El secretario norteamericano de Estado, Rex Tillerson, se convirtió este 27 de agosto en el más alto funcionario de la administración en distanciarse del presidente, Donald Trump, tras su respuesta a la violencia racista registrada este mes en Charlottesville, Virginia.
En entrevista este domingo con la cadena Fox News, el jefe de la diplomacia estadounidense fue preguntado si consideraba que Trump estaba expresando los valores de tolerancia e igualdad del país en sus comentarios sobre los disturbios del 12 de agosto, según PL.
Tillerson manifestó que "el presidente habló por sí mismo" con sus declaraciones sobre los sucesos que enfrentaron a grupos de supremacistas blancos contra personas opuestas a su mensaje de odio.
Cuando el anfitrión del espacio televisivo indagó entonces si se estaba distanciando de los pronunciamientos de Trump, el titular respondió: "He hecho mis propios comentarios sobre nuestros valores".
La posición mostrada por Tillerson en el diálogo con Fox News siguió a las críticas realizadas esta semana por Gary Cohn, el principal asesor económico del gobernante republicano y director del Consejo Económico Nacional.
En una entrevista publicada por el Financial Times, el funcionario indicó que la administración "puede y debe hacerlo mejor" en la condena a los grupos de odio.
"Los ciudadanos que defienden la igualdad y la libertad nunca pueden ser equiparados con los supremacistas blancos, los neonazis y el Ku Klux Klan", expresó Cohn, en los que varias fuentes consideran la condena más fuerte hasta el momento dentro del Gobierno a las palabras de Trump.
Hace unos días el titular de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, también estimó errada la actitud del mandatario después de los eventos, en la cual hubo una "ambigüedad moral, cuando necesitamos una claridad moral extrema".
La jornada de enfrentamientos violentos en Charlottesville, que llevó a declarar emergencia en la ciudad, concluyó con tres muertes, entre ellas la de una joven de 32 años que fue atropellada por un simpatizante del nazismo.
Al valorar esos hechos, el jefe de la Casa Blanca rechazó la violencia provocada por "muchas partes", pero no mencionó explícitamente a los movimientos de ultraderecha presentes en el lugar.
Tras recibir cuestionamientos de diversas figuras por sus comentarios moderados, expresó que el racismo "es malo y quienes causan la violencia en su nombre son criminales y matones, incluyendo el KKK, los neonazis, los supremacistas blancos".
Sin embargo, volvió a desatar polémica poco después cuando se refirió a la "culpa de ambas partes" en los eventos, pues "hubo un grupo de un lado que fue malo y hubo un grupo del otro lado que también fue muy violento".
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