El texto, citado por la misma publicación, también exige la liberación del rapero Denis Solís, el cese de la represión contra los artistas cubanos y la derogación inmediata de los decretos 349 y 370 así como de las demás leyes y regulaciones que violan la libertad de expresión en la Isla.
De acuerdo con la misma, el documento condena "la agresión del ministro de Cultura cubano, Alpidio Alonso, al reportero de DIARIO DE CUBA Mauricio Mendoza, también pidieron a los funcionarios del MINCULT "que se abstengan de ejercer violencia física y cualquier otro acto de represión contra los artistas y periodistas cubanos".
Además de confirmar las reiteradas denuncias hechas por la prensa cubana del papel que juega la mafia anticubana en la creación y apoyo financiero de los llamados movimientos que dice defender, el documento presentado por los senadores anticubanos es otra muestra más del cinismo de unos representantes más interesados en los asuntos de otros países que los que realmente afectan a quienes los eligieron.
De cuál libertad de expresión puede hablar Marco Rubio, cuando él, con el fin de ahogar a Cuba por todos los medios posibles, ha sido el arquitecto de la creación de listas que prohíbe a los artistas cubanos actuar en Estados Unidos por el simple hecho de no renunciar a los lazos que los unen con su patria.
De qué violencia, cuando el representante por la Florida, inspirador de una campaña de mentiras contra la elección de Joe Biden, figura, aunque ahora se empeñe en negarlo, entre los principales incitadores de los hechos violentos que tuvieron lugar en el pasado 6 de enero en el Capitolio.
Más que ocuparse de las fracasadas escaramuzas mercenarias que intenta fomentar en Cuba, con el fin de obstaculizar las relaciones de Estados Unidos y la Isla, Marco Rubio, debería sumar su nombre a las más de 25 mil firmas promovida por decenas de organizaciones cívicas que, ahora mismo, exigen la renuncia de su colega Ted Cruz acusado de ser cómplice de terrorismo doméstico.
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