Posada Carriles, Uribe Vélez, Macaya Álvarez, Micheletti
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Sin embargo, el ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz de Venezuela, Miguel Rodríguez Torres, ha sido contundente al señalar que de 2. 5 millones de dólares habría costado el plan de magnicidio contra Maduro, organizado en Miami, Panamá y Colombia por la extrema derecha. Indicó, además, que los responsables son los grupos conspirativos miamenses.
El ataque se planificó desde Miami y Panamá por el exagente de la CIA, Luis Posada Carriles junto al empresario de bienes raíces Eduardo Macaya Álvarez, (ambos de origen cubano) en colaboración con un grupo de venezolanos y colombianos, entre ellos el expresidente Álvaro Uribe Vélez, tal como había dado a conocer el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
No hay que dejarse engañar. La conexión con Estados Unidos y sus agencias de inteligencia es notoria y pública. Venezuela no puede hacer más que denunciarlos y requiere de acompañamiento en las actuales circunstancias.
Luis Posada Carriles no es un pacífico viejecito que pasa sus últimos años refugiado en Miami. No, desde allí mueve los hilos del asesinato y la conspiración como le enseñaron sus entrenadores de la CIA, y tiene toda la protección norteamericana.
En 2011 las autoridades judiciales no tuvieron más remedio que llevar el sujeto a juicio, pero lo hicieron por mentir a las autoridades migratorias, dejando de lado las acusaciones y pruebas que lo incriminan como el mayor terrorista del hemisferio, culpable de la voladura de un avión de pasajeros con 73 civiles a bordo, atentados con bombas en La Habana que mataron al turista italiano Fabio Di Celmo y varios intentos de asesinato contra Fidel Castro y otros líderes cubanos. Más aún, Estados Unidos se ha negado a desclasificar documentos sobre el magnicidio del presidente John F. Kennedy, donde se revelarían las implicaciones de cubanos reclutados por la CIA, entre los cuales está Posada Carriles.
Si Estados Unidos juzgase a este hombre por sus asesinatos saldrían a luz demasiadas acciones sucias de los servicios de inteligencia norteamericanos y personeros de la política imperial. El mismo Posada Carriles ha amenazado a la CIA con contar sus secretos. Posada Carriles es la cara visible de las más tenebrosas operaciones y la conexión con Washington de terroristas y asesinos. Quien lo dude, más que necio es cómplice.
Las autoridades venezolanas también han denunciado a Eduardo Macaya Álvarez, nacido en Cuba el 12 de noviembre de 1949, dueño de un negocio de bienes raíces en Miami y participante directo de acciones terroristas de los grupos Coordinador de Organizaciones Revolucionarias Unidas (Coru) y Omega 7, sospechoso de haber participado en el asesinato de un funcionario diplomático cubano en la ONU, Félix García, en septiembre de 1980; ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos que participó en la guerra de Vietnam y de la primera guerra del Golfo en Irak. Se vinculó igualmente a Rodolfo Frómeta, de Comandos F4, un grupo anticubano en Miami. Realizó entrenamientos a inicios de junio de 2013 a venezolanos opuestos al gobierno del país.
Según Diosdado Cabello, “este señor, por instrucciones precisas de Posada Carriles, es quien está al frente de las operaciones para el asesinato del compañero Nicolás Maduro”.
Las autoridades de Venezuela han anunciado tener pruebas de la participación de otros terroristas cubanos en el plan de magnicidio contra Nicolás Maduro que ha sido denunciado.
Pero no se limitan las evidencias a Posada Carriles y Macaya Álvarez. Hay otros implicados según Rodríguez Torres que ha hablado de la participación de varios sujetos, tales como “El Eddy, anticomnunista de Miami, financiado por Posada Carriles, el Grupo Julio, integrado por cubanos que han sido entrenados para matar a Fidel, Chávez y ahora al presidente Maduro, así como otro identificado como “Many” de 80 años.
Las denuncias solo sacan a la luz el accionar de estos terroristas prohijados por Estados Unidos para ser usados, entre otros por Álvaro Uribe Vélez, el expresidente colombiano, vinculado al narco y los paramilitares, autor de la patente de corso para las bases de Estados Unidos en Colombia contra Venezuela y América Latina, así como al golpista hondureño protegido, Ricardo Micheletti. Tutela e impunidad de Washington. No lo olvidemos.
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