El 12 de marzo pasado, día en que la red informática mundial, la famosa WWW de la world wide web, cumplió 28 años, Sir Tim Berners-Lee, fundador de la Web Foundation e inventor de la web, emitió un mensaje sobre cómo ha evolucionado la web y qué debemos hacer para asegurar que cumple su visión de ser una plataforma de igualación que beneficia a toda la humanidad.
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Hoy se cumplen 28 años desde que envié mi propuesta original para la red informática mundial. Imaginaba la web como una plataforma abierta que permitiría a todas las personas, en todas partes compartir información, tener acceso a oportunidades y colaborar más allá de límites geográficos y culturales. De muchas maneras, la web ha cumplido con esta visión, aunque mantenerla abierta ha requerido de muchas batallas. Pero en los últimos 12 meses, me he sentido cada vez más preocupado por tres nuevas tendencias que creo que debemos abordar para que la web cumpla con su verdadero potencial como herramienta que sirve a toda la humanidad.
1) Hemos perdido control de nuestra información personal
El modelo de negocios actual de muchos sitios web ofrece contenido libre a cambio de información personal. Muchos estamos de acuerdo con esto -aunque a menudo aceptamos largos y confusos documentos con términos y condiciones- pero fundamentalmente no nos importa que se recopile algo de información a cambio de servicios gratuitos. Pero no estamos viendo un truco. Cuando nuestra información se conserva en lugares patentados, la perdemos de vista, perdemos los beneficios que podríamos obtener si tuviéramos control directo sobre esta información, y eligiéramos cuándo y con quién compartirla. Es más, a menudo no tenemos ninguna manera de dar a conocer a las empresas qué información preferiríamos no compartir –sobre todo con terceros– pues los términos y condiciones se toman o se dejan.
La recopilación de información generalizada por parte de las empresas tiene otros impactos. A través de la colaboración -o coacción- con empresas, los gobiernos también observan cada vez más todos nuestros movimientos en línea, y con la aprobación de leyes extremas que atentan contra nuestros derechos a la privacidad. En regímenes represivos, es fácil ver el daño que se puede causar – pueden arrestar a los blogueros o matarlos, y pueden monitorear a opositores políticos. Pero incluso en países donde creemos que los gobiernos tienen en mente el mejor interés de sus ciudadanos, esto simplemente va demasiado lejos todo el tiempo. Tiene un efecto negativo sobre la libertad de expresión y evita que se use la web como espacio para explorar asuntos importantes, como problemas delicados de salud, sexualidad o religión.
2) Es muy fácil difundir información errónea en la web
Hoy en día, la mayoría de personas encuentra noticias e información en la web por medio de apenas unos cuantas redes sociales y motores de búsqueda. Estos sitios ganan más dinero cuando hacemos clic en los enlaces que nos muestran. Y eligen qué mostrarnos basándose en algoritmos que adquieren ese conocimiento a partir de nuestra información personal, que extraen constantemente. El resultado final es que esos sitios nos muestran contenido en el que creen que haremos clic, lo que significa que la información errónea, o ‘noticias falsas’ (“fake news”), algo sorprendente, sobrecogedor o diseñado para apelar a nuestras preferencias, se puede esparcir como reguero de pólvora. Y a través del uso de ciencias de datos y ejércitos de bots, quienes tienen malas intenciones pueden engañar al sistema para difundir información errónea y obtener un beneficio económico o político.
3) La publicidad política en línea necesita transparencia y entendimiento
La publicidad política en línea se ha convertido rápidamente en una industria sofisticada. El hecho de que la mayoría obtenga su información de apenas un puñado de plataformas y la creciente sofisticación de los algoritmos que sacan provecho de abundantes reservas de información personal, significa que ahora las campañas políticas están elaborando anuncios individuales dirigidos directamente a los usuarios. Una fuente sugiere que durante el periodo electora estadounidense de 2016, diariamente se presentaban hasta 50,000 variaciones de anuncios en Facebook, situación a la que es casi imposible dar seguimiento. Y hay sugerencias de que algunos anuncios políticos –en Estados Unidos y alrededor del mundo- se están usando de maneras poco éticas –para dirigir a los votantes a sitios de noticias falsas, por ejemplo, o para hacer que potenciales votantes se mantengan alejados de las urnas. La publicidad dirigida permite que una campaña comunique cosas completamente diferentes, posiblemente contradictorias, a diferentes grupos. ¿Es eso democrático?
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Estos son problemas complejos, y las soluciones no serán simples. Pero ya podemos observar algunos senderos que nos pueden guiar hacia el progreso. Debemos trabajar junto con las empresas web para encontrar un equilibrio que a partir de criterios de justicia le devuelva un grado de control sobre información a las personas, incluido el desarrollo de nueva tecnología como “data pods” personales de ser necesario y explorar modelos alternativos de ingresos como suscripciones y micropagos. Debemos luchar contra los excesos gubernamentales en leyes de vigilancia, incluso a través de los tribunales, de ser necesario. Debemos rechazar la información errónea exhortando a gatekeepers como Google y Facebook a continuar los esfuerzos por combatir el problema, y también evitando la creación de cualquier órgano central para decidir qué es “verdadero” o no. Necesitamos más transparencia algorítmica para entender cómo se toman decisiones que afectan nuestra vida, y tal vez un conjunto de principios comunes a seguir. Necesitamos con urgencia cerrar el “punto ciego en internet” en la regulación de las campañas políticas.
Nuestro equipo en la Fundación Web trabajará en muchos de estos problemas como parte de nuestra nueva estrategia de cinco años – investigando los problemas con más detalle, elaborando soluciones de políticas proactivas y generando coaliciones para progresar hacia una web que otorgue igual poder y oportunidad a todos y todas. Los exhorto a apoyar nuestro trabajo de la manera que puedan -corriendo la voz, presionando a las empresas y gobiernos o haciendo una donación. También hemos recopilado un directorio de otras organizaciones de derechos digitales en todo el mundo para que también exploren y evalúen apoyar.
Tal vez yo haya inventado la web, pero todos han ayudado a crear lo que es hoy en día. Todos los blogs, artículos, tuits, fotos, videos, aplicaciones, páginas web y más representan las contribuciones de millones en todo el mundo que construyen nuestra comunidad en línea. Todo tipo de personas han ayudado, desde políticos que luchan por mantener la web abierta, organizaciones de normalización como W3C que aumentan el poder, la accesibilidad y la seguridad de la tecnología, y personas que han protestado en las calles. El año pasado, vimos a los nigerianos resistirse a un proyecto de ley de medios sociales que hubiera obstaculizado la libre expresión en línea, clamor popular y protestas en regional bloqueos regionales de internet en Camerún y enorme apoyo público a la neutralidad de la red en India y la Unión Europea.
Se ha necesitado de todos para construir la web que tenemos, y ahora depende de nosotros construir la web que queremos -para todos y todas. Si quieres tener una mayor participación, únete a nuestra lista de correo, colabora con nosotros, únete o dona a alguna de las organizaciones que están trabajando en estos problemas alrededor del mundo.
Sir Tim Berners-Lee
La Fundación Web está a la vanguardia de la lucha para avanzar y proteger la web para todos. Creemos que hacerlo es esencial para revertir la creciente desigualdad y empoderar a los ciudadanos. Puedes seguir nuestro trabajo suscribiéndote a nuestro boletín, y encuentra una organización local de derechos digitales a la cual apoyar en esta lista. Las incorporaciones a la lista serán bienvenidas y se pueden enviar a contact@webfoundation.org. http://webfoundation.org/2017/03/web-turns-28-letter/
Tomado de: http://www.alainet.org/es/articulo/184189
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