Los hechos en los en que intervienen armas de fuego, los muertos y lesionados ocasionados por los mismos continúa en aumento en territorio norteamericano, sin que el gobierno de ese país haga nada por revertir esta situación. Vale más para ellos las buenas relaciones, el aporte financiero y el apoyo político que brindan los grandes intereses y poderes que se mueven tras la Asociación Nacional del Rifle que la vida de miles de ciudadanos estadunidenses que son tronchadas por estas armas cada año.
Según el sitio Vox , Estados Unidos tiene el 4,4% de la población mundial, pero sorprendentemente casi el 50% de las armas de fuego de propiedad civil de todo el mundo, está en manos de la población estadunidense.
El Confidencial plantea que en varios estados, los niños pequeños tienen libertad para cazar con supervisión adulta, sitúa el caso de Wisconsin que a finales del 2017 aprobó una ley que permite a los menores de diez años llevar sus propias armas en los bosques de ese estado, así como que en el 2013, las autoridades de Iowa aseguraron que no podían impedir a las personas ciegas el uso de armas, pues sería discriminatorio hacerlo.
Por su parte Gun Violence Archive organización formada en 2013 para proporcionar acceso público y gratuito a información precisa sobre la violencia relacionada con las armas en los Estados Unidos, asegura que en lo que va de año se han producido en dicho país 11 234 incidentes originados por el uso de armas de fuego, los que han provocado 2933 muertes.
En estos eventos perdieron la vida o fueron heridos 131 niños (0 a 11 años), 556 adolescentes con edades entre 12 y 17 años corrieron igual suerte. Hechos y cifras espeluznantes, pero que no son tomadas en cuenta por los que ostentan el poder en USA.
Desde que el 26 de junio de 2008 el Tribunal Supremo de Estados Unidos ratificó el derecho de la población a tener un arma de fuego, las muertes por el uso de estas se han incrementado en un 17%. En ese momento los entonces candidatos presidenciales John McCain por los republicanos y Barack Obama por los demócratas respaldaron la decisión.
En este contexto la “bucólica” Florida, esa que nos quieren poner de vitrina, resulta uno de los estados más afectados por estos tipos de hechos, en ella existen más de 2.390 locales habilitados para la venta de armas de fuego, y según las estadísticas publicadas por la organización internacional Gun Policy, cerca de 1,3 millones de personas poseen algún tipo de estas armas con o sin permiso, lo que equivale al 6,5% de su población.
Todo irracional y absurdo, pero son realidades dentro de EE.UU.
Michael Moore en su documental “Bowling for Columbine” menciona otras causas que propician estos hechos, para él, una gran cuota de responsabilidad la tienen los medios, que aterrorizan a los norteamericanos con noticias sensacionalistas sobre supuestos ataques de las más diversas procedencias, sobredimensionando acontecimientos, o satanizando a determinadas nacionalidades, grupos étnicos o religiones.
Coincido con Moore, solo que pienso que el principal responsable de toda esa situación es el gobierno norteamericano, que además de no hacer nada para cambiarla y mostrarse incapaz de detener la delincuencia, también alienta la inseguridad entre sus conciudadanos con las continuas alertas de ataques terroristas, y la invención de falsas amenazas, lo que tiene un reflejo en los medios que además terminan poniendo su parte, tal y como describe Moore.
Un ejemplo reciente y aún vigente lo constituyen los imaginarios “ataques acústicos” que dicen experimentaron sus diplomáticos en La Habana, y las alertas realizadas a su población sobre los supuestos riesgos que correrían si viajan a Cuba, toda una invención para justificar su política hostil hacia la isla.
El mensaje es de peligro por una amenaza sin identificar. Sus componentes, “victimas” que no se pueden presentar, afectaciones que no se consiguen explicar, elemento causal que no se logra encontrar, autores que no es posible identificar, daños reversibles y otros irreversibles, hipótesis descabelladas, en fin, la intimidación y la incertidumbre.
Es paradójico que el gobierno norteamericano retire de Cuba a sus diplomáticos aduciendo razones de seguridad y advierta a sus ciudadanos de inexistentes peligros en la isla, mientras tolera impasible la muerte de miles de sus ciudadanos por armas que ellos mismos les proporcionan a los homicidas, que se convierten en tales, por causas que están identificadas y que pueden eliminar.
La solución que encuentra el brillante cerebro del presidente Donald Trump, a toda la compleja situación de inseguridad interna que presenta el país que gobierna, es armar a los profesores, es decir convertirlos en Cowboy. Es echar gasolina al fuego.
Lo terrible de todo esto es que tal comportamiento de gobierno y medios va sembrando en la sociedad norteamericana miedos y conceptos que provocan la muerte de miles de sus ciudadanos. Ellos son los responsables de que esa sociedad se encuentre detenida en la época del viejo oeste, los que hacen que unos padres sientan satisfacción al regalarle a su hija de 10 años una escopeta de caza Beretta 686 Silver Pigeon, y que esta llore de emoción y alegría al recibirlo.
Ese es el modelo de gobierno y sociedad que nos quieren vender y al que nos quieren llevar Rosa Maria Payá, José Daniel Ferrer, Berta Soler, los sitios “alternativos” cubanos, léase CubaPosible, Periodismo de Barrio, Cartas desde Cuba, El Toque, El Estornudo, OnCuba, y otros.
Parafraseando al apóstol respondo a tales pretensiones, “Antes de cejar en el empeño de continuar libres y hacer próspera a la patria, primero se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila.
Tomado de PostCuba.org
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