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No se puede obligar a una mayoría de cubanos a salir a plazas y calles, y menos aún se puede pensar que la alegría es obligada (Tuitealo). Dejemos de lado las supercherías.
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De punta a cabo, el archipiélago total mostró a una Revolución que se renueva, pero que es la misma en sus atributos de justicia social y solidaridad. El cubano es un pueblo que se lo debe a sí mismo, a sus esfuerzos denodados, a la astucia, a la valentía y al saberse dueño de su destino.
Bajo un acoso, que también es silenciado y manipulado, sabe el hombre y la mujer común, el anciano y el niño que crece rey del afecto, el joven que aspira a más, que la suerte depende de saber andar. Y, la Revolución cubana lo ha sabido hacer. Mérito propio e indiscutible.
Al describir lo vivido este día, las imágenes entran más que por los ojos por el corazón. Sudorosos vuelven los marchantes a casa. Se reponen fuerzas o se continúa en familia, esa colosal familia cubana, fuente de heroísmo y resistencia, de constancia y amor filial.
Así anda Cuba, y todos saben que la marcha sigue y es compleja. Tiempos inciertos nos acechan, magníficos enemigos están vigilantes, pero hemos de estarlo aquí más. Son tiempos de crear y fundar.
Cuba lo hará (Tuitealo).
Soy Norelys Morales Aguilera
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