Al tiempo de saludarlo, tengo la necesidad de referirme a la nota “De la Redacción” publicada en EL TELÉGRAFO, el pasado 12 de enero, en respuesta a la réplica que hicimos al artículo “El testimonio de un disidente que generó una novela”.
Respondo, entonces, a los puntos de vista del Editor de Cultura. El Sr. Rivera señala que “el periodismo, en todo caso, tiene la tarea de sembrar dudas, sospechar de los discursos oficiales, …”.
Me permito discrepar. Creo que el periodismo, lejos de sembrar dudas, tiene la tarea de ayudar a esclarecer la verdad, a ofrecer puntos de vista que ilustren los hecho, a buscar por sobre todas las cosas la verdad, no la duda.
El periodismo es ante todo responsabilidad con la información que se publica y para ello se debe realizar un ejercicio de comprobación, de consulta, caso contrario, se corre el riesgo de desinformar o, peor aún, tergiversar elementos de la historia, difundir información falsa y confundir.
El periodismo que se respete no debe defender la mentira ni las versiones de hechos que no se ha tenido el trabajo de investigar a profundidad. La libertad de expresión no puede servir para mentir burdamente, y tanto los escritores como los periodistas tienen el deber, si son serios y profesionales, de hurgar en la historia, de investigar.
La subjetividad puede mediar el accionar humano, pero esta puede ser mayor o menor en dependencia de la profesionalidad y de la seriedad con que asumamos nuestras responsabilidades. No creo que sea ético echar mano a la subjetividad para defender historias que no conocemos o que conocemos y simplemente queremos adulterar.
La historia y la realidad se podrán narrar desde múltiples voces, pero no se puede negar que no todas las voces serán verdaderas. Determinar cuál voz seguimos, queda a la decisión ética y moral de cada persona. En materia de “falsos rumores”, tendríamos quizás que hacer otra novela para poder comentarlos todos, no perderé mi tiempo en eso, pues tampoco creo que sea imprescindible para desenmascarar la patraña anticubana.
Reitero que el destino de Cuba no ha sido casual ni se ha llegado a él por la voluntad de una persona, se basa en la decisión soberana y libre de todo un pueblo.
Nos preocupa que EL TELÉGRAFO, un medio público de Ecuador, supuestamente comprometido con la verdad, vaya a asumir una postura a favor de la mentira y el pseudoarte. Solo esto pudiera explicar la selección que hace de “artistas fundamentales” cubanas.
Realmente, si no fuera un tema tan serio, provocaría risa. Nuestra cultura, como la propia nacionalidad cubana, verdadero crisol de razas, es diversa y muy rica en matices. Estamos orgullosos de ser cubanos y de defender una revolución que no ha podido ser derrotada en casi 60 años a pesar de todos los esfuerzos realizados por el imperialismo yanqui.
Esto demuestra cuán legítima es y cuán arraigada está en el pueblo cubano. Estamos en la mejor disposición de ofrecer a EL TELÉGRAFO y a su sección cultural, toda la información que requiera sobre la historia y la contemporaneidad de las artes en Cuba y, como lo hemos hecho siempre, a seguir cooperando con el diario en todo lo que esté a nuestro alcance.
Igualmente, podemos ofrecer toda la información que deseen sobre otros temas de interés, como pueden ser la colaboración médica y educativa entre nuestros dos países. Mucho agradecería que EL TELÉGRAFO publique íntegramente esta carta que se ha escrito en legítimo uso del derecho a réplica.
Atentamente,
Rafael Dausá Céspedes
Embajador de Cuba
Fuente: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/cultura/10/el-periodismo-lejos-de-sembrar-dudas-tiene-la-tarea-de-ayudar-a-esclarecer-la-verdad
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