José Manuel García-Margallo, ministro de Exteriores de España va a dar mucho que hablar

José Manuel García-Margallo, ministro de cepa franquista
El ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo,
hijo de un general y ex alto funcionario de Hacienda en el régimen franquista, habla inglés con fluidez, alumno de Harvard en los años 70.

Usando la retórica del Departamento de Estado, asegura que la “defensa de los derechos humanos” es “un principio rector” de la política exterior del Partido Popular derechista.

Anticomunista de cepa franquista, según lo califica Jean Guy-Alard, reserva sus declaraciones más venenosas para Cuba: España no apoyará el cambio de la Posición Común de la UE, declara al negar que esa política bochornosa sea una "interferencia" en la política interna de la Isla.

Así esbozó la actitud hacia Cuba de la diplomacia española bajo su mandato:

El Gobierno desea mantener un diálogo fluido con el pueblo cubano, con las autoridades y con la oposición. No se dan todavía las condiciones para modificar la Posición Común Europea. Se puede ser flexible en la interpretación de esa Posición Común, graduándola en función de los avances que el Gobierno de Cuba vaya realizando en lo que se refiere al respeto de los derechos humanos y el reconocimiento del pluralismo político. Se puede explorar la posibilidad de un acuerdo bilateral entre la UE y Cuba, teniendo en cuenta la cuestión de los Derechos Humanos.

Es descrito como “uno de los más entusiastas en los aplausos al Rey”, reconoce que su admiración por Juan Carlos de Borbón nació bajo la dictadura de Franco y que entonces formó parte de las Juventudes Monárquicas.

Tuvo su oficina en un antiguo edificio de Falange Española y su despacho, confiesa, era entonces él del ideólogo falangista Pilar Primo de Rivera, aunque pretende que dio la orden que se retirarán del lugar los símbolos demasiado comprometedores.

Es necesario “reivindicar” el "papel central" de la Corona en "un país tan centrífugo como es España", dice.

Para él que se califica de político de “extremo centro”, “la intervención del Rey en los asuntos exteriores sirve para ayudar a los intereses nacionales".

Hace unos días ha saludado a Charles Tannock, un eurodiputado del Partido Conservador británico, con un jocoso 'Gibraltar español', cuando este intentó felicitarle por su nombramiento como jefe de la diplomacia española.

Ironizó un comentarista que no se sabe si su exclamación se debe a que Gibraltar “lleva más de tres siglos ocupado por una potencia extranjera, o bien por el continuo quebrantamiento del Tratado de Utrecht por parte de la Gran Bretaña”.

En una entrevista, ha regalado algunas otras expresiones de su estilo “franco”. Dijo que si se rompe el euro, "salta el proyecto por los aires" y que Europa, sencillamente, "puede desaparecer".

Opinó que la crisis griega es "una infección que no se cortó a tiempo... y llega un momento en que la gangrena te obliga a elegir entre morirte o que te corten un miembro".

José Manuel García-Margallo ya se buscó una buena respuesta de un viceministro cubano de Relaciones Exteriores creyendo que puede tratar a la Isla como una colonia. Va a dar mucho para hablar.

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