Los autores del criminal atentado al vapor La Coubre tienen nombres y apellidos

La misteriosa explosión del buque francés La Coubre, ocurrida el 4 de marzo de 1960, sigue siendo aún un misterio, no porque no se conozcan las causas que la provocaron y quiénes tuvieron que ver en el criminal hecho, específicamente elementos organizados y dirigidos por la Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América, sino por el  sospechoso comportamiento de las autoridades norteamericanas de negarse a desclasificar la información que posee sobre el mismo. Ese mutismo oficial se ha mantenido durante casi cinco décadas, junto a una reticencia férrea a desclasificar las informaciones relacionadas con el caso, tal como pudo comprobarse apenas hace unos días, cuando los propios Archivos Nacionales de Seguridad pertenecientes a la Universidad George Washington, reconocieron la imposibilidad de acceder a información federal al respecto.

La participación de la CIA en el atentado al vapor La Coubre está sustentada por evidencias y sospechosas declaraciones públicas de varios contrarrevolucionarios de origen cubano y otros funcionarios, servidores de la Agencia, quienes han reconocido la disposición norteamericana de evitar que la naciente Revolución Cubana adquiriera armas y otros medios defensivos, precisamente cuando la administración de Ike Eisenhower preparaba una sistemática agresión contra la Isla, que sería  retomada sin escrúpulos por su sucesor John F. Kennedy.

Por otra parte, la CIA se encargó de abastecer a los nacientes grupúsculos terroristas contrarrevolucionarios con cantidades incontables de armas y explosivos, a la par que se encomendó directamente de la preparación de teams de infiltración en varios campamentos y centros militares estadounidenses, así como en el adiestramiento de expertos en atentados y explosivos dentro de la masa seleccionada de lumpen, sicarios, batistianos y burgueses desplazados por la Revolución, que huyeron en desbandada hacia EE UU luego del triunfo del primero de enero de 1959.(...)

El crimen apunta hacia  La CIA

Tal como ocurriría con el brutal atentado a una aeronave de Cubana de Aviación, acaecido el 6 de octubre de 1976, la administración norteamericana de turno y  las subsiguientes, trataron de camuflar la verdad comprometedora. Informes amarillentos y envejecidos por el tiempo descansan en alguna oficina de la CIA, bajo la tutela permanente de sus oficiales y directores. Sin embargo, estudiosos y expertos en el tema del terrorismo han logrado armar sólidas hipótesis que señalan con dedo acusador a la Agencia y a sus empleados contrarrevolucionarios de origen cubano radicados en esa nación. Gracias a ello, existen hoy varios hechos que levantan suspicacias sobre el rol de Estados Unidos y sus agencias en el sabotaje.

1)  El primero de ellos es que la administración norteamericana de Eisenhower estaba plenamente dedicada a desarrollar la más agresiva guerra sucia contra Cuba, encargando a la CIA, con Allan W. Dulles a la cabeza para cumplir tal cometido. Dulles encargó de estos planes a Joseph Caldwell King (J.C. King), quien era en ese entonces Jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA y ya había comunicado a su Director, el 11 de diciembre de 1959, la “peligrosidad” de Cuba para EE UU y recomendó, a la vez,  la realización de planes para la eliminación física de Fidel Castro y otros dirigentes cubanos.

Por instrucciones directas de Dulles, el coronel CIA J.C. King, estableció contactos directos con numerosos contrarrevolucionarios proclives a participar en acciones violentas contra Cuba, ayudado por Howard Hunt, sobre todo con aquellos directamente vinculados a la recientemente derrocada dictadura de Fulgencio Batista, entre los que se destacaron Rolando Masferrer, Manuel Artime Buesa, líder del  Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR);  José Ignacio Rasco, jefe del Movimiento Demócrata Cristiano (MDC), Aureliano Sánchez Arango, jefe de la triple A; Manuel “Tony” Varona, jefe de la Organización Auténtica;  Eladio del Valle; Justo Carrillo Hernández de la Organización Montecristi; así como una variada gama de políticos y esbirros.

Everett  Howard Hunt, quien falleció el 23 de enero de 2007, fue un activo oficial CIA de tenebroso historial, quien se unió a la CIA en 1949 en la División de Actividades Especiales. Fue jefe de la estación CIA en México en 1950. Fue uno de los co-autores del Plan PBSUCCESS, destinado a derrocar al gobierno democrático de Jacobo Árbenz  Guzmán en Guatemala en 1954. Posteriormente serviría a la Agencia en Japón y Uruguay.

Como organizador de los planes contrarrevolucionarios contra Cuba, se le relaciona con numerosas acciones terroristas, entre ellas la voladura del Vapor La Coubre, así como con la frustrada invasión de Playa Girón, cuyo fracaso marcó su declive dentro de la CIA.

Sin embargo, Allan W. Dulles le extendió la mano y lo convirtió en su ayudante personal hasta la jubilación de éste. La suerte de Hunt lo llevaría posteriormente a servir directamente bajo las órdenes del ex presidente Richard Nixon, involucrándose en el sonado caso Watergate que le costó una condena de 33 meses de prisión por los delitos de robo, conspiración y encubrimiento.

Otro de los autores intelectuales de la voladura del vapor La Coubre, Joseph Caldwell King, llegó a escalar rápidamente en la CIA gracias a su pasado y varias influencias. Se graduó en la Academia Militar de EE.UU. en West Point en 1923 y laboró para poderosos monopolios vinculados a Nelson Rockefeller y para la firma Johnson & Johnson. Luego de su ingreso a la CIA, operó en varias naciones latinoamericanas como Argentina (1941-1945) y en Guatemala (1952-1953), involucrándose posteriormente en el golpe de estado contra el presidente brasileño Joao Goulart en 1964. En 1967 se retiró de la CIA, dejando el cargo de Jefe de la División del Hemisferio Occidental, regresando luego como consultor de la misma y haciéndose cargo de empresas fachadas de la Agencia.

Este organizador de contrarrevolucionarios, involucrado hasta los tuétanos en los planes terroristas contra Cuba, algunas veces usando el seudónimo de  Oliver G. Galbond, falleció en enero de 1977.

Estimulado por el resultado obtenido con la voladura del vapor francés La Coubre, el vicepresidente Richard Nixon ordenó a  Allan Dulles implementar la llamada Operación 40, sobre la base de una orden presidencial de Eisenhower emitida a tal efecto el 17 de marzo de 1960, apenas 13 días después del atentado. Esta operación tenía como misión organizar, entrenar y equipar a contrarrevolucionarios de origen cubano. Previamente, en una ultra secreta reunión dirigida por Joseph Caldwell King, realizada el 9 de marzo de 1960, se abrían las puertas a esta famosa Operación 40, mediante la creación de un grupo de trabajo denominado con las siglas WH-4, a través del cual se implementaría el Plan de Operaciones Encubiertas para Cuba.

Aunque el vasto plan de subversión y terrorismo legalizado por la CIA abarcaba operaciones ultra secretas no limitadas solo a Cuba, ésta fue su centro principal de dirección, involucrando tanto a contrarrevolucionarios de origen cubano como a oficiales de la CIA de origen norteamericano.
Entre los más relevantes miembros de la Operación 40 se encontraban Félix Rodríguez Mendigutía, Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, Rafael “Chi Chi” Quintero, Virgilio Paz Romero, Pedro Luis Diaz Lanz, Antonio Veciana Blanch, los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, José Dionisio Suárez Esquivel, José Basulto León, Pedro Luis Díaz Lanz, José Miguel Battle, Gaspar Jiménez Escobedo, Ricardo Morales Navarrete, Eugenio Rolando Martínez, Rolando Masferrer Rojas, Pedro Crispín Remón Rodríguez, Antonio Cuesta del Valle, Herminio Díaz García, Manuel Artime Buesa, Eduardo Arocena Pérez, Jorge Mas Canosa, Alberto Blanco Romariz, Jorge Robreño, Juan Manuel Salvat Roque, Andrés Nazario Sargent, Virgilio González, José Joaquín Sanjenis, Manuel Rodríguez Orcarberro, Alvin Ross Díaz, Eladio Ceferino del Valle y  otros muchos, hasta alcanzar la cifra de 86  operativos y oficiales.

Los oficiales CIA y otros mercenarios estadounidenses,  involucrados en el andamiaje subversivo y desestabilizador, incluían a William Harvey, Theodore Shackley, Thomas Clines, Porter Goss, Gerry Hemming, E. Howard Hunt, David Sánchez Morales, Carl E. Jenkins, Bernard L. Barker, John Roselli, Barry Seal, Edwin Wilson, Bernard Barker, Frank Sturgis (Frank Fiorini), Tosh Plumlee, y William C. Bishop (David Atlee Philips),  quienes pasaron a dirigir la actividad terrorista y subversiva del grupo.

Cualquiera de ellos, tanto los operativos CIA y sus oficiales, pudieron participar en la colocación de la carga explosiva dentro de La Coubre cuando la misma tocó puerto norteamericano antes de llegar al puerto habanero. Se conoce con precisión que La Coubre hizo escala en el puerto de Everglades, donde dejó una carga con destino a Miami y que en ese lugar abordarían otras personas norteamericanas para continuar  rumbo a Cuba y arribar el 2 de marzo. Sin embargo, debido al mal tiempo, La Coubre permaneció en puerto estadounidense dos días más de lo esperado, ocasión en que colocaron los explosivos, según una de las hipótesis más posibles y creíbles.

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