El doctor Jesús de los Santos Renó, que desde hace treinta años está a cargo de la sala infantil del INOR de La Habana, visita a cada uno de sus jóvenes pacientes al comienzo de cada jornada, y revisa su historial clínico para hacer un seguimiento de su evolución.
"Nos sostiene el amor a lo que hacemos", confiesa el doctor Renó, que destaca la importancia de la vocación a la hora de tratar niños con enfermedades malignas.
Los jóvenes pacientes del INOR no pueden asistir a la escuela como los niños sanos, pero cuentan con una maestra que los atiende de manera personalizada.
Merlene Álvarez, maestra de la planta infantil del INOR, cuenta que el objetivo principal es ayudar a los niños para hacer más "llevaderas" sus largas estancias en el centro de salud. Ver que terminan sus estudios al igual que los alumnos de las escuelas "ayuda a su autoestima", explica.
Idael Torres Curnaux, que fue tratado en el INOR a causa de un tumor ocular y ahora ejerce allí como médico, decidió estudiar medicina motivado por el afecto que recibió durante su estancia como paciente.
Torres Curnaux suele visitar a sus pacientes casa por casa para cuidar su salud física y emocional, ya que una de las tareas de los doctores es "curar el alma", concluye el doctor, que podría haberse curado con un fármaco estadounidense, pero que, a causa del bloqueo impuesto por Washington, no pudo acceder al mismo.
RT
No hay comentarios.:
Publicar un comentario