Norelys Morales Aguilera.─ Por cortesía del doctor y profesor Orlando González Sánchez pude leer el borrador digital del libro “Mi vida de Cirujano”, donde aquel graduado del primer grupo de médicos de la Revolución en 1965, cuenta de su vida y profesión.
Alguna editorial cubana pondrá en manos de quien pretenda leer un testimonio, la reveladora de la forja de uno de esos hombres, que integran la pléyade de médicos que honran a la nación, prestigiándola y velando por su salud.
Luego que los editores hagan su trabajo, ninguna serie extranjera de médicos y sus vidas, superará en anécdotas e intensidad el relato que hilvana el Doctor González, conocido así entre colegas, amigos, alumnos, y pacientes con sus familias.
En esta ocasión no escribe el tratadista que acompaña libros cubanos de medicina o el Manual de Cirugía nacional, sino el hombre que afirma su voluntad en el tramo final de su vida, como antes hizo para sujetar el bisturí en los quirófanos, constructor y carpintero en su morada o fino tallador de un bodegón en madera.
El doctor González se revela en ese delgado hilo de la vida y muerte, jubiloso cuando ha salido triunfante y apesadumbrado cuando no ganó la batalla y, debió desplegar el consuelo al familiar que hoy es su amigo. De ahí que el texto sirva tanto al profesional como a quien admira el mundo de la medicina.
También el autor habla de complejos actos quirúrgicos, que son revelación para la persona común o para los lúcidos profesionales en ejercicio, a quienes no les son ajenas las salas hospitalarias o los fríos quirófanos, donde se dan ardientes contiendas por cada vida cada día.
El apasionado cirujano abre su diario de su misión médica en Argelia, filosofa, se cuestiona, quien en opiniones también ha sido un batallador. No hay que estar de acuerdo con él, pero su honestidad y tozudez ha sido su norte y guía, ganándole más afecto que animadversión.
Con que orgullo muestra el Doctor González su título de médico firmado por Fidel Castro Ruz y que recibió en el Pico Turquino, e insiste en el último diploma firmado por el Ministro de Salud para aquellos galenos que nunca abandonaron su profesión en su país.
Familia, amigos, colegas y alumnos acompañan al Doctor González en su incursión en el mundo de las letras, con la misma pasión que toda su vida. Cuando se conversa con el hombre, se lo percibe sintiéndose entrar o salir del Hospital Arnaldo Milián de Santa Clara o del Instituto médico de Villa Clara.
Sí, el libro “Mi vida de Cirujano”, de quien naciera pobre en Sagua la Grande en 1936 y alcanzó la excelencia de la profesión, está pendiente de publicar, y vale la pena el regocijo de que podamos tener al alcance de todos a una vida y a un cirujano cabal.
Telecubanacán
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