Honduras: la verdad amordazada

Armando Santana Martínez

Varios periodistas de Telesur y Venezolana de Televisión (VTV) fueron detenidos este domingo por los golpistas hondureños y obligados a abandonar el país, debido a supuestos problemas de emigración. “¡Aquí no hay nada que informar!”, gritaron los policías sicarios encargados de ejecutar la maniobra amenazadora.

Días antes, una llamada telefónica al hotel había anunciado el allanamiento del lugar donde se hospedaban los periodistas venezolanos. Molestaba a la barbarie golpista la realidad de las calles hondureñas que mostraban ambas televisoras, principalmente Telesur, con transmisiones en vivo desde los lugares donde los manifestantes reclamaban el regreso del presidente constitucional Manuel Zelaya.

A pesar del desacreditado papel de la CNN y otros medios que, con el pasar de las horas, comenzaron a apoyar el golpe, la realidad se abrió a la luz del continente a través de Telesur. Ello desató la ira de los golpistas, que continúan intentando, cada vez con más saña, silenciar la verdad, aunque así mancillen el derecho a la información que exigen los hondureños y el mundo.

Persecución, amenazas, y finalmente la detención y deportación del equipo de Telesur y VTV forman parte de una maniobra bien organizada para confundir y ocultar el rechazo de los hondureños al golpe, iniciado el mismo día en que Manuel Zelaya fue sacado a la fuerza de su país.

El cerco de comunicación que sufre Honduras no sólo ocupa la radio, la prensa y la televisión. Internet ha sido cortado y sólo aquellas empresas privadas y escogidos hoteles disponen de ese servicio. A pesar de que algunos hondureños lograron denunciar el golpe a través de las redes sociales que conforman la llamada Web 2.0, el miedo, el poco desarrollo de este medio en Honduras y la baja cobertura de celulares dentro del sector pobre y comprometido con el presidente constitucional, impidieron una comunicación más eficaz mediante la red de redes para denunciar el golpe y actuar en consecuencia.

Tiras de dibujos animados, mensajes de los golpistas aludiendo a una supuesta calma imperante en el país, encuentros deportivos y musicales conforman hoy buena parte de la programación de los medios de difusión en Honduras.

Tal manipulación mediática de la realidad ha recibido la crítica inmediata de la Federación Latinoamericana de Periodistas y de la Unión de Periodistas de Cuba, para quienes el papel de los medios derechistas, encargados de disfrazar la inconstitucionalidad de lo ocurrido, constituye un intento de hacer girar la rueda de la historia hacia atrás.

En las invasiones a Irak y Yugoslavia la información mediatizada fue parte del poder. Eso es lo que pretenden hacer los golpistas: limpiar el país de los medios que no cumplen con sus “informes oficiales”, para que la barbarie continúe impune, aun al precio de expulsar a la prensa internacional allí congregada. No se descarta, incluso, el asesinato de algunos colegas hondureños que no se plegarán al silencio mediático.

Ya casi no quedan corresponsales de otras latitudes en el empobrecido país. Con la partida de Telesur y VTV, será difícil seguir los hilos asesinos del “Goriletti”. Pero, finalmente, la realidad ha de abrirse paso con el empleo de medios alternativos de comunicación, que, de manos de la justicia y el sentido común, cruzará fronteras rompiendo el cerco mediático para que se escuche la voz de la verdad amordazada.

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