Siempre Camilo [+ video]

Reinaldo Wossaert Silva*.─ La impronta de Camilo Cienfuegos sobresale como de las más importantes para la Revolución cubana, su valentía en la lucha y lealtad a Fidel Castro, es recordada hoy al cumplirse 85 años de su natalicio.

Según los historiadores, la Guerra Civil Española marcó la conciencia del joven Camilo Cienfuegos, pero el asalto al Cuartel Moncada por Fidel Castro y un grupo de jóvenes el Movimiento 26 de julio de 1953, fijó en él -que por entonces estaba en Estados Unidos- la voluntad expresa de unirse a ellos en la lucha por la independencia definitiva de su patria.

No fue fácil para el insigne patriota nacido en el actual municipio capitalino 10 de octubre llegar al líder guerrillero cubano, quien acepta incluirlo entre los 82 expedicionarios del Yate Granma gracias a la insistencia entre otros, de su hermano Raúl Castro.

Desde el mismo inicio de la contienda 'Camilo' destaca por su valor, audacia e intrepidez, lo mismo en el ataque a al Cuartel de La Plata, en el combate de Arroyo del infierno o el ataque al Cuartel del Uvero.

A decir de uno de sus compañeros de lucha ya fallecido, Orestes Guerra, Camilo era un hombre afable, jaranero, pero con una valentía indescriptible que patentizó en innumerables ocasiones.

'Camilo fue un hombre en todos los sentidos. Era sociable, bromista como todos los cubanos, pero muy valiente, siempre quiso las acciones más difíciles y arriesgadas, es por eso que se ganó la confianza de Fidel y el respeto de toda la tropa', resaltó Guerra en el documental Simplemente Camilo, de Mundo Latino.

A su juicio, la humilde extracción social de Camilo, sastre de oficio, su temperamento jovial y sonrisa franca, lo erigieron como uno de los más carismáticos y confiables dirigentes del Ejército Rebelde.

Ejemplo de ello dio fe en el artículo 'Camilo Cienfuegos: El hombre de las mil anécdotas' el extinto periodista cubano Guillermo Cabrera.

En el mismo cuenta el exdirector del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, varios episodios del accionar del mítico combatiente en la Sierra Maestra, en Yagüajay o en la mismísima capital del país.

Recuerda Cabrera cómo un día, en plena montaña del oriente cubano, llega a donde los rebeldes, Rafael Verdecía, campesino del lugar al encuentro de Camilo, quien al verlo con su sombrero, en broma, se lo quitó, se lo probó para verse en un espejito y le dijo guiñándole antes un ojo a sus compañeros:

'Oye chico a ti no te luce ese sombrero como a mí, ponte la gorra esta', el campesino sorprendido, le respondió, 'está bien, me la llevaré a casa' y así llegó a él ese atuendo que le distinguió siempre.

Asimismo, narra el también guerrillero y periodista William Gálvez, que una vez el legendario Comandante visitó la posta médica del Ejército Rebelde en la localidad de El Hombrito y comentó su preocupación de extraerse una muela con el también legendario héroe y médico argentino-cubano Ernesto Che Guevara.

'¿Cómo es posible -le dijo William- si el Che es médico y seguro no te va a doler?, a lo que Camilo respondió, 'No, no es porque me duela, sino porque ese -matasanos- de seguro me saca una buena y no la mala'.

Así era Camilo, atrevido, valiente, el único capaz de bromear con el Che, reconocido por su seriedad y rudo carácter, aunque con él hacía una excepción, quizás como posteriormente confesara, porque un buen día en medio de la guerra perdió su mochila con su comida y fue Camilo quien compartió con él la única lata de leche que tenía.

Y si la amistad con el Che fue entrañable, también lo fue con Fidel, quien reconoció sus dotes de militar y lo llegó a tener como su hombre de confianza en los momentos más difíciles de la guerra.

Primero fue ascendido de soldado a teniente, y jefe de vanguardia de la columna del propio Fidel en marzo de 1957, siete meses después es promovido a capitán de la vanguardia de la columna de quien fuera su principal maestro guerrillero, el Che.

Tanta fue la confianza del líder de los 'barbudos' en él, que Camilo se convirtió en el primer jefe guerrillero que combatió con positivos resultados al ejército de la tiranía fuera del escenario natural de la Sierra Maestra.

Poco después, el 16 de abril de 1958 fue ascendido a Comandante y promovido a jefe de la Columna dos Antonio Maceo. En agradecimiento, ocho días más tarde le escribiría a Fidel.

'Al recibir tan alto honor y responsabilidad, juro cumplir a

cabalidad dicho cargo y trabajar hasta el límite de mis fuerzas por acelerar el triunfo de la Revolución'...

Seguidamente agregó 'Gracias por darme la oportunidad de servir más a esta dignísima causa por la cual estaré dispuesto a dar la vida y de ser más útil a nuestra sufrida Patria. Más fácil me será dejar de respirar que dejar ser fiel a su confianza'.

Y así fue porque gracias a esa confianza salió victorioso en los combates en Vega de Jibacoa y Las Mercedes, o en la toma de Yagüajay, Sancti Spíritus.

Allí Camilo y sus hombres doblegaron a más de 350 soldados bien armados que defendían el cuartel de la tiranía, lo cual le permitió ganarse el apodo de 'El Héroe de Yagüajay'.

Junto al Che y la columna Ciro Redondo reeditó la proeza de los mambises en la Guerra de Independencia con la invasión a occidente en 1895, la cual también influyó en la huida de Fulgencio Batista y sus esbirros el 1 de enero de 1959.

Un día después, tras recibir la orden de Fidel, Camilo tomó la principal fortaleza enemiga en la capital del país, el Campamento Militar Columbia, declarado seis días más tarde como Ciudad Escolar Libertad, actual Universidad de las Ciencias Pedagógicas, Enrique José Varona.

En la entonces institución militar Camilo recibió a la llamada Caravana de la Libertad comandada por Fidel, quien en el acto de bienvenida corroboró su confianza en él al preguntarle en medio del discurso que hacía al pueblo ¿Voy bien Camilo? A lo que éste respondió, ÂíVas bien Fidel!

Si bien ese capítulo es digno de rememorar, lo es mucho más aquella anécdota ocurrida en el entonces estadio del Cerro, hoy Latinoamericano, cuando al planificarse un partido de béisbol entre el equipo de la Policía Nacional Revolucionaria y los Barbudos, se especulaba que por los primeros lanzaría Camilo y por los segundos, Fidel.

Sin embargo, cuando el también conocido como 'Señor de la Vanguardia' entró al terreno lo hizo con el uniforme de los Barbudos y una mascota de receptor.

Al dirigirse a los periodistas espetó...'Yo no estoy contra

Fidel ni en un juego de pelota', lo cual quedó como una de las

expresiones de lealtad más célebres en la historia de la Revolución.

Esa y otras tantas anécdotas hicieron que Camilo se ganara el respecto, la admiración y el cariño del pueblo, el cual lloró y recuerda de manera especial su desaparición física, el 28 de octubre de 1959, tras caer al mar el avión que lo trasladaba desde Camagüey a La Habana.

Luego de varios días de infructuosa búsqueda, el entonces primer Ministro del Gobierno Revolucionario, Fidel Castro, confirmó la triste noticia.

En sus palabras el Comandante en Jefe de la Revolución patentizó los valores heroicos de su compañero de lucha:

'Hombres como Camilo Cienfuegos surgieron del pueblo y vivieron para el pueblo. Nuestra única compensación ante la pérdida de un compañero tan allegado a nosotros es saber que el pueblo de Cuba produce hombres como él. Camilo vive y vivirá en el pueblo'.

Mientras el Che, lo calificó como 'el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa'.

'Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer', precisó aquel día el mítico Guerrillero Heroico de quien fuera su amigo personal.

Desde entonces, la figura de Camilo se inmortalizó para el pueblo cubano que cada 28 de octubre como muestra de cariño y respeto le rinde homenaje echando flores al mar.


*Periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina

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