Los alaridos de los “pacíficos” promotores de la violencia

Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la 

violencia nada construyen, porque sus simientes son de odio.

José Martí.


Marcos Velázquez Cristo.─
Desde el sitio “oficial” del engendro subversivo Archipiélago, se están realizando incitaciones a acciones de desobediencia civil y otras de carácter provocativo. La inmensa mayoría de los que las apoyan residen fuera de Cuba. Es indignante como desprovistos de cualquier sentimiento humano tratan de manipular al pueblo cubano para que se lance a las calles. Los moderadores de esa plataforma que son sus autores deberían de abstenerse de divulgar tan irracionales mensajes.

Esas furiosas y desesperadas instigaciones demuestran lo falaz de su discurso “pacifista”; nunca quien en su pecho lleve tan noble sentimiento, realizaría tales arengas sabiendo como ellos saben que, ponen en peligro la integridad física de otras personas. Están tratando de crear un clímax de exaltación y enajenación que empuje a la gente a movilizarse en contra del gobierno. 

En el escenario de las calles no es posible prever que no ocurran manifestaciones de violencia o hechos vandálicos como ya sucedió el 11 de julio, tampoco que se produzcan enfrentamientos de consecuencias impredecibles. 

Los promotores de la marcha no desconocen nada de eso, y sin embargo con cinismo están tratando de reforzar la imagen “pacífica” de ella, dando orientaciones a sus seguidores para que sigan esa parte del guion que les han trazado. La intención oculta es preparar a la opinión pública para en caso de que acontezca cualquier suceso extraordinario, culpar al gobierno de ello. Eso se evidencia en los mensajes que han estado divulgando en los cuales afirman que, de aparecer hechos de violencia, los que los propiciarían serían agentes del gobierno infiltrados en sus filas para responsabilizarlos con los mismos. 

Lo que ocurra será de su entera responsabilidad, porque son ellos los que están tratando de crear el escenario propicio para el surgimiento de tales hechos.

También intentan con su falso discurso de “patrióticos pacifistas preocupados” por los destinos de su pueblo granjearse el apoyo de organizaciones internacionales y de la opinión pública mundial, acusando al gobierno cubano de ser una dictadura, culpándolo de la existencia de una Cuba apocalíptica que, solo existe en sus afiebrados cerebros y en los de quienes los mandan. En ese empeño le han dirigido cartas plañideras a todos los que se les ha ocurrido.   

Indigna que estén dispuestos a poner en riesgo la vida de muchos cubanos, por satisfacer mezquinas ambiciones personales y servir a intereses foráneos que nada tienen que ver con las legítimas aspiraciones de paz y prosperidad del pueblo que hipócritamente dicen defender.

Amo y vasallos están desesperados y frustrados, por eso los vemos incrementando la agresividad y número de sus acciones dirigidas a tratar de desestabilizar el país, algo en lo que han fracasado y fracasarán. 

El tiempo y la evolución de los acontecimientos están en su contra y los apremian.

El control de la pandemia, ha propiciado el reinicio de actividades en importantes sectores de la economía como el turismo, saben que, en la medida en que ella se recupere, la situación de la población comenzará a mejorar paulatinamente, sin milagros, ni saltos espectaculares, pero esa conjunción de factores favorables de desarrollo progresivo, irá disminuyendo la influencia y presencia de otros negativos que, hoy tratan oportunistamente de aprovechar para fomentar la desconfianza, el desaliento y la aversión hacia el gobierno dentro del pueblo. 

Aprecian que es su ahora o nunca. Están conscientes que, después de superada, la dura coyuntura actual, ya jamás volverán a tener un escenario tan favorable para sus infames manipulaciones de la realidad cubana, ni para sus campañas de descredito contra la Revolución, cuyo prestigio internacional saldrá fortalecido y su apoyo interno se reforzará.

Cómo va a explicar Estados Unidos que: un país pequeño sin grandes recursos naturales, donde según él existe un sistema fallido, dirigido por un gobierno que tilda de dictadura sin apoyo popular, haya podido, a pesar del cruel bloqueo que ha recrudecido sobre él, mantener la vitalidad de sus servicios de salud, prestar ayuda médica a otros países y producir 3 vacunas y 2 candidatos vacunales en medio de una terrible pandemia de fuerte impacto negativo sobre su economía, y la mundial lo que también lo afecta, sin que la combinación de todos estos factores adversos, a los que hay que sumar la feroz guerra mediática que ha desatado contra él, logre conducirlo a un clima de ingobernabilidad y de colapso que concluya con su desplome. 

Su Cuba imaginaría se derrumbará ante esta inocultable realidad y la real refulgirá con la cegadora luz de su dignidad.

De esas verdades no hablan, ni quieren oír hablar, pero no porque las ignoren, van a dejar de existir, como tampoco por mucho que lo nieguen podrán desaparecer el apoyo de la mayoría del pueblo a la Revolución, apoyo que la dota de una fuerza moral y efectiva cuya magnitud, quizás por vivir enajenados en esa Cuba irreal que mediáticamente han construido, no estén en condiciones de aquilatar, pero que si la desafían los sacará inexorablemente de sus fantasías. 

La Revolución consciente de su fuerza, no los llama a deponer su actitud beligerante por temor, sino por humanidad y sentido común.

Esperemos que entiendan eso y se dejen de blasonar de lo que carecen y desistan de imitar a los perros que, cuando están asustados ladran para intimidar a sus adversarios, y es que sus ladridos dan risa y lastima, risa por lo pretencioso de sus intenciones y lástima porque se trata de cubanos a los que el imperio ha logrado poner en contra de su propio pueblo.

Para los cubanos que queremos bien a la patria solo hay una opción, la victoria sobre los que pretenden entregarla a su peor enemigo.

La suerte está echada.



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