Francisco Arias Fernández.─ Los enemigos de Nuestra América, de la unidad latinoamericana y caribeña, de los sueños bolivarianos y martianos de independencia acuden una y otra vez a los recursos más sucios para tratar de legitimar golpes políticos o militares, como parte de proyectos cuidadosamente diseñados en los sigilosos laboratorios de los servicios de inteligencia occidentales, que históricamente han trabajado en coalición.
Cuando la correlación de fuerzas en el continente ha sido mayoritariamente a favor de los procesos integracionistas y de respeto a la soberanía, acuden a la conformación de un coro neoliberal de expresidentes, como plataforma alternativa de “figuras políticas” para hallar respaldo a cuanta patraña sea necesaria contra gobiernos, procesos o funcionarios.
Todo ello en paralelo a la acción continuada de proyectos subversivos y operaciones de inteligencia dirigidos a derrocar Presidentes “incómodos”, crear oposiciones ficticias, inventar y sufragar líderes y ubicando a sus títeres en puestos claves de organismos regionales que siempre han estado bajo su égida.
Los titulares de la prensa internacional son elocuentes: “expresidentes a favor del referendo revocatorio en Venezuela”, “políticos latinoamericanos respaldan decisión de juicio contra Dilma”, “expresidentes latinoamericanos y europeos apoyan a disidentes cubanos”, “comisión de expresidentes cuestionan resultados de cumbre mundial antidrogas”, “exmandatarios a favor de la legalización de la marihuana”…
¿Quiénes integran la nómina de los convocados o de los presentados? ¿Desde dónde los convocan y preparan? ¿Quiénes pagan y de dónde sale el dinero? ¿A qué otra cosa se dedican estos políticos? No todas las preguntas tienen respuestas fáciles porque están protegidas por agencias de inteligencia, aunque muchas nos las imaginemos.
Una y otra vez se repiten un grupo de personajes, con un pasado salpicado de sangre, corrupción o escándalos, encabezado por el español José María Aznar, los colombianos Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, el boliviano Jorge Quiroga, el chileno Sebastián Piñera, el uruguayo Alberto Lacalle. Al team de veteranos suman de vez en cuando a algún activo, como el siempre dispuesto secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, ideal para el proyecto estadounidense de reverdecer laureles con la organización y potenciarla como centro del universo neoliberal latinoamericano, una vez logre el propósito de socavar los intentos soberanos de integración.
Recientemente estuvieron reunidos en Miami todos los mencionados junto a la congresista anticubana Ileana Ros- Lehtinen, aliada del terrorismo que se genera en esa ciudad y abanderada de las peores causas contra América Latina; la anexionista venezolana María Corina Machado, y algún que otro contrarrevolucionario de origen cubano de los que crían en Miami y promueven desde Washington.
¿Para qué los utilizaron esta vez? La temática seleccionada fue “el cambiante panorama político del continente americano y cómo afrontar los retos que implica”. En pleno apogeo de los golpes blandos y sucios, gobernantes y políticos ultraderechistas replanteándose, desde la capital ideológica del sector como decía recientemente un comentarista latinoamericano, el futuro de la otra América, la del traspatio, la servil, la que defienden estas figuras. No por gusto los oradores principales fueron bien seleccionados: el español José María Aznar (la voz de la exmetrópolis) y los colombianos Álvaro Uribe y Andrés Pastrana (aliados incondicionales de siempre de Washington).
Los temas principales fueron oportunamente escogidos y definidos por los organizadores: “la situación del socialismo del siglo XXI”, “el proceso de destitución de la presidenta de Brasil”, “la crisis humanitaria y política en Venezuela”, “el referendo revocatorio”, “las elecciones en Perú, Argentina y República Dominicana”, y “el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU.”, todo bajo un ángulo neoliberal y ultraderechista sin tapujos. No puede ser de otra forma con este tipo de participantes seleccionados, que dieron las declaraciones que todos esperaban a los monopolios de la comunicación, arremetiendo contra Dilma, Maduro, Evo u Ortega. Sobre Cuba el show se centró en la promoción de la “nueva contrarrevolución” o más bien la misma reciclada y fracasada. Almas viejas con armas o caras nuevas.
Según medios de prensa, el evento estuvo patrocinado por la entidad “Concordia.net”, el Miami College, la American Society (AS), y Council of the America y la televisora Univisión, con dinero de la Agencia de los EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el Instituto Nacional Demócrata (NDI) y el Instituto Republicano Internacional (IRI).
Aunque algunas de estas figuras reciben una jugosa pensión de por vida por haber sido jefes de Estado o Gobierno, son habituales a las conferencias “magistrales” por decenas de miles de dólares ante “selectos” auditorios ultraderechistas o anticomunistas de cualquier parte del mundo, en las que narran sus “hazañas” espoliadoras y los favores a sus amos; publican libros, son consultores de empresas privadas, observadores de elecciones y críticos permanentes de gobiernos progresistas.
De acuerdo con medios digitales españoles, el expresidente de gobierno José María Aznar, el más rico de los exmandatarios de ese país, recibe anualmente 75 mil euros de los Presupuestos Generales del Estado por haber ostentado el cargo; 200 mil anuales como consejero de una docena de multinacionales y cobra 40 mil euros por cada discurso de hora y media en cualquier parte del mundo. Además, había ingresado 600 mil por tres libros y recibe retribuciones como profesor en la Universidad Georgetown en EE.UU. y el Instituto Tecnológico de Monterrey, México. El medio no dice cuánto le pagan por su participación en el coro neoliberal y los encargos macabros contra los pueblos de Nuestra América.
El millonario Sebastián Piñera como los no menos acaudalados Álvaro Uribe y Andrés Pastrana tienen indistintamente huellas en sus hojas de servicio de represión violenta de estudiantes, indios y campesinos, donde no faltan las víctimas mortales y los episodios turbulentos.
Washington no ha dejado de utilizarlos desde que los impuso como Presidentes del modelo neoliberal que implantó en América Latina durante los años 90. Ahora han devenido instrumentos para promover lo que llaman la restauración de la derecha, mediante un coro disponible para alimentar eventos, campañas o las páginas y espacios informativos de los monopolios internacionales de prensa.
Una nebulosa iniciativa denominada “Concordia” nacida en Estados Unidos un año después de los atentados del 11 de septiembre, está encabezada por el Consejo de Liderazgo del que forman parte estos expresidentes, líderes empresariales y expertos en política afines, un comodín a disposición de cualquier empeño ultraderechista, que ha dicho presente durante los recientes golpes de Estado y en los preparativos de los que traman ahora.
http://razonesdecuba.cubadebate.cu/articulos/el-coro-neoliberal-negocio-de-ex-presidentes/
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