Las señales del presidente electo Jair Bolsonaro y su equipo muestran que el gobierno de la derecha que asumirá el cargo el 1 de enero , 2019, seguida por una política exterior vejatoria. En la otra punta de esta relación de sumisión a Estados Unidos, las autoridades de Washington no se hacen de rogar y presentan sus exigencias. Están expuestas con claridad en la entrevista del ex embajador en Brasil y alto funcionario de la diplomacia estadounidense, Thomas Shannon, publicada este jueves en el diario Folha de São Paulo.
El "programa" que expone es de una sencillez conmovedora y aturde: apertura completa del mercado brasileño a los productos de Estados Unidos, la agresión a Venezuela y el alejamiento de Brasil en relación a China - "creo que el presidente electo y su equipo entienden que, aunque es importante vender commodities a China (pero) el tipo de relación económica que el país tiene con Estados Unidos ofrece mucho más para el futuro de Brasil "- una frase que, descontado el tono diplomático, es casi ¡una orden!
La orden que preconiza el abandono y desmonte de la multipolaridad en las relaciones internacionales, de la que Brasil fue uno de los constructores y tuvo un papel destacado en los gobiernos Lula y Dilma, período en el que creció el protagonismo mundial de nuestro país como interlocutor responsable en las relaciones entre las naciones. Época en que la insospechada revista estadounidense Foreign Affairs consideró al canciller brasileño, Celso Amorim, el mejor ministro de Relaciones Exteriores entre todos los países. Brasil conquistó respeto mundial y tuvo un papel destacado en el fortalecimiento de bloques mundiales como el BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), basados en la soberanía de las naciones y al margen de intereses imperialistas como los de Estados Unidos.
La sumisión que Estados Unidos quiere volver a imponer, y que el gobierno Bolsonaro y su futuro canciller Ernesto Araújo (que ¡no será considerado el mejor canciller, pero quizás el más sumiso!) Que alaba la subalternidad al presidente Donald Trump, indican una alineación ideológica a las órdenes de Washington y puede significar, además del perjuicio político, un impacto para la economía de Brasil pues China es hoy el mayor socio comercial de nuestro país.
Thomas Shannon quiere también que Brasil se una a Estados Unidos para sofocar a Venezuela, cortando incluso las exportaciones de alimentos para reducir al país vecino al hambre y obligarle a someterse a las presiones imperialistas. Brasil, dijo, "es un gran proveedor de alimentos, o sea, tiene otras palancas que puede usar".
Él quiere que Brasil abandone su tradición diplomática de no alineamiento automático, de respeto a la soberanía de las naciones y de intermediario del diálogo necesario para superar conflictos y diferencias entre los países. Diplomacia que fue elevada a su ápice en la postura activa y altiva de los gobiernos Lula y Dilma. Además de la apertura del mercado brasileño a Estados Unidos, el funcionario del Departamento de Estado estadounidense quiere la vuelta protección a las patentes (la "propiedad intelectual") que favorece a las empresas multinacionales y compra de armas por el gobierno brasileño. Habla también en "cooperación" en el área de seguridad: "Hay espacio para una cooperación en seguridad, involucrando a las Fuerzas Armadas de los dos países. Podemos expandir programas de entrenamiento, desarrollo de tecnología militar y de armamentos ".
El tono de la entrevista del ex embajador de Estados Unidos es el de un sátrapa -una autoridad colonial que dicta reglas a la nación gobernada por una potencia extranjera dominante, en desprecio a su soberanía nacional.
Hace 210 años, el 28 de enero de 1808, la corona portuguesa firmó en Salvador, el decreto de abrir los puertos a las naciones amigas, rompiendo con el régimen colonial que impuso las relaciones de Brasil con Portugal, la potencia colonial, y el país puede tener relaciones con las naciones del mundo.
La pretensión manifiesta por el ex embajador Thomas Shannon, con respaldo de la sumisa diplomacia aclamada por Jair Bolsonaro, camina en el sentido opuesto- someterse a los dictámenes de la política neocolonial de Estados Unidos.
Esta es una insania increíble contra la cual las fuerzas demócratas, populares y patrióticas desde ya están llamadas a impedir que se concretice, y cuesta a creer que Brasil aceptará imposiciones de esta naturaleza y se arrodillará ante ellas.
Editorial del Portal Vermelho
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