De vuelta en los EE. UU. después de haber sido retirados de sus puestos, al menos seis de los estadounidenses evacuados informaron sospechas de acoso o vigilancia dentro de los EE.UU. que denunciaron al FBI, según NBC News.
Algunos reportaron sospechas de asaltos en sus casas o viviendas temporales, después de encontrar artículos que se movieron o manipularon, o luces y televisores encendidos que habían sido apagados. Algunos entregaron evidencia potencial al FBI, incluyendo imágenes de vigilancia y una computadora portátil que se sospecha que ha sido manipulada.
Otros informaron que fueron seguidos de manera notoria, incluso desde los consultorios de sus médicos en Filadelfia, y actividad sospechosa en los teléfonos celulares. En un momento dado, a los pacientes cuyo tratamiento se transfirió de Penn a la Red Nacional de Rehabilitación MedStar de Washington se les informó que todas sus citas de MedStar se cancelaron indefinidamente debido a preocupaciones de seguridad, dijeron cuatro personas familiarizadas con las cancelaciones.
No está claro si los incidentes pueden ser verificados, también afirmó NBC News. El FBI declinó hacer comentarios. Un portavoz de MedStar también lo hizo, citando las regulaciones federales de privacidad del paciente.
Las embajadas de Cuba y China en Washington no respondieron a las solicitudes de comentarios. La embajada rusa devolvió a NBC News a una declaración anterior del Ministerio de Relaciones Exteriores negando cualquier participación rusa.
Por otra parte, el comité editorial de la prestigiosa revista Cortex, en el área de neurociencia, aprobó publicar una demanda acerca de que lo que se había difundido por los médicos norteamericanos de la Universidad de Pensilvana, que sostuvieron que hubo daños cerebrales en los diplomáticos supuestamente agredidos en Cuba.
Lo que solicitó el Comité Editorial fue que ese artículo fuera enmendado o retractado, informó el Dr. Mitchel Valdés-Sosa, Director General del Centro de Neurociencia de Cuba, en una entrevista a la Televisión Cubana.
No hay evidencias de ataques a diplomáticos en Cuba, ni ciencia que los respalde.
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