El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien se encuentra en una cumbre sobre empleo en Alemania, ha querido zanjar la polémica sobre si España había denegado el permiso para el avión de Evo Morales -retenido en Viena- hiciera una parada técnica en Canarias por temor a que el espía de la CIA, Edward Snowden, viajara a bordo.
Al respecto, el jefe del Ejecutivo español ha señalado que «España ha autorizado que el presidente de Bolivia haga una escala porque así lo ha pedido en las Islas Canarias. Lo importante es que Snowden no va en ese avión y todo el debate que se ha producido en torno ese avión es artificial»
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo aseveró que el Gobierno autorizó una escala en Las Palmas pero ésta no se produjo en el plazo previsto por razones que desconoce, ha publicado ABC.es
Rajoy olvida el grave riesgo en que fue puesta la vida del presidente del Estado Plurinacional Boliviano, responsabilidad que comparte España con Portugal, Francia e Italia.
Pero, lo más significativo no es si iba o no el ex analista de la CIA Edward Snowden, sino que se dio como falsa la aseveración de un Presidente. Se le tomó como un mentiroso y se violaron convenciones internacionales, como ha señalado la presidenta Cristina Fernández. La "inmunidad absoluta por derecho consuetudinario, receptado por Convención de 2004 y Tribunal de La Haya."
La prepotencia de Rajoy y su ministro de relaciones exteriores son desconcertantes. No les alcanza la humildad para una disculpa.
El atropello a Evo Morales es inaceptable y bien haría América Latina en tomar medidas ejemplarizantes con el sorprendente hecho, que sienta un dramático precedente para la humanidad. La tiranía mundial está actuante, pero no debe quedar impune.
Los hechos muestran con singular dramatismo que Estados Unidos es el verdadero actor de la política de España y sus vecinos europeos, antiguas metrópolis hoy convertidas en colonias de Washington.
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