Cuando en Vietnam al Alto Mando de los EEUU se le ocurrió la idea del recuento de cadáveres como demostración de la efectividad de sus incursiones punitivas, todo se volvió más bizarro.
Así como en Colombia se aplicó 40 años después resultando la tragedia de los falsos positivos, llenando cementerios de cadáveres de civiles pasados como combatientes de las FARC para obtener los beneficios del plan, ascensos y dinero, en Vietnam el body count no sólo produjo masacres de inocentes, sino además un tratamiento truculento de los cadáveres. Había que llevar los cuerpos destrozados donde se los pudiera certificar.
El espectáculo del recuento de cadáveres podía ser visto por el niño que se ve en la foto de arriba, a 3 metros de los cuerpos, pero los niños en Vietnam no tenían privilegios ante el Imperio:
La necesidad de tener que mover los cuerpos puso al soldado en morbosos tratamientos a los mismos, que incluyó e incrementó algo que ya existía, posar con los cuerpos como si estuvieran cazando osos en Alaska:
Los cuerpos decapitados y la cabezas de trofeo. Civilización occidental al palo en Vietnam. Cuatro décadas después Occidente no pierde lo medieval en Afganistán:
En eso se basa la alianza estratégica entre EEUU y el Estado de Israel. En hechos culturales que unen al mundo judeocristiano, tan culturales como la vuvuzela sudafricana. Aquí soldados israelíes en Gaza posando con un cadáver palestino:
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