Se cuenta que se trata de una guerra civil cuando ni hay dos gobiernos, ni dos administraciones, ni dos fuerzas armadas equivalentes.
No se cuenta, que responde a un nuevo paradigma de guerra en el que se multiplican y fraccionan los actores, que el componente de exacerbación identitaria es central, que los métodos de combate son asimétricos y terroristas, que la financiación responde a intereses externos, que se ha internacionalizado el conflicto y sus causas y que la violencia y la barbarie no son privativas del estado.
No se cuenta que no tiene nada que ver con las primaveras árabes, como tampoco se cuenta que éstas respondieron al levantamiento de no más del 20% de la población, fanática, vinculada a la Hermandad Musulmana y que no es la primera vez que sucede, los antecedentes se remontan a 1973, 1982 y se replicaron en 2011.
No se cuenta dónde está la oposición moderada ni que el Ejército Libre Sirio (que ni era ejército, ni libre, ni de obediencia siria) se ha disuelto en la nada y ha sido sustituido por el Estado Islámico y Al Qaeda nutridos por fanáticos y mercenarios de más de ochenta nacionalidades.
No se cuenta que nada tiene que ver con la situación de Libia: el estado sirio no ha caído en ningún momento y Gutha oriental está a punto se ser liberada en su totalidad, con más del 90% de la población evacuada.
Y finalmente no se cuenta que en Gutha oriental, donde está Al Qaeda y Yet al Islam, a diario se atacaba con morteros y se masacraba a la población civil.
Ante mis preguntas, los “expertos”, no respondieron.
@jcouso: Página personal de Javier Couso Permuy en Facebook.
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