Che en la faena de pensar: su batalla a futuro

Norelys Morales Aguilera.─ Ante la maravillosa convergencia de tener la misma fecha de nacimiento Antonio Maceo y Ernesto Guevara, el 14 de junio, recurre la idea de que la batalla que hoy tiene Guevara entre nosotros es la faena continua de pensar, su mejor contienda en los avatares del tiempo.

Se sabe que Che era un estudioso, que iba fortaleciendo su teoría en la práctica revolucionaria. Dada la circunstancia de que la lucha lo elevó a conductor de un pueblo maravilloso como el cubano, estudió su historia y los hombre que forjaron la patria. Indiscutiblemente aquel nombrado por su gente como Titán de Bronce, sería escrutado. Se aprecian sus análisis profundos en el discurso que pronunció el 7 de diciembre de 1962, en El Cacahual, donde reposan los restos del General Antonio. [1]

“Hoy, que estamos en la tarea de la construcción del socialismo en Cuba, que empezamos una nueva etapa de la historia de América, el recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias. Empieza a estar más íntimamente ligado al pueblo, y toda la historia de su vida, de sus luchas maravillosas y de su muerte heroica, adquiere el sentido completo, el sentido del sacrificio para la liberación definitiva del pueblo.”

El Che resaltó que Antonio Maceo tuvo dos momentos, los más importantes de su vida: los que, a su juicio,  lo definirían  como hombre y como genio militar. El  primero de ellos fue, cuando contra todas las corrientes, contra todos los conformismos, contra todos los desesperados  que querían alcanzar algún  tipo de paz después de 10 años de lucha, cuando se desintegra el Ejército de Liberación y se firma la Paz del Zanjón, Antonio Maceo expresa la Protesta de Baraguá y, solo, trata de seguir la lucha en condiciones imposibles.

Y al calificar este significativo hecho protagonizado por Antonio Maceo, el 15 de marzo de 1878, el Che dijo: “Y la Protesta de Baraguá fue el último intento de un espíritu noble por continuar una lucha a la cual ya venía dedicado desde 10 años antes.”

Para el Che el otro momento crucial en la vida de Antonio Maceo tuvo lugar entre octubre de 1895 y enero de 1896 cuando realizó la histórica invasión desde Oriente hasta la provincia más occidental de Cuba, Pinar del Río.

La guerra por la independencia de Cuba se había logrado reiniciar el 24 de febrero de 1895 y en el transcurso de los meses y tras las primeras batallas y combates, entonces se preparó, al decir del Che, la segunda de las hazañas definitorias de la vida de Maceo: la Invasión.

Acerca de la capacidad de Maceo para haber realizado tal hazaña, el Che precisó: “Organizándolas pacientemente, a sus tropas, nutriéndolas con una fuerte caballería, amparados en el escaso poder de fuego de la infantería de aquella época, con movimientos continuos, con marchas y contramarchas, combatiendo sin cesar casi día a día, atacando fulminantemente la mayoría de las veces, resistiendo a pie firme los ataques otras, Antonio Maceo cruzó la Isla de una punta a otra y llevó el fuego revolucionario a provincias que no lo había conocido en la anterior etapa de la guerra de liberación."

“Para hacer esto que hoy se puede referir en pocas palabras, se necesitaba un inmenso poder de organización, una inmensa fe en la victoria y en la capacidad de lucha de sus hombres, y un poder de mando extraordinario para ejercerlo día a día, durante años de lucha, en condiciones extremadamente difíciles…

Entonces Che evoca:  “Por eso sus palabras, sus frases tan queridas resuenan tan hondo en el corazón de los cubanos, y es de obligada recordación esa frase que está inscripta al costado del Monumento (del Cacahual): “Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, sino perece en la lucha.” Ese fue el espíritu de Maceo y ese fue el espíritu de nuestro pueblo.”

Mientras, Fidel Castro, quien como pocos conoció a su admirado colaborador, dió la pauta de las batallas de pensamiento, para las cuales contamos con el Che.

Durante treinta años los restos del Guerrillero permanecieron sepultados en la localidad de Vallegrande, Bolivia, hasta la fecha de su hallazgo el 28 de junio de 1997 junto a otros 6 compañeros.  El 12 de julio de 1997, fueron trasladados a La Habana y posteriormente en solemne homenaje de pueblo de Cuba, depositados el 17 de octubre en el Complejo Monumentario Ernesto Che Guevara ubicado en la ciudad de Santa Clara.

Ese día Fidel expresó[2]:

Con emoción profunda vivimos uno de esos instantes que no suelen repetirse. No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros. Venimos a recibirlos. Veo al Che y a sus hombres como un refuerzo, como un destacamento de combatientes invencibles, que esta vez incluye no solo cubanos, sino también latinoamericanos que llegan a luchar junto a nosotros y a escribir nuevas páginas de historia y de gloria. Veo además al Che como un gigante moral que crece cada día, cuya imagen, cuya fuerza, cuya influencia se han multiplicado por toda la tierra.

¿Cómo podría caber bajo una lápida?
¿Cómo podría caber en esta plaza?
¿Cómo podría caber únicamente en nuestra querida pero pequeña isla?
Solo en el mundo con el cual soñó, para el cual vivió y por el cual luchó hay espacio suficiente para él.

Notas

[1] http://www.radiorebelde.cu/che/principios/che-principios-admimacion-antonio-maceo.html
[2] http://www.ecured.cu/index.php/Ernesto_Guevara_de_la_Serna

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