La situación pudiera alcanzar tal gravedad política, que se espera que Washington anuncie garantías especiales de no sancionar a los bancos que, en este caso específico, operen con el Gobierno cubano (2).
Pero esta nueva crisis provocada por la política de bloqueo a Cuba es camuflada mediante eufemismos por algunos grandes medios. El portal de la BBC en español apuntaba a “una traba bancaria” como causante de la paralización de los servicios consulares (3). Y el diario español “El Mundo” a “diferencias (del Gobierno cubano) con el banco M & T” (4).
Este diario reconvertía en supuestos “analistas” y “observadores” a conocidos personajes de la ultraderecha anticastrista que, lejos de reconocer que el bloqueo de EEUU puede causar un nuevo drama en miles de familias cubanas, apuntaban a “una treta” del Gobierno cubano para forzar a Washington. Carlos Alberto Montaner, exagente de la CIA y reclamado por la Justicia cubana por su actividad terrorista (5), pero presentado en El Mundo como “escritor y analista cubano”, justificaba las sanciones de EEUU a la banca porque "se sabe que el Gobierno de Cuba lava dinero”.
El colmo del cinismo llegaba del propio Departamento de Estado, que aseguraba a un medio británico que desconoce por qué el banco M & T había dejado de prestar servicios a Cuba (6). Su portavoz apuntaba incluso a una posible falta de rentabilidad de estos servicios, por “la complicada naturaleza de las necesidades bancarias cubanas y (sus) problemas de convertibilidad” monetaria.
Pero ni una palabra sobre las multas astronómicas del Departamento del Tesoro a los bancos internacionales por operar en dólares con entidades cubanas (7). El banco Credit Suisse AG, por ejemplo, fue multado con 536 millones de dólares, y el Lloyds Bank de Londres con 80 millones. Hace unos meses, el banco italiano Intesa San Paolo tuvo que pagar a Washington tres millones por la misma razón. Y el gigante bancario suizo UBS fue castigado con 140 millones simplemente por cambiar a Cuba billetes viejos de dolar por billetes nuevos.
El sistema bancario internacional, que actúa con plena libertad gracias a la política de desregulación neoliberal, está sin embargo sumamente vigilado por el Tesoro norteamericano cuando se trata de aplicar de manera extraterritorial sus sanciones unilaterales a Cuba y otros países.
Estas presiones a la banca llegan incluso a ONGs de solidaridad con la Isla. La asociación vasca de amistad Euskadi-Cuba denunciaba la retención durante días, por parte de bancos europeos, de varias transferencias para la compra de materiales agrícolas con destino a cooperativas cubanas. La razón: la aparición de la palabra “Cuba” en dichas operaciones bancarias.
Es evidente que el Gobierno de La Habana, inmerso en un proceso de reactivación de la economía del país, es el último interesado en paralizar el flujo de viajeros desde EEUU. Desde que el Gobierno de Barack Obama levantara las restricciones de viaje a la Isla a la población cubano-americana, EEUU se ha convertido en el segundo emisor de visitantes tras Canadá (8). En 2012, 476.000 emigrantes viajaron de vacaciones a su país natal. Además, otras 98.000 personas no cubanas lo hicieron a través de licencias especiales, los llamados viajes “people to people”, una excepción a la prohibición de viajar a Cuba que se mantiene sobre la población estadounidense no cubana (9). ¿Se imaginan el colosal flujo de visitantes y la entrada de divisas para la Isla si se levantara la prohibición al turismo norteamericano?
En ninguno de los grandes medios consultados hemos leído alusión alguna a la resolución casi unánime de la Asamblea General de Naciones Unidas, en octubre pasado, pidiendo la eliminación del bloqueo a Cuba (10). Tampoco un solo artículo de opinión de un analista que critique a EEUU por el incumplimiento reiterado de 22 resoluciones contra este bloqueo, la última firmada por 188 países.
Y es que en el acatamiento de esta resolución respaldada por la Comunidad Internacional en pleno está la solución no solo de esta crisis puntual que puede afectar a miles de familias cubanas, sino también de las carencias materiales que impactan en las condiciones de vida de la población civil cubana.
Notas:
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