La embajadora de Estados Unidos (EE.UU.) en México, Roberta Jacobson, anunció en su cuenta de Twitter que dejará a principios de mayo el cuerpo diplomático del gobierno de Donald Trump para ir en busca de mejores oportunidades.
Expertos aseguran que su renuncia afectará a los diplomáticos encargados de ambos países, pues es de la pocas con 31 años de experiencia en la política que formaba parte del gabinete de gobierno de Estados Unidos.
La renuncia de Jacobson sigue a la de John Feeley, embajador de EE.UU. en Panamá, debido a que no se siente capaz de servir al presidente Donald Trump, según se desprende de su carta de renuncia, uno de cuyos extractos publicó Reuters.
Una portavoz del Departamento de Estado confirmó la renuncia de Feeley. "Ha informado a la Casa Blanca, al Departamento de Estado y al Gobierno de Panamá de su decisión de retirarse por motivos personales, a partir del 9 de marzo de este año", dijo.
El Departamento de Estado estadounidense, que calificó a Feeley como uno de los principales especialistas en América Latina, confirmó que él dejará su puesto el 9 de marzo y explicó que optó por “retirarse por motivos personales”.
En enero trascendió que el 60 por ciento de los diplomáticos profesionales de alto rango en el Departamento del Estado se han ido y las nuevas solicitudes para unirse al servicio exterior han caído a la mitad, según datos recientes de la Asociación Estadounidense de Servicios Exteriores, la organización profesional del cuerpo diplomático de Estados Unidos.
A la fuga de diplomáticos se une la asesora de comunicación, quien admitió a los legisladores haber dicho "mentiras piadosas" en favor del presidente
Hope Hicks, la asesora más fiel del presidente de Estados Unidos, renunciará a su cargo como directora de comunicaciones de la Casa Blanca en las próximas semanas, una dimisión que deja vacante el cargo por cuarta vez en el corto mandato del magnate.
La Casa Blanca confirmó la marcha de Hicks, quien ha acompañado al mandatario desde hace tres años y aceptó ponerse al frente de las comunicaciones del Gobierno estadounidense el verano pasado, tras la dimisión del polémico Anthony Scaramucci, que apenas duró 10 días en el cargo.
La guerra abierta que ha mantenido el multimillonario con los medios desde antes de alzarse vencedor en las elecciones de 2016, y su peculiar y políticamente incorrecto modo de hacer públicas sus decisiones y opiniones, han hecho que el cargo de director de comunicaciones de la Casa Blanca no sea el puesto más codiciado, valoró la agencia Efe.
La noticia llega un día después de que la consejera del presidente testificara durante más de ocho horas ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes en el marco de las investigaciones sobre la posible coordinación de la campaña de Trump con el Gobierno ruso para influir en los comicios de 2016.
No obstante, según indica el diario The New York Times, citando diversas fuentes conocedoras de sus intenciones, la renuncia no ha tenido que ver con la investigación y su testimonio, sino que llevaba considerando sus opciones de salida desde hace varios meses.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario