Leemos que Colombia, además, es origen del 92% de la cocaína incautada en EEUU, cuyo gobierno ha alertado del “alarmante aumento de la producción” en aquel país (4). Pero, increíblemente, a quien acusan los grandes medios internacionales de ser un “narcoestado” es... a Venezuela (5).
Los medios nos dicen que el Gobierno de Brasil ha comenzado la intervención militar de la ciudad de Río de Janeiro (6). Si esto hubiera ocurrido en Venezuela, tendríamos ya en la prensa completos análisis sobre la crisis social del país (7). Pero como es en Brasil, nos dicen que es solo una medida para “atajar la ola de violencia” (8). Mientras, el presidente golpista Michel Temer, con todos los grandes medios brasileños a su favor, trata de reducir su impopularidad con un gesto de mano dura, y de apartar el foco de las masivas protestas contra su política antisocial (9).
Donald Trump sugiere armar a un 20 % del profesorado de EEUU (10), para evitar matanzas en las escuelas, con el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle (11). La prensa europea realiza un relato crítico acerca de la venta de armas en aquel país (12). Pero jamás un análisis sobre la salud democrática de una sociedad que admite esto como un “derecho constitucional”. Por contra, ¿se imaginan qué dirían si fuera en Cuba donde, en mes y medio, se hubieran producido casi dos mil muertes por armas de fuego (13)?
En los últimos días leemos mucho sobre libertad de expresión en la “democracia española”. Una jueza prohibía la impresión y comercialización de nuevos ejemplares de “Fariña”, un libro sobre el narcotráfico en Galicia (14). Y el músico rapero Valtonyc era condenado a tres años y medio de cárcel, acusado de enaltecimiento del terrorismo e injurias graves a la Monarquía (15). Los principales medios españoles defendían esta sentencia (16) (17). Los mismos, por cierto, que tan detalladamente nos informan de cada caso de supuesta “censura” en Cuba (18).
Además, la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid retiraba una exposición denominada “Presos políticos en la España contemporánea” (19). Los principales medios españoles quitaban hierro a este evidente acto de censura (20). Y los pocos que denunciaban su gravedad apenas mencionaban a una pequeña parte de los “presos políticos” que reivindicaba la citada exposición: los vinculados al proceso independentista catalán (21). Pero en la obra también aparecían otros casos, que la prensa española se cuidaba de no airear, y a los que aplicaba una segunda censura, como el del político vasco Arnaldo Otegi, los tuiteros de la operación ‘Araña’, los jóvenes de Altsasu o la dirección del clausurado diario ‘Egin’ (22).
Para que ahora gobierno, políticos y medios españoles vayan dando lecciones por el mundo sobre libertad de expresión, artística o de prensa (23).
Notas
(2) http://www.pulzo.com/nacion/toque-queda-ley-seca-facatativa-fusagasuga-melgar-puerto-boyaca-PP443014
(19) http://www.lavanguardia.com/cultura/20180222/44978166625/presos-politicos-ifema-arco-censura.html
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