Norelys Morales Aguilera.─ Se ha dicho y vale repetir hasta que se abra paso la verdad, que Estados Unidos no ha desmontado el aparato de subversión contra Cuba, y echa mano a los más insospechados recursos, con generosos financiamientos y en diversos escenarios.
Una nueva denuncia la ha realizado el Semanario Voz bajo la firma de Alberto Acevedo [1], quien aporta información de cómo jefes y finacistas, con las marionetas de la contrarrevolución cubana, tejen la telaraña de la guerra sicológica y las campañas mediáticas contra Cuba, y también permite comprobar el empleo de esos los métodos de Estados Unidos en la región latinoamericana.
En esta denuncia, además, se trata del uso de los fondos del Plan Colombia, mediante dos ONGs, Corporación Caribe Afirmativo y Movimiento Nacional por los Derechos Humanos de las Comunidades Aírocotombanas (afrocolombianas) Cimarron, [2] para la organización de un taller para confeccionar los llamados Informes Sombra.
Este tipo de informes, en general, son herramientas de las ONG para vigilar a los Estados y demandar el cumplimiento de ciertas políticas en materia de derechos humanos. Pero, en el caso de Cuba, afirmó Acevedo, son las agencias de inteligencia de los Estados Unidos las que se mimetizan a través de ONG, tanto cubanas como extranjeras, para construir un remedo de ‘sociedad civil’, que en el fondo no son más que grupos de conspiración contra la revolución.
Durante los días 4 al 10 de septiembre pasado, el Hotel Tequendama en Bogotá fue escenario de una reunión de organizaciones no gubernamentales, y la participación de académicos, la mayoría de ellos vinculados a la Universidad Nacional, convocados con el propósito de adelantar una ‘capacitación’ en técnicas de elaboración de ‘informes sombra’. El objetivo fue la construcción de informes de derechos humanos de organismos que trabajan con población LGBTI.
La misión humanitaria de la reunión en realidad es una fachada. El evento fue organizado por el Instituto Raza, Equidad y Derechos Humanos, IRED, que fundó y dirige Carlos Quesada, un cubano-americano residente en Estados Unidos, que recibe copiosos recursos del Departamento de Estado y de las agencias norteamericanas de inteligencia, para adelantar programas anticubanos en el exterior, utilizando, a organizaciones no gubernamentales diversas, para darle un ropaje de “sociedad civil” a lo que en realidad es una conspiración contra la revolución socialista en Cuba.
Una fuente cercana a la reunión reveló al Semanario Voz el propósito de capacitar un grupo de personas que apoyaran actividades subversivas en Cuba. La reunión de Bogotá, coordinada y financiada por el IRED, no es la primera que se realiza en Colombia. Eventos similares se realizaron con anterioridad en Cali, Cartagena y Barranquilla.
La última reunión de Bogotá contó con la colaboración de Wilson de Jesús Castañeda Castro, presidente de la organización colombiana ‘Caribe Afirmativo’ y forma parte de uno de los proyectos anticubanos presentado por Quesada, financiado por el Departamento de Estado con un aporte de 800.000 dólares.
Quesada ha venido desarrollando estos programas contra Cuba desde el año 2011, para potenciar a grupos contrarrevolucionarios, como el Comité Ciudadano por la Integración Racial, CIR, la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana, las denominadas Damas de Blanco y una organización de juristas identificada como Cubalex. Todas ellas han recibido un jugoso financiamiento para presentarse como representantes de la sociedad civil cubana ante diversas entidades regionales e internacionales.
Los organismos norteamericanos que entregan esos fondos y organizan la preparación y entrenamientos de líderes, son el Buró de Democracia y Derechos Humanos y Trabajo, DRL, perteneciente al Departamento de Estado y otras entidades como la Fundación Nacional para la Democracia, NED, el Instituto Republicano Internacional, IRI, el Instituto Nacional Demócrata, NDI, y, desde luego, la USAID, que tiene un negro historial de actividades desestabilizadoras contra gobiernos progresistas a lo largo y ancho de la geografía latinoamericana.
Cada año, el Congreso de los Estados Unidos aprueba un presupuesto de unos 20 mil millones de dólares o más, para financiar programas desestabilizadores contra los gobiernos progresistas de la región. La mayor parte de ese presupuesto, orientado específicamente contra Cuba Socialista, lo entrega a organizaciones de fachada, como las arriba mencionadas, que se encargan del trabajo sucio, que ya no pueden hacer la CIA, el FBI o la DEA.
Quesada, emisario financiero de EEUU |
Una fuente cercana a la reunión reveló al Semanario Voz el propósito de capacitar un grupo de personas que apoyaran actividades subversivas en Cuba. La reunión de Bogotá, coordinada y financiada por el IRED, no es la primera que se realiza en Colombia. Eventos similares se realizaron con anterioridad en Cali, Cartagena y Barranquilla.
La última reunión de Bogotá contó con la colaboración de Wilson de Jesús Castañeda Castro, presidente de la organización colombiana ‘Caribe Afirmativo’ y forma parte de uno de los proyectos anticubanos presentado por Quesada, financiado por el Departamento de Estado con un aporte de 800.000 dólares.
Quesada ha venido desarrollando estos programas contra Cuba desde el año 2011, para potenciar a grupos contrarrevolucionarios, como el Comité Ciudadano por la Integración Racial, CIR, la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana, las denominadas Damas de Blanco y una organización de juristas identificada como Cubalex. Todas ellas han recibido un jugoso financiamiento para presentarse como representantes de la sociedad civil cubana ante diversas entidades regionales e internacionales.
Los organismos norteamericanos que entregan esos fondos y organizan la preparación y entrenamientos de líderes, son el Buró de Democracia y Derechos Humanos y Trabajo, DRL, perteneciente al Departamento de Estado y otras entidades como la Fundación Nacional para la Democracia, NED, el Instituto Republicano Internacional, IRI, el Instituto Nacional Demócrata, NDI, y, desde luego, la USAID, que tiene un negro historial de actividades desestabilizadoras contra gobiernos progresistas a lo largo y ancho de la geografía latinoamericana.
Cada año, el Congreso de los Estados Unidos aprueba un presupuesto de unos 20 mil millones de dólares o más, para financiar programas desestabilizadores contra los gobiernos progresistas de la región. La mayor parte de ese presupuesto, orientado específicamente contra Cuba Socialista, lo entrega a organizaciones de fachada, como las arriba mencionadas, que se encargan del trabajo sucio, que ya no pueden hacer la CIA, el FBI o la DEA.
En América Latina se apoyan en organizaciones que posan de defensoras de derechos humanos, como el Centro de Desarrollo de la Mujer Negra Peruana, Cedemunep, y en Colombia, el Instituto de Ciencias Políticas Hernán Echavarría Olózaga, el Movimiento Nacional Cimarrón, que lidera Juan de Dios Mosquera y el ya citado Caribe Afirmativo.
A su regreso a Colombia, Mosquera publicó un artículo donde afirmó: “Desde esta, mi primera visita a Cuba, y luego de los sucedido ayer, voy a ser un misionero para derrumbar ese mito romántico sobre la eterna revolución de Cuba, que ahora entiendo ha fracasado y es inviable a la vuelta de más de medio siglo. Está tan decrépita como el propio Fidel Castro, como las casas de La Habana, como los carros de Cuba”.
Estados Unidos considera que sectores como los afrodescendientes, la población LGBTI y la juventud, son vulnerables y susceptibles de ganar para aventuras contrarrevolucionarias en Cuba y por eso financia con jugosas sumas, iniciativas que se orienten en esta dirección. Y se apoya en organizaciones similares en América Latina, para darle un ropaje de legalidad a tan protervo propósito.
Notas
Mosquera y Cuesta Morua. |
En 2011, Juan de Dios Mosquera viajó a Cuba para articipar en un evento contrarrevolucionario, organizado por Juan Antonio Madrazo Luna, líder del CIR y otros mercenarios como Manuel Cuesta Morua, estrechamente ligado a la extrema derecha de Miami.
A su regreso a Colombia, Mosquera publicó un artículo donde afirmó: “Desde esta, mi primera visita a Cuba, y luego de los sucedido ayer, voy a ser un misionero para derrumbar ese mito romántico sobre la eterna revolución de Cuba, que ahora entiendo ha fracasado y es inviable a la vuelta de más de medio siglo. Está tan decrépita como el propio Fidel Castro, como las casas de La Habana, como los carros de Cuba”.
Estados Unidos considera que sectores como los afrodescendientes, la población LGBTI y la juventud, son vulnerables y susceptibles de ganar para aventuras contrarrevolucionarias en Cuba y por eso financia con jugosas sumas, iniciativas que se orienten en esta dirección. Y se apoya en organizaciones similares en América Latina, para darle un ropaje de legalidad a tan protervo propósito.
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