Gustavo Espinoza.─ Si le preguntáramos al gobierno peruano qué está haciendo en el plano continental, bien podría respondernos de inmediato: méritos para perder la sede de la Cumbre de las Américas prevista para el mes de abril.
Hasta ahora nadie se explica por qué no hay un congresista –o varios- que tome la iniciativa de invitar a la Cámara a la señora Ministra de Relaciones Exteriores, Cayetana Aljovìn, la más improvisada titular de Torre Tagle en varias décadas, y que ha metido las de andar en cada recodo del camino. Veamos:
Recibió, primero, al emisario Rex Tillerson y virtualmente de hinojos –a la par del presidente Pedro Pablo Kuczynsk (PPK)- le aseguró que cumpliría, sin dudas ni murmuraciones, el Úkase dictado por la Casa Blanca, y vetaría la participación de Nicolás Maduro Moros en la cita de abril.
Inmediatamente después, convocó a la reunión de “los 12” para “asegurar” apoyo. Ni siquiera reparó en el hecho que este Grupo no tiene validez alguna. Su efímera existencia se explica porque simbolizó el fracaso espectacular del gobierno estadounidense, que pretendió sancionar a Venezuela en el marco de la OEA y sufrió una humillante derrota; por lo que debió cobijarse en una suerte de “vientre de alquiler” -el “Grupo de los 12”-, enfilándolo contra Caracas.
El apoyo demandado con tanta desesperación, no se produjo. El grupo accedió a “comprender” la propuesta peruana, pero no la asumió, ni la compartió. En otras palabras, no la hizo suya. Y eso, por una razón muy simple: nadie en su sano juicio está en posibilidad de vetar la presencia de un mandatario en una cumbre que congrega a todos. La Cancillería de cualquier país del mundo, hubiese asumido la misma posición, de distancia y cautela.
Pero Aljovín salió por todo lo alto a proclamar, que el Grupo de Lima había “acordado” respaldar la idea de PPK. La reacción, no se hizo esperar. Uruguay, dijo que no, y hasta Brasil tomó distancia del tema; solo la Casa Blanca se empeñó en lo mismo, evidenciando que de ella salió la idea inicial.
Varias cancillerías se han sumado al rechazo a la “iniciativa”. Bolivia ha sido una de las primeras, luego Cuba, después la Nicaragua Sandinista y también El Salvador. Posteriormente, Brasil, que a pesar de Michel Temer, la cancillería de Itamarathy es bastante profesional. por cierto.
El gobierno peruano prosiguió en su capricho, y cayó a un precipicio. La presidenta del Consejo de Ministros, Mercedes Araoz, en busca del “agreement” de Washington, hizo dúo con la señora Cayetana, y se tornó aún más belicosa y agresiva: “si un avión trae al señor Maduro, será derribado”, aseguró en son de guerra.
¿Tendrá idea la excandidata presidencial de Alan García lo que significa una declaración así en el plano de la diplomacia, y de las relaciones entre Estados? ¿Podría sustentar ese punto de vista ante un Foro Internacional? ¿Será capaz de mantener esa propuesta, sin incurrir en un verdadero acto de guerra? Cualquier persona con dos dedos de frente, diría que una declaración así amerita un diagnóstico médico y un tratamiento psiquiátrico inmediato, a más de una camisa de fuerza urgente, en previsión de nuevos excesos.
Basta las declaraciones conocidas para darse cuenta que la Cumbre de Lima corre un riesgo inmenso. Bien puede fracasar por la inasistencia -o el retiro- de varios países, que no aceptan el veto contra nadie; o suspenderse y reprogramarse en otro rincón de América, que ofrezca más garantías que nuestro país. Y es que aquí, hay otros elementos adicionales.
En el Perú se viven hoy días convulsos. El Presidente –PPK- está “pedido”. El 73% de la ciudadanía piensa que no llegará a la Semana Santa -28 y 29 de marzo- porque será “vacado” antes. Y es que cada día salen nuevas evidencias contra él: reportes bancarios y documentos afines que lo comprometen en negocios turbios y vínculos oscuros con empresas de su competencia que se beneficiaron cuando era Ministro de Estado, o Presidente del Consejo de Ministros, hace algunos años.
Pero más allá de una destitución por “Incapacidad Moral Permanente”, está planteado el tema del indulto a Alberto Fujimori y la “gracia presidencial” en su beneficio. Esta última, ya fue derribada por la Sala Penal de la Corte de Justicia que resolvió declararla inviable; y aprobó abrir juicio a Fujimori por la ejecución de 6 campesinos en Pativilca en el norte de Lima. Y está pendiente la decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de que puede declarar nulo el perdón dictado por PPK el 24 de diciembre pasado.
En los últimos 60 días, han tenido lugar en Perú las manifestaciones de protesta más grandes y aguerridas de las últimas décadas. El común denominador de ellas ha sido el rechazo masivo al “modelo” neoliberal, al engendro constitucional del 93, a la Mafia Apro-Fujimorista, a la corrupción, y a PPK.
Centenares de miles de personas en las calles en Lima, y en casi todas otras ciudades del país, han remecido con sus gritos y demandas las viejas estructura del Estado peruano. Y estas movilizaciones no han sido en vano, ni han concluido. En lo adelante se retomarán contra el “trabajo esclavo” aprobado en el Congreso de la República que obliga a los jóvenes a laborar 3 años gratuitamente en las empresa para hacer “prácticas” laborales.
El solo hecho que para el jueves 12 de abril a las 5 de la tarde y en el mismo recinto -la Plaza San Martin- se haya convocado dos manifestaciones de signo adverso -una contra Nicolás Maduro, y otra en repudio masivo a Donald Trump- revela la intensidad del convulso escenario peruano. Y es que el mandatario estadounidense se dispone a venir aquí, para destilar su ira contra el mundo. El Hotel Marriot tiene ya las reservas hechas para la comitiva de ese dignatario.
¿Habrá condiciones para que se desarrolle en el Perú la Cumbre de abril? ¿Estará trabajando el gobierno para asegurarla, o para perder la sede? La decisión, finalmente será de los propios organizadores del evento. En cuanto a nosotros se refiere, debemos estar preparados para cualquier contingencia. Por de pronto, bienvenidos todos los que encarnan la lucha de los pueblos.
Fuente: http://razonesdecuba.cubadebate.cu/articulos/peru-y-sus-meritos-para-perder-la-sede-de-la-cumbre-de-las-americas/
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