Hay un detalle que olvidan los medios y los manipuladores: Cuba no es una sociedad cerrada. Miles de cubanos viajan a Estados Unidos y a otros países, comparan, saben lo que se tiene y lo que falta. Saben cuál es la obra que nos ha hecho ser lo que somos, en un pequeño territorio habitado por menos de 12 millones de personas, que tiene un rol en la arena internacional, en la solidaridad, y en fórmulas para resolver complejos problemas humanos.
Hay otro dato que en los corredores de las cancillerías es comentado. Se trata de la capacidad y el conocimiento que tiene la diplomacia cubana para enfrentar los complicados asuntos con Estados Unidos por el derecho a la independencia. Pero, es que, además, a nivel de calle, quizás no exista otro pueblo capaz de valorar los entresijos de la política del “Norte” y reaccionar en consecuencia. De ahí, también la serenidad del gobierno revolucionario, confiado en el pueblo al cual representa, para recibir al visitante de la Oficina Oval de Washington y su delegación, que tendrá una acogida singular, que ya veremos cómo tratarán los manipuladores.
Solo a quien no vea o no quiera ver, se le escapará el vínculo de los cubanos con su gobierno y la confianza en está actuando como se debe. De mucho ver y aprender de nuestra gente en estos días salen estas 6 cosas mínimas, que esperan ver del viaje de Obama, los isleños en su parroquia.
1. Que Obama comprenda que es el cubano de a pie el afectado en su vida común por el boqueo que entorpece brutalmente a nuestros bancos, nuestras empresas, nuestros servicios de salud, educacionales y todos los que tienen que ver con sus necesidades, y que el gobierno ofrece a todos por igual ¿Cómo se siente la madre a cuyo hijo falta un medicamentos citostático, que no puede comprarse en otro país que no sea Estados Unidos y se busca el dinero para eso y no se lo venden?
Presidente Obama, hágalo. Deje los sofismas. Cumpla su deseo expreso “de ayudar al pueblo cubano a mejorar sus vidas”. No se conforme con exhortaciones al Congreso de su país para que elimine la oprobiosa Ley Helms-Burton.
2. Que Obama vea por sí mismo, que este pueblo que fue capaz a la caída del bloque del Este de Europa, al quedar solo, solito, sin créditos, sin mercados, y más agredidos que nunca, que fue capaz de sobrevivir y remontar la brutal caída de su PIB en casi 40%; y, logró el milagro de la resistencia y la sobrevivencia. El milagro de la resistencia no lo debemos a Estados Unidos. Merecemos el respeto de los agresores.
Presidente Obama, sea capaz de probar que es un hombre digno que ganó nuestro respeto.
3. Que el presidente Obama no se deje engañar con una entelequia de sociedad civil que excluye a millones de trabajadores sindicalizados, incluidos los que llamamos cuentapropistas, a millones de mujeres que trabajan por más inclusión e igualdad de género, que tienen iguales o mejores salarios que los hombres dada su labor, a millones de religiosos a quien nadie entorpece en sus creencias y prácticas. Así como un sinnúmero de verdaderas Organizaciones No Gubernamentales de profesionales, artistas, artesanos, promotores sociales, campesinos, etc.
Presidente Obama, tanto sacrificio es para que se cumpla la ley primera de nuestra República: "Con todos y para el bien de todos". No permita el despilfarro de los contribuyentes de su país en planes subversivos que lejos de ayudarnos, nos entorpecen, porque nos agreden y alimentan la división.
4. Que el presidente Obama concluya que es un embuste que Cuba practica "la diplomacia médica". Vea que en su propio país hay jóvenes que aprendieron en la tierra cubana que la salud es un derecho y no un negocio. Vea que también aquí conviven y se preparan como médicos u otras profesiones, caribeños, africanos, pobres de los Andes o de los más apartados parajes que irán luego a sus lugares a darles a otros seres humanos de los bienes más preciados, como la vida o la salud, que no se compran con dinero, sino con amor y solidaridad.
Presidente Obama, no menosprecie la entrega de miles de cubanos que trabajan con los más desposeídos y luego comparten honorarios y saberes con sus propios compatriotas.
5. Que el presidente Obama constate que en Cuba hay medicamentos contra el cáncer y otras patologías como el tratamiento del pie diabético, que beneficiarían a los propios norteamericanos, así como otros logros científicos que la comunidad académica de su país desearía escuchar en sus campus, sin restricciones ni políticas torpes. Seguramente el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, podría darle datos de primera mano.
Presidente Obama, inténtelo. Puede. No pida a sus ciudadanos que nos cambien con un turismo sesgado. Queremos ser la nación que somos y creer humanamente. No es una utopía para nosotros. Entiéndalo.
6. Que el presidente Obama, su esposa Michell y toda su delegación, durante la estancia del 20 al 22 de marzo, vea la generosidad de cada cubano que le llevaría a su propia casa, si las normas de su investidura lo permitieran, para que nos vea preparar nuestras comidas, usar nuestros humildes enseres, cuidar de los hijos que decidimos tener, y el incomparable afecto, cuando le puedan decir "siéntanse como en su casa". Queremos escuchar su proverbial oratoria, que fue Fidel Castro, quien primero la analizó para nosotros. Disfrute del juego de pelota en nuestro mayor estadium, camine nuestras calles, hágase selfies con los cubanos, departa con nosotros la paz que nos hemos ganado, y por fin, compruebe por sí mismo, que los derechos humanos no son moneda de cambio, sino un ejercicio enaltecedor de la vida humana.
Presidente Obama haga justicia ante este pueblo noble, que nadie podrá nunca más humillar y haga buena su frase de ser el primer presidente de Estados Unidos de Norteamérica que no llega en un acorazado. Queremos paz para nosotros y esta humanidad tan descolocada. José Martí nos enseñó que "Patria es Humanidad". Forje. Usted puede y no va a arrepentirse.
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