Norelys Morales Aguilera.─ Ha transcurrido un año desde que 19 de abril del 2018 asumió la presidencia de la República de Cuba, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Si alguien dudaba de que Estados Unidos respetaría la voluntad de la nación cubana, quedó demostrada la franca hostilidad contra cualquier gobierno que no les sea servil. En ese momento la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert declaró que el Gobierno estadounidense estaba "muy preocupado" por la situación (cubana), añadiendo que la administración Trump "no es optimista" con respecto al destino de Cuba y precisó que Washington quiere que en Cuba haya "libertad y democracia".
Anticipándose, el estadista cubano, en su discurso de asunción aclaró bien:
"Asumo la responsabilidad para la que se me ha elegido con la convicción de que todos los revolucionarios cubanos, desde la posición que ocupemos, desde la labor que realicemos, desde cualquier puesto de trabajo o trinchera de la patria socialista, seremos fieles al ejemplar legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de nuestra Revolución y también al ejemplo, el valor y las enseñanzas del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder actual del proceso revolucionario."
Aún antes de las elecciones las campañas contra el legítimo derecho de la nación cubana, era atacado y distorsionado, tanto por la OEA en voz del alabardero del imperio usamericano, Luis Almagro, que no ha escatimado descalificaciones al proceso, como por los medios contrarrevolucionarios que se hacen eco de los mercenarios a sueldo de la potencia imperial contra Cuba, creando planes y planecillos que no funcionaron. Así como, de la cloaca mafiosa miamense, cuya voz cantante es el impresentable Marco Rubio, mezquino emisario oportunista de Donald Trump.
Constitución Socialista de la República
Ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el mandatario Díaz-Canel adelantó que el Anteproyecto de Constitución de la República sería "en consonancia con los principios de nuestra democracia socialista". También expuso que tras elaborarse sería sometido a "la más amplia consulta popular". Y así ha sido.
El protagonismo de los cubanos en la construcción de la nueva Constitución de la República, refuta los ataques a su legitimidad, afirmó el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista, Raúl Castro el 10 de abril, al ser proclamada la Carta Magna.
Después de un amplio ejercicio constitucional, esas infamias se desvanecen ante el hecho irrefutable del apoyo masivo del pueblo, precisó en la sesión solemne de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Raúl Castro recordó el proceso realizado para dotar a la isla de una ley de leyes que calificó de hija de su tiempo y reflejo de las circunstancias históricas de la construcción de la sociedad cubana.
Antes de su aprobación en la Asamblea, el 22 de diciembre, y la ratificación categórica de la carta magna en el referendo del pasado 24 de febrero, en el que votaron por el Sí casi siete millones de personas, la iniciativa pasó por una consulta popular, celebrada del 13 de agosto al 15 de noviembre.
Alrededor de nueve millones de cubanos participaron en reuniones en barrios y centros de trabajo y estudio, así como en debates en el exterior, de los que salieron miles de propuestas de modificación, eliminación o adición, la mitad de ellas incorporadas al texto por la comisión parlamentaria encargada de la redacción.
De acuerdo con el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista, la Constitución proclamada -que entró en vigor con su publicación en la Gaceta Oficial de la República- responde al propósito supremo de alcanzar un socialismo cada vez más próspero, sostenible, inclusivo y participativo.
Asimismo, subrayó en la plenaria de la Asamblea Nacional que la nueva carta magna refleja las aspiraciones de quienes a lo largo de más de 150 años han luchado por un país libre, soberano, independiente y de justicia social.
Raúl Castro también dedicó su intervención a fijar postura sobre temas que generan preocupación regional y mundial, en particular la escalada en la agresividad de la actual administración en la Casa Blanca.
Al respecto, advirtió acerca de sus pretensiones hegemónicas en América Latina y el Caribe, donde Estados Unidos intenta imponer la doctrina Monroe de dominación.
En particular, señaló el empeño de Washington en derrocar a las revoluciones de Cuba y Venezuela mediante la asfixia económica.
Sobre Venezuela, reiteró el apoyo de la isla a la Revolución Bolivariana, al presidente Nicolás Maduro y a la unión cívico-militar de su pueblo en medio de la hostilidad de Estados Unidos.
En el caso de Cuba, aseveró que la mayor de las Antillas es fiel a su vocación de paz y entendimiento, pero a la vez no teme a las amenazas imperiales, traducidas en el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero vigente desde hace casi 60 años.
Esa vocación está acompañada por la inconmovible determinación de defender el derecho soberano de los cubanos a decidir el futuro de la nación sin injerencia extranjera, añadió.
Según el líder partidario, la isla enfrenta el desafío de un eventual empeoramiento de la situación económica, a partir de las acciones de Estados Unidos dirigidas a asfixiarla, como las implícitas en la Ley Helms-Burton, engendro jurídico por su llamado abierto al cambio de régimen y su carácter extraterritorial.
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