En el Parlamento Europeo, una exposición titulada “1959”, rendía honores a los “fusilados” por la Revolución, y contaba con el apoyo de eurodiputados conservadores, liberales y socialdemócratas.
Era un vergonzoso homenaje a torturadores y represores de la tiranía de Batista, que fueron juzgados y ajusticiados tras el Triunfo de la Revolución. En algunos medios, eran presentados incluso como “víctimas de la represión del régimen castrista”.
Casi al tiempo, en Miami, honraban a los miembros de las bandas que, armados por la CIA, asesinaron, en la Sierra del Escambray, a numerosos campesinos y miembros de brigadas alfabetizadoras, en los primeros años 60.
En el acto estaban personajes como la congresista Ileana Ros-Lehtinen, hija del testaferro de Batista Enrique Ros. Y mediáticos “disidentes” como el grafitero Danilo Maldonado, alias “El Sexto”, Antonio González-Rodiles, o las Damas de Blanco.
Entre las palabras más clarificadoras del evento, las del ex congresista Lincoln Díaz-Balart, que hacía el enésimo anuncio de una próxima “Cuba Libre”, esta vez formando parte de una “comunidad económica con EEUU”.
Anticipaba un futuro de “capitalismo con todos y para el bien de todos”, que convertirá una isla de “proletarios en un país de propietarios”.
Más o menos el “país de propietarios” previo a la Revolución, en el que una pequeña parte de La Habana concentraba la mayoría de la riqueza, mientras el 60% del campesinado vivía en barracones sin luz ni agua corriente.
El “país de propietarios” que reclaman no solo desde Miami, sino –al parecer- también... desde Bruselas.
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