Ariel Terrero/IPS.─ Nuevas puertas se vislumbran para la industria farmacéutica y biotecnológica cubana en mercados tan disputados como restrictivos del Norte industrial, en particular la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
Un nuevo acuerdo a largo plazo con la UE, que modifica posturas políticas y comerciales hacia Cuba, se ha hecho realidad justo cuando altos funcionarios de Washington ratifican una disposición especial para entenderse con La Habana en el terreno de la investigación y la producción de medicamentos.
El 12 de diciembre, el mismo día en que Cuba y la UE sellaban en Bruselas un acuerdo que puso fin oficial a la Posición Común de ese bloque hacia este país caribeño, un alto representante del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) anunció la patente conjunta otorgada por la UE a uno de los productos estrellas de esa institución.
Al cierre del IV Congreso Internacional de Control de la diabetes y sus complicaciones más severas, que sesionó en la localidad balnearia deVaradero, el vicedirector del CIGB, Ernesto López Mola, comunicó que una nueva generación del Heberprot-P, medicamento exclusivo para el tratamiento de la úlcera del pie diabético, recibió licencia en el bloque comunitario, válida hasta el año 2036.
De acuerdo con esta formulación, el Heberprot-P se presenta ahora en nanocápsulas que hacen más efectiva la cicatrización y su acción antimicrobiana. Al fármaco le otorgó la patente el Instituto de Ciencias de los Materiales de Barcelona, en España, de manera conjunta con la UE.
La buena voluntad europea no solo responde a la probada efectividad de ese medicamento, único de su tipo para impedir las amputaciones de miembros por complicaciones de la diabetes. El entendimiento europeo con Cuba coincide con visitas de funcionarios de Estados Unidos a la isla antillana. ¿Casualidad?
Entre las personas que en el Centro de Convenciones Plaza América, de Varadero, oyeron la noticia de la patente europea, se encontraba la secretaria adjunta de Salud de Estados Unidos, Karen de Salvo.
La presencia y los comentarios que hizo la alta funcionaria en el congreso dedicado a la diabetes confirman el interés de las autoridades de su país por estrechar relaciones con los investigadores y la industria farmacéutica cubana
Estados Unidos ha otorgado ya licencias a dos biofármacos cubanos para hacer ensayos clínicos en ese país.
Representantes de Heber Biotec, la empresa que produce y comercializa las creaciones del CIGB, han declarado que buscan ahora un socio estadounidense para emprender esas pruebas con el Heberprot-P.
El otro medicamento con licencia es el Cimavax-EGF, una novedosa vacuna terapéutica contra el cáncer del pulmón, creada por el Centro de Inmunología Molecular (CIM), líder en la producción de anticuerpos monoclonales.
El CIM firmó ya un acuerdo con el Instituto Roswell Park contra el Cáncer, de Nueva York, para realizar ensayos clínicos con el Cimavax, en una información de la que se hizo eco el diario The New York Times.
A juzgar por numerosas visitas de empresarios de Estados Unidos a instituciones biotecnológicas de Cuba, parece probable la culminación de un acuerdo en el corto plazo.
Y los europeos también se apuran, como indican los pasos más recientes.
El medicamento para la cura de la úlcera del pie diabético ha ganado prestigio en el mundo. Está registrado en 23 países, entre ellos Rusia, Argentina, Venezuela, Turquía, Colombia, Ecuador, Ucrania y Vietnam, donde ha beneficiado a cerca de 250.000 personas.
Otros medicamentos de la biotecnología cubana con renombre internacional son el Heberferón, para cáncer de la piel, y las vacunas contra la meningitis y la hepatitis.
El grupo empresarial BioCubaFarma posee productos registrados en más de 50 países y exporta medicamentos a 48. Además de varios cientos de millones de dólares por exportaciones cada año, ese grupo ahora al país, por concepto de sustitución de importaciones, más de 1.700 millones de dólares.
Un dato puede acelerar el acercamiento estadounidense al Heberprot-P.
“En Estados Unidos, de más de un millón de personas que anualmente desarrollan úlceras de pie diabético, entre 200.000 y 350.000 sufren amputaciones”, comentó Rafael Ibargollín Ulloa, investigador del CIGB de Sancti Spíritus.
Pero las miradas del Norte hacia la industria biotecnológica y farmacéutica de Cuba no solo están motivadas por el acceso a un medicamento cuya exclusividad premió la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
Las principales transnacionales de la industria farmacéutica mundial tienen su sede central en Estados Unidos y la UE.
Queda a Cuba maniobrar en un terreno de competencia feroz, sin renunciar a los principios humanistas con que nació su biotecnología, ni a la misión que toca al primer sector que imprime un sello de alta tecnología a las exportaciones y a la economía cubana.
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