Eileen Sosin Martínez.-- Es oficial: Cuba queda fuera de los “países patrocinadores del terrorismo”. Tras los 45 días requeridos –desde que el Congreso norteamericano recibiera la propuesta del presidente Obama de eliminar a la Isla de la “lista negra”-, estamos hablando de un hecho consumado. ¿Qué consecuencias puede tener esta medida? ¿Cuánto podría acelerar el establecimiento de relaciones diplomáticas “normales” con Estados Unidos? ¿Cómo influye en la inserción económica de Cuba a nivel internacional? Varios académicos ofrecen su visión del fenómeno.
Turismo
“Ante todo, Cuba nunca debió aparecer en esa lista como un Estado patrocinador del terrorismo”, opina José Luis Perelló, investigador y profesor titular de la facultad de Turismo de la Universidad de La Habana.
“Para muchos mercados emisores de turismo y sus operadores de viajes, resulta ‘incómodo’ visitar o negociar paquetes turísticos con un destino incluido en una lista como esa. Ello también daña la Imagen Turística de Cuba y sus potencialidades para negociar con importantes compañías internacionales hoteleras y de la recreación. La exclusión de Cuba de la ‘lista’ revierte esos impactos negativos.
“El anuncio de las intenciones de restablecer las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, la apertura de embajadas y la eliminación de la lista de patrocinadores del terrorismo, han tenido como respuesta un vertiginoso crecimiento del turismo internacional hacia la Isla. Hasta este mes de mayo han arribado un millón y medio de visitantes internacionales. Y no solamente desde Estados Unidos, que ha crecido en las llegadas un 36% en lo que va de año; también Alemania (22%), Francia (25%), Reino Unido (26%), España (16%), por citar algunos.
“Es también una oportunidad para la integración turística caribeña; ahora le toca a los pequeños estados insulares trazar estrategias para el multidestino, con nuevas rutas comerciales de ferries y una novedosa movilidad del yatismo. En la industria de cruceros las oportunidades y el potencial de integración serán extraordinarios.
“Para el país desarrollar el turismo exigirá nuevas inversiones en infraestructuras de apoyo: modernización de puertos y marinas; ampliación de aeropuertos y construcción de otros nuevos; reparación de vías y mejoramiento del transporte terrestre. Tales inversiones exigen cuantiosos montos, solamente posibles mediante instituciones financieras internacionales, de las que Cuba está excluida, entre otras razones por aparecer en la lista de países patrocinadores del terrorismo”.
“Faltaría que la Casa Blanca inicie la revisión de los mandatos del Congreso que condicionan la relación de Cuba con las instituciones financieras internacionales.La legislación permite una dispensa si el Presidente determina que hacerlo beneficia los intereses de Estados Unidos y así lo notifica al Congreso”.
Inversión extranjera
“Que Cuba esté fuera de la lista de países terroristas, y con el anuncio de ambos gobiernos sobre una normalización de las relaciones diplomáticas, es una buena señal, no solo para los empresarios de Estados Unidos, sino para posibles inversionistas de ese origen, respecto a pensar en cómo participar en la apertura económica que el país está realizando”, señala Omar Everleny, profesor e investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC).
“También para la comunidad inversionista de otros orígenes –especialmente europeos y latinoamericanos-, está el temor de que pudieran ser desplazados del mercado cubano en el largo plazo, por lo que han incrementado en los últimos 4 meses su agresividad en presentar proposiciones atractivas para el Estado cubano.
“Así, después del anuncio realizado el 17 de diciembre, son más de 300 las propuestas de inversión que ha recibido la Oficina de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, e incluso sin poder materializarlo aún, hay propuestas de Estados Unidos.
“Los bancos, o entidades financieras, estarían menos atemorizadas en intercambiar y buscar información sobre la realidad nacional, ya que Cuba tenderá a ser un país más ‘normal’ para sus intereses económicos en el futuro, y desde ya pueden decidir estudiar las potencialidades que ofrece al empresariado de Estados Unidos.
“Pero lo que no se puede obviar es que las respuestas significativas por parte de los grupos empresariales todavía no se pueden realizar, porque las decisiones económicas sobre Cuba están codificadas en un entramado legal y jurídico, son leyes, que solo se pueden derogar por el Congreso norteamericano. De ahí la importancia de potenciar un fuerte cabildeo por parte de los intereses de las grandes corporaciones o empresas de Estados Unidos, que entiendan las bondades de un nuevo mercado que se abre para ellos”.
Política
“Primero hay que decir que Cuba saldrá de una lista donde nunca debió estar. Es una cuestión de justicia elemental”, apunta Dalia González, profesora e investigadora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre los Estados Unidos (CEHSEU).
“La designación de Cuba ha tenido que ver más con motivaciones políticas que con alguna causa real. De hecho, el último reporte anual del Departamento de Estado, publicado el 30 de abril de 2014, admitía, como en ocasiones anteriores, que ‘no hay información de que el gobierno cubano haya suministrado armamento o entrenamiento paramilitar a grupos terroristas’. Y más allá, se trata de una lista que ni siquiera debería existir – ¿quién otorgó el derecho al Departamento de Estado norteamericano de decidir qué país es terrorista y sancionarlo por eso?
“Una vez que un Estado es designado patrocinador del terrorismo, existen consecuencias tanto simbólicas como económicas. Forma parte de la demonización de un país, y eso no es algo menor. Incluso para Obama, sería más difícil explicar que quiere normalizar relaciones con un país que ellos mismos consideran patrocinador del terrorismo. En términos prácticos, la decisión del presidente norteamericano –largamente esperada-, elimina uno de los principales obstáculos para el restablecimiento de los nexos diplomáticos entre ambos países.
“Estar en la lista implica restricciones legales en cuanto a exportaciones, comercio, ayuda al desarrollo, créditos y otros. En el caso cubano, casi todo el costo económico de estar en la lista queda subsumido por el bloqueo. El resultado es que la Isla ha sufrido una doble persecución: en el acoso a sus transacciones financieras en el mundo, y la consiguiente negativa de bancos a operar con Cuba por temor a las sanciones de Washington; y en la imposición de multas multimillonarias a estos.
“Tal situación explica, además, por qué no existía un banco que diera servicios financieros a la Sección de Intereses de Cuba en Washington. Adicionalmente, los legisladores contrarios a Cuba en el Congreso estadounidense han presentado proyectos de ley contra los países incluidos en la lista para, de esa forma, afectar a la nación antillana por decantación, y mejorar las posibilidades de éxito de sus propuestas.
“Como Cuba dejará de ser vista como una supuesta ‘amenaza’, eso podría facilitar los propios debates en el Congreso en torno al bloqueo, y restarle argumentos a quienes abogan por mantenerlo”.
Rebelion/Progreso semanal
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