Norelys Morales Aguilera.
Ninguna noticia deja de serlo con mayor rapidez en Cuba, que aquella que diga quién ganó el juego de pelota más importante. Durante los días que dure el II Clásico de Béisbol todas serán decisivas, se volverá a repetir y aquellos a los cuales les resultan indiferentes los partidos, no tendrán menos que enterarse también.
La selección nacional ganó ocho carreras por una en el debut frente a Sudáfrica. Vencer al conjunto africano con la calidad probada de cubanos no es hazaña, pero que el equipo convenciera a sus observadores rigurosos si era la interrogante.
La expectativa se satisfizo con nuevo récord de jonrones para la lid y el desempeño del equipo dejó a la mayoritaria afición del archipiélago gustosísima.
Fue una delicia de casa en casa ver que los cubanos dispararon seis batazos por fuera de los límites del estadio Foro Sol en México, dos de Frederich Cepeda y uno de Héctor Olivera, Yulieski Gourriel, Alfredo Despaigne y Yoennis Céspedes.
El enigma del mentor Higinio Vélez para su alineación la resolvió cuando presentó a Olivera, Michel Enríquez (designado), Cepeda, Gourriel, Alexander Malleta, Despaigne, Céspedes, Ariel Pestano y Eduardo Paret.
El pitcher abridor, Norge Luís Vera se presentó en gran tarde para maniatar a los africanos, con siete ponches y dejarlos sin hits hasta la quinta entrada, dos sencillos de Brent Willemberg y Karl Weitz, para ser relevado en el inicio de la séptima por Norberto González.
En el octavo, Joan Carlos Pedroso entró por Malleta, Luis Miguel Navas por Paret y Leonis Martin reemplazó a Cepeda, mientras Ismel Jiménez sustituyó a González y Vladimir García lanzó el noveno con una carrera permitida.
En el horario de la noche los seguidores del team Cuba observaban el juego entre México y Australia para continuar en el acertijo del béisbol, acaso siempre el mejor preludio del triunfo. Contentura en la Isla.
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