El paso siguiente sería la defensa de los "derechos humanos" de los "buenos chicos" que hacen una supuesta huelga de hambre. Los medios de la contrarrevolución que tratan "cariñosamente" a Cuba, de "dictadura" y otros clichés elaborados por medios y laboratorios mediáticos, insisten en apelar a la sensibilidad humana.
Una fórmula, gastada por cierto, es la de poner a opinar a personalidades y otros fantoches sobre el incuestionable hecho de que nadie quiere ver a otra persona en huelga de hambre, pero acto seguido, es el gobierno cubano el responsable, culpable también de no querer dialogar.
La emotividad de algunos sensibleros olvidan que con tal de desacreditar los valores de la Revolución cubana, hubo un supuesto inválido, Armando Valladares, que lo único que se le pidió fue que saliera caminando de la prisión y así lo hizo. Con posterioridad fue embajador de EE.UU. para los derechos humanos.
También olvidan otras huelgas de hambre de individuos, y una de ellas fue la de Martha Beatriz Roque, que se demostró que se alimentaba por un vecino. Si me refiero a este caso es porque la señora junto al encargado de negocios de la embajada USA en La Habana, Timothy Zuñiga-Brown, instiga a los de la pijamada de San Isidro, a que continúen en su intento. Remedando "glorias" infructuosas.
Entonces, otra vez, farisaicamente, la responsabilidad por la salud de los supuestos huelguistas cae sobre las autoridades cubanas. El fraude de la huelga de hambre y sed se vuelve a caer por su peso. Han pedido alimentos por el comercio digital, en la plataforma cubana Tu Envío y les han hecho llegar otros insumos hasta San Isidro.
Los negados irracionalmente a creer que la huelga es un fraude parecen ignorar que la ética de la Revolución y el gobierno es la antítesis del abuso y la violación de los derechos humanos, porque Cuba, siendo una plaza sitiada, respeta la vida humana por encima de cualquier otra consideración, y menos de índole ideológica.
Esos negados o renegados apelan a la sensiblería, cuando detrás de todo ello está el agredir a un proyecto humano como el de Cuba, que si no ha sido más eficiente, errores internos incluidos quizás, tiene la voluntad imperial de crear el descontento por hambre y desesperación.
Me apena ver gente buena, y hasta querida por mí, que ponen por delante la sensiblería ante las verdaderas causas del sufrimiento cubano porque les falta la sensibilidad de darse cuenta que nunca será bueno para Cuba, aquello que apoyan la maldad de sujetos como Marco Rubio o Luis Almagro, que han hecho causa con una pijamada, elucubrando un futuro de estallido social en Cuba, que barra con la obra de generaciones de los bien nacidos en la Isla.
Ya se los advirtió Fidel y su gente cumple: nunca tendrán a Cuba.
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