Obama alivia el bloqueo y busca los mismos objetivos de sus antecesores

David Brooks.-- El gobierno de Barack Obama implementó una serie de medidas para proceder con la normalización de relaciones con Cuba, las cuales desmantelan buena parte de la política del bloqueo del último medio siglo, pero esto fue justificado como una nueva manera de lograr los mismos objetivos de hace décadas: fomentar el cambio político y económico en la isla.

Las medidas elaboradas según la orden ejecutiva de Obama que entran en vigor a partir de este viernes anulan varias restricciones sobre comercio, viajes e intercambios bancarios establecidas por el bloqueo estadunidense durante las últimas décadas.

Entre los cambios principales: se permitirá la exportación de ciertos bienes al sector privado cubano –sobre todo materiales de construcción y aparatos y sistemas de telecomunicaciones– y se facilitará aún más el comercio de bienes agrarios y médicos; bancos estadounidenses podrán abrir cuentas en Cuba, y viajeros, empresarios y los que hacen remesas podrán usar tarjetas de crédito y débito; ya no serán necesarias licencias para ventas al sector privado cubano, ni para el envío de material a organizaciones civiles en la isla, así como también donaciones a ciertos sectores.

Más remesas

Aunque no se anula la prohibición del turismo estadunidense a la isla, ya no se requiere una licencia especial para viajar, sino simplemente la declaración de que uno viajará según los 12 rubros establecidos (para fines culturales, científicos y de educación, entre otros). Los viajeros ahora podrán usar sus tarjetas de crédito en la isla, y regresar con un total de 400 dólares en productos cubanos, que incluyen hasta 100 por persona en ron y tabaco cubanos.

Por otro lado, las nuevas medidas elevan a 2 mil por trimestre las remesas que se pueden hacer a un cubano (con excepción de ciertos funcionarios del gobierno de la isla o del Partido Comunista) y deja sin límites envíos destinados a cubanos para uso en proyectos humanitarios, de apoyo al pueblo cubano o para el desarrollo de empresas privadas, así como para organizaciones independientes que buscan promover una “transición rápida y pacífica a la democracia”, y el “fortalecimiento de la sociedad civil”.

Las nuevas medidas se implementan a poco menos de un mes del sorpresivo anuncio de ambos gobiernos de que restaurarían relaciones diplomáticas y sólo tres días después de que Washington confirmó que La Habana cumplió con su promesa de liberar a 53 prisioneros en Cuba, parte del proceso para encarrilar la normalización.

La semana entrante, una delegación encabezada por la secretaria asistente de Estado Roberta Jacobson, la diplomática encargada de las relaciones interamericanas, viajará a Cuba para proceder con el proceso de normalización, que incluye restablecer una plena relación diplomática. Si todo procede como se anticipa, se contempla que el secretario de Estado John Kerry realice una visita oficial a la isla en los próximos meses.

El gobierno de Obama reiteró que todo esto se impulsa con el propósito de promover el mismo objetivo estadounidense de siempre: el cambio en Cuba. Una declaración de la Casa Blanca sobre el inicio del proceso de normalización con la implementación de estas medidas afirma: firmemente creemos que permitir un incremento en viajes, comercio y el flujo de información hacia y desde Cuba permitirá a Estados Unidos promover mejor nuestros intereses y mejorar las vidas de cubanos ordinarios.

Agrega que la política del pasado no ha funcionado por más de 50 años, y creemos que la mejor manera de apoyar nuestros intereses y nuestros valores es a través de la apertura en lugar del aislamiento. Estados Unidos mantiene su compromiso con nuestro objetivo duradero de promover el surgimiento de una Cuba más próspera, que respete los derechos universales de todos sus ciudadanos.

Jacob Lew, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, dependencia encargada de aplicar las nuevas medidas –junto con las secretarias de Comercio, Estado y Transporte– declaró que éstas representan un paso más hacia sustituir políticas caducas que no estaban funcionando y ponen en lugar una política que ayuda a promover la libertad política y económica para el pueblo cubano.

Aun con todo esto, el bloqueo sigue en vigor, y aún no se permitirá un flujo libre de comercio, inversión y turismo. Vale recordar que el bloqueo sólo puede ser levantado por el Congreso, algo que ha solicitado Obama pero que por ahora pocos esperan. Sin embargo, para observadores estas medidas desmantelan, en los hechos, partes fundamentales del bloqueo que se impuso en 1960, poco después del triunfo de la revolución en Cuba.

El anuncio de hoy fue recibido con las esperadas condenas de políticos cubano-estadunidenses. El senador republicano de Florida, Marco Rubio, cubano-estadounidense, afirmó que el régimen de Castro utilizará los beneficios de todo esto para financiar su represión contra cubanos, como también sus actividades contra intereses nacionales estadounidenses en América Latina y más allá.

Pero a la vez, la Cámara de Comercio de Estados Unidos, figuras políticas de un amplio espectro, organizaciones latinas y otras entidades influyentes aplaudieron el anuncio.

El giro más dramático en la relación bilateral fue fruto de negociaciones secretas durante 18 meses, algunas facilitadas por el Vaticano y, en menor grado, Canadá, las cuales culminaron el mes pasado con la liberación de un contratista estadounidense encarcelado en Cuba por violaciones a la ley, y tres agentes cubanos presos por Estados Unidos por 16 años. Eso fue seguido por una conversación telefónica directa entre Obama y su homólogo cubano, Raúl Castro, y un anuncio simultáneo a sus respectivos pueblos por ambos presidentes el día siguiente.

La Jornada/Cubadebate

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