Antes y después del paso de Matthew. |
Pero, en el terreno la espectacularidad tiene matices acusadamente dramáticos. La corresponsal de TeleSur daba cuenta de la lluvia de ONGs, que como carroñeros lucran con la tragedia, causando el repudio de los devastados pobladores. Indignante.
Una foto de una agencia noticiosa captó a una caravana de los llamados Cascos Azules de la ONU, cuya actuación en varios años, hace que cualquier sensibilidad, al apreciarlo, tiemble. También indignante.
Mientras el corresponsal de la Televisión Cubana comprobaba el sentimiento de desolación en los ojos de un pequeño huérfano y una luz de esperanza entre los mayores con el arribo de médicos cubanos, quienes resistieron en resguardo las ráfagas huracanadas, para luego partir por caminos arrasados, a sanar o prever, y otros 38 doctores especializados en enfrentamientos a desastres, volaban al terreno mientras el oriente cubano visionaba su propia devastación.
Después se incorporaba un grupo de médicos venezolanos aunando esfuerzos a los de la Isla mayor. También se han sumado profesionales caribeños, encomiable por ser aportes individuales y desinteresados. En Haití todo es imperioso.
Esto no es materia de los medios hegemónicos. La noticia-mercancía se ocupa del morbo y hasta de una cierta culpabilidad de los mismos haitianos. Los llamados a la solidaridad o el reconocimiento a quienes lo hacen están ausentes, diríase que calculados. La canalla mediática mira a otro lado, cuando voces solidarias se alzan o ponen manos a la obra enorme e impostergable.
HAITÍ ES LA VERGÜENZA DEL MUNDO
Tras el huracán Matthew, allí una gran masa de seres humanos están viviendo en la indefensión más absoluta, criando a sus hijos a la intemperie y muriendo literalmente de hambre. Los haitianos no podrán recuperarse solos.
Pasaron casi siete años del terremoto de enero de 2010, que provocó 300,000 muertes, más un número similar de heridos, y un millón y medio de personas sin hogar, con la devastación de pueblos enteros que todavía no se habían recuperado de aquella tragedia.
Matthew, el huracán más devastador en azotar el Caribe en los pasados diez años, afectó a más de dos millones de haitianos y dejó a 1,4 millones tan vulnerables que necesitan asistencia urgente, como medicamentos, agua tratada y alimentos esenciales. La última cifra oficial de fallecidos a causa del meteoro ascendió a 546 muertos, aunque es previsible que esta cifra aumente.
Cualquier país que disponga de recursos razonables puede salir adelante después de un sismo o de cualquier otro fenómeno destructor, y generalmente un lustro es suficiente para que se rehabilite. No ocurre lo mismo con el país más pobre del hemisferio, desamparado, ingobernable y amenazado por todo tipo de debacles y epidemias, opinaba El Nuevo Día, desde Puerto Rico.
El temor al cólera es ya un hecho. Ahora se complica. En una conferencia televisada, el representante de la Organización Mundial de la Salud en el país, Jean-Luc Poncelet, informó que del 9 y el 15 de octubre se registraron 773 casos de cólera, y de ellos 631 en los departamentos sureños siniestrados.
La fuente, que citó cifras del ministerio haitiano de salud según las cuales sólo en el departamento meridional (Sud) se registraron 464 casos y otros 167 en el de Grand'Anse, apuntó que todo confirma que el número de casos de cólera aumentó después del paso del huracán y puede seguir creciendo, informó PL.
Recuérdese que la epidemia de cólera empezó en Haití en 2010, alcanzó más de 300 mil casos en 2011, para reducirse a menos de 30 mil en los últimos años, y sólo en lo que va del actual año y antes del paso de Matthew habían sido constatados más de 28 mil casos, dijo el oficial de OMS.
AYUDAR A HAITÍ NO ES SOLO “LA MANO DE DIOS”
Afrentan a la condición humana los que hoy cierran los ojos al drama haitiano. Naciones Unidas lamentó la “pobre” respuesta de los donantes a su solicitud de fondos de emergencia, para apoyar a Haití tras el reciente huracán.
El pasado 10 de octubre, la organización había exhortado a los donantes para auxiliar a los damnificados. El portavoz de Naciones Unidas en Nueva York, Stephan Dujarric, indicó que de los 120 millones de dólares solicitados, se han recibido apenas 15 millones hasta el momento, reveló el Centro de Noticias ONU.
Ante este panorama, es lógico lo que sobreviene por la desesperación. Entonces para BBC, por ejemplo, la noticia es: “La tensión se ha intensificado en las calles debido a que la ayuda todavía no ha llegado a muchas familias, cuyos cultivos quedaron destruidos y cuyos suministros de agua potable se han agotado.”
Las dramáticas imágenes, que ya se han visto antes, llevarían a pensar que las fuerzas de la ONU destacadas allí son necesarias. Pero, hay que preguntarse cuánto gastan esos uniformados, que también introdujeron en Haití el cólera.
El pasado 20 de septiembre, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se disculpó en nombre de la organización, por el papel que esta tuvo en el brote de cólera en Haití y por los repetidos casos de abusos sexuales cometidos por Cascos Azules.
Si tales hechos son inaceptables, sin que se haya mitigado el daño, lo que resulta en una actuación más inadmisible e indignante, es comprobar que, el presupuesto aprobado por la ONU para las “fuerzas de mantenimiento de la paz” entre el 1 de julio de 2016 hasta el 30 de junio de 2017, asciende a $345.926.700. O sea, más de la mitad de lo que requería Haití.
¡Hipócritas que pretenden ser los dueños del mundo! ¿Quedaremos cruzados de brazos?
Publicado en Cubahora.cu
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