Indiscutiblemente, todo el aparato político bipartidista de Estados Unidos está en crisis, incluida la política exterior de Estados Unidos, marcada por el colapso de la diplomacia, la agenda militar de Estados Unidos y la confrontación con Rusia.
Si bien es difícil predecir lo que podría ocurrir a raíz de las elecciones del 8 de noviembre, el despliegue del estancamiento político, unido a las crecientes tensiones geopolíticas en Siria, Irak y Europa oriental en la frontera de Rusia, podría conducir en algún momento futuro a la crisis. Suspensión del gobierno constitucional bajo la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) HR 1540, firmada por el presidente Obama el 31 de diciembre de 2011. La mayoría de los medios de comunicación no han podido analizar las implicaciones de largo alcance de esta legislación.
El actual estancamiento en el proceso electoral es una crisis de legitimidad caracterizada por la criminalización del Estado norteamericano, su aparato judicial y policial. A su vez, Washington está comprometido con una guerra hegemónica entre Estados Unidos y la OTAN "guerra sin fronteras", junto con la formación de gigantescos bloques comerciales bajo las propuestas TPP y TTIP. Esta agenda macroeconómica neoliberal desde principios de los años ochenta ha propiciado el empobrecimiento de grandes sectores de la población mundial.
Estos acontecimientos, junto con un posible punto muerto constitucional en la dirección de las crecientes tensiones políticas y sociales, así como las protestas masivas en todo Estados Unidos, que podrían conducir a los Estados Unidos en una fecha futura a la absoluta represión del gobierno constitucional ya la imposición de la "ley marcial".
Una Crisis de país central, unas elecciones de país bananero
Lo que aparece es, que la crisis estructural del poder financiero en EE.UU. ha situado a estas elecciones presidenciales como estructurales en la puja de poder. Ya había ganado el partido republicano elecciones alterando o manipulando distritos electorales con George Bush. Pero nunca, la puja financiera, había llevado al sistema electoral e institucional electoral a una crisis, donde va al límite y más allá de la legalidad sistémica imperial en un contexto de fuerte conmoción y movilización social.
El brexit Británico en este contexto también aparece como algo a tener presente, porque en este hecho el poder Británico golpeo profundamente al poder financiero global de la city financiera de Londres dejándola maltrecha y debilitada.
Para esto la corona británica también pudo sumar el descontento en el mundo del trabajo y la pequeña producción a sus filas para ganar. Esto dejó a la corona británica en posición de avanzar en acuerdos con la China multipolar, de avanzar en la redefinición de los acuerdos con el viejo Commonwealth y la construcción de un nuevo poli-clasismo detrás de las fuerzas “conservadoras” ahora en posición de nacionalismo industrialista anti-oligarquía global.
Entonces, este primer momento donde los votos de los trabajadores y productores norteamericanos excluidos y golpeados por la realidad de un mundo global que no tiene centro en EE.UU. y que le hace perder mucho más que su centralidad imperialista, sino también las empresas, empleos, trabajos, salarios y el poder del salario, le hacen ganar las internas del partido republicano a Donald Trump. En un segundo momento, le permiten a este articular con el estado-profundo neoconservador, en declive económico financiero, para poder ser una opción real de gobierno a partir de ser parte de uno de los esquemas de poder reales profundos.
Tomado del artículo: Elecciones en EE.UU.: Hillary vs Trump por Walter Formento y Wim Dierckxsens en ALAI.net
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