En su lugar, los fondos irán a las oficinas de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo (DRL) y de Asuntos del Hemisferio Occidental (WHA) del Departamento de Estado, así como el National Endowment for Democracy (Dotación Nacional por la Democracia, NED), una agencia supuestamente sin ánimo de lucro en Washington.
Pero, no es que la USAID no maneje dinero ni tampoco es definito que no reciba más fondos en el futuro próximo. La agencia tiene entre $60 y $70 millones en fondos en camino para programas de Cuba, dijo Mario Díaz-Balart, miembro de la Comisión de Asignaciones de la Cámara, quien ha criticado la subvención otorgada a la FHRC, organización de Miami con fachada de "sin fines de lucro", creada por la dirección de la Fundación Nacional Cubano Americana (CANF).
Cuatro programas de USAID por un total de $13.1 millones en un plazo de tres años expirarán el 31 de septiembre cuyo monto manejan ahora la FHRC, Pan-American Development Foundation (Fundación de Desarrollo Panamericano), International Relief & Development (Ayuda y Desarrollo Internacional) y National Democratic Institute (Instituto Democrático Nacional).
Otros tres programas por un total de $10.3 millones continuarán hasta el 31 de septiembre del 2015. Los mismos son manejados por New American Foundation (Nueva Fundación Americana), International Republican Institute (Instituto Republicano Internacional) y el Grupo de Apoyo a la Democracia, otra tapadera de dinero para los "exiliados".
El gobierno de Estados Unidos mediante una red dudosa y enrevesada tiene un proyecto de ley de asignaciones para el año fiscal 2014, que confirma otorgará $17.5 millones para los programas contra Cuba. NED recibirá no menos de $7.5 millones, y DRL y WHA recibirán no más de $10 millones, según El Nuevo Herald.
Por razones que no están claras la USAID ha sido reajustada en el negocio de la contrarrevolución, quizás una de ellas fue una falla de seguridad al emplear una línea pública para enviar a los diplomáticos de EEUU en La Habana documentos de propuestas para financiar a los mercenarios cubanos. Tanto en Cuba como en otros países democráticos tales prácticas son ilegales y violatorias.
Otra razón sería el fiasco de la captura en Cuba de Alan Gross, un contratista que introdujo equipamiento para proveer de una red de alta tecnología en comunicaciones a los grupúsculos afines a Washington en la Isla.
De modo que la política de finaciación para un "cambio de régimen" está intacta por parte de la Administración Obama. La algazara de la USAID y sus congéneres es transitoria. El dinero solo cambia de manos. Continúan los millones para la subversión y el negocio fraudulento de la contrarrevolución, especialmente en Miami y por grupos violentos como la Fundación Cubano Americana.
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