el lobby más poderoso que promueve y defiende el derecho a tener armas, a la que Rubio defendió al afirmar en el Congreso que muchas de las propuestas que se han hecho sobre las restricciones legales a la tenencia y porte de armas no habrían impedido el tiroteo en la secundaria de Broward el pasado 14 de febrero.
Marco Rubio ha tenido una relación muy complaciente también con el lobby de las cárceles privadas. En un artículo de The Washington Post durante la campaña presidencial para aspirar a la nominación republicana, se llamaba la atención de que Rubio podría utilizar su candidatura para promover causas apoyadas por algunos de sus más generosos patrocinadores, algo que siempre ha hecho en el pasado, cuando se desempeñó en la Cámara de Representantes de la Florida: “Este senador de Estados Unidos tiene una historia de estrechos vínculos con la segunda mayor compañía de prisión con fines de lucro del país, GEO, que se remonta a sus días como presidente de la Cámara de Representantes de la Florida. Mientras Rubio fue líder de la Cámara, GEO se adjudicó un contrato con el gobierno estatal para una prisión de 110 millones y al poco tiempo Rubio contrató a un consultor que había sido vinculado con GEO. Durante su carrera, Rubio ha recibido cerca de $ 40 000 en donaciones de campaña de GEO, haciéndole el mayor destinatario de estos fondos en el Senado”.
Según el informe entonces del Washington Post, al donar a los candidatos que apoyan las normas de inmigración más estrictas, estas empresas logran esquivar el escrutinio público, por lo que los grupos de presión de prisiones privadas utilizan esta estrategia para evitar ser atrapados al cabildear directamente para proyectos de ley que afectan las condiciones o la duración de la encarcelación.
Pero nada tan vergonzoso que la violación ética de haber subordinado sus opiniones para apoyar con sus favores políticos las demandas de los famosos fondos buitres contra Argentina y Puerto Rico, fundamentalmente.
The New York Times publicó un extenso artículo sobre la deuda pública de Puerto Rico suscrito por Jonathan Mahler y Nicolas Confessore, en el que se muestran evidencias de los intereses en conflicto. La publicación recordó que Marco Rubio fue electo al Congreso con el favor de miles de votantes puertorriqueños en el estado de la Florida. Él se había comprometido a ser coautor del proyecto que permitiría a las corporaciones públicas y municipios boricuas acogerse a la ley de quiebras federal.
El proyecto contaba en sus inicios con buena receptividad entre demócratas y republicanos. No obstante, eso cambió cuando las firmas dedicadas a los “fondos buitres” comenzaron a cabildear en contra del proyecto y a hacer grandes aportaciones a las campañas de los congresistas, entre ellos Rubio. Ello implicó que Rubio no solo no auspiciara el proyecto, sino que comenzara a oponerse públicamente a este.
Algunas opiniones también llaman la atención sobre otro elemento poco ortodoxo de las finanzas de la familia del senador, sobre todo el “empleo” proporcionado a su esposa por el empresario y filántropo multimillonario Norman Braman, quien le ha dado respaldo por mucho tiempo, y con el cual mantiene una estrecha relación.
El haber llevado a los “viejos muchachos” de la estación JM/Wave de Miami a la oficina del director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, para que se reunieran con él en Langley, dice mucho de los vínculos de Marco Rubio con la Agencia. No por gusto luego de que saliera a la luz el esperado informe del Senado sobre las brutales técnicas de tortura que la CIA usó para interrogar a sospechosos de terrorismo, el senador republicano opinó que la difusión del informe es un hecho ‘injusto e irresponsable’ por poner en peligro la vida de norteamericanos que están sirviendo al país alrededor del mundo.
Y ni hablar de los cambios originados en la relación con Donald Trump, a quien dedicó fuertes y agresivos calificativos en el pasado, pero ahora defiende y justifica a su conveniencia, habría que ver en el futuro qué pasa. Las metamorfosis son frecuentes y comunes y bien conocidas en el ambiente político de Miami.
No resulta insólito que dos estafadores sean cabezas visibles de quienes en la élite de poder republicana han preferido siempre soslayar la integridad de los Estados Unidos antes que favorecer un cambio de política hacia Cuba.
Bohemia.cu
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